Exantema súbito: qué es y cómo se trata

Con el término «sexta enfermedad» se designaba a una infección típica de la infancia. Este nombre ha caído en desuso, debido a que el avance tecnológico permitió vincular a un virus con el exantema súbito.
Exantema súbito: qué es y cómo se trata
Maryel Alvarado Nieto

Escrito y verificado por la médica Maryel Alvarado Nieto.

Última actualización: 09 julio, 2023

El exantema súbito, también llamado roséola infantil, es una infección producida por un virus. A principios del siglo pasado formaba parte de un grupo de afecciones frecuentes en niños, que tenían como aspecto común la aparición de erupciones en la piel.

Estas entidades clínicas, dentro de las que se nombraban también al sarampión, la rubeola y la varicela, fueron enumeradas a medida que eran descritas. Por lo que la roséola infantil se denominó «sexta enfermedad».

El término exantema alude a la presencia de una erupción que afecta la superficie corporal. Cuando la erupción compromete a las mucosas se utiliza el vocablo enantema.

¿Por qué se produce el exantema súbito?

Se conoce que la sexta enfermedad tiene un origen viral, siendo causada por los virus del herpes humano (HHV) tipo 6 y 7. Existen dos variantes del HHV-6 (A y B), pero la 6B es la que produce con más frecuencia el exantema súbito.

Estos virus están en más del 95 % de los adultos. Por lo que es una infección de alta prevalencia a nivel mundial.

Hasta el momento, se cree que el mecanismo de transmisión es a través de las gotitas de saliva que se dispersan con la respiración, la tos o el habla. Sin embargo, también es posible la infección congénita, debido a que el HHV tiene la capacidad de unirse al genoma, transfiriéndose con los cromosomas durante la concepción. Aunque esta transmisión es rara.

La presencia del virus en diversas células del organismo se mantiene de por vida.

¿A quién afecta?

Más del 95 % de los que presentan exantema súbito tienen entre 6 meses y 3 años de edad. Por ello, se considera un cuadro típico de la infancia.

Sin embargo, debido a que el virus permanece latente en el organismo, las reactivaciones son posibles, aunque tienden a pasar inadvertidas. En los bebés pequeños, la roséola infantil es poco frecuente por la protección que le confieren los anticuerpos maternos que atravesaron la placenta.

Virus herpes.
El virus causal del exantema súbito pertenece a la familia de los Herpesviridae.

Cuadro clínico de la sexta enfermedad

La roséola infantil suele distribuirse por la piel del tórax y el abdomen, afectando en menor medida la superficie de las extremidades, la cara y la región detrás de las orejas. En raras ocasiones, es posible observar lesiones en el paladar y la úvula.

El síntoma inicial es la fiebre, que suele ser elevada y dura un par de días. Luego que la temperatura se normaliza, aparece la manifestación típica, con una erupción rosada, irregular y pequeña, a predominio del tronco.

Es relevante resaltar que, debido a que la fiebre ha cedido al momento de la erupción, el niño suele tener buen estado general. Y por esta razón, la infección a veces es subestimada por los padres.

Adicional a la erupción, algunos pacientes presentan también amigdalitis, faringitis u otitis media, cuyas características clínicas orientan a un origen viral. Del mismo modo, es habitual el aumento de tamaño de las cadenas ganglionares del cuello, pero la exploración de las mismas no resulta dolorosa para el niño.

En algunos pacientes, la infección puede cursar sin ningún síntoma. Otras manifestaciones menos frecuentes incluyen las siguientes:

  • Diarrea.
  • Vómitos.
  • Dolor de cabeza.
  • Dolor abdominal.
  • Manchas rojizas puntiformes en paladar y úvula.
Luego de 24 a 48 horas, la erupción revierte por completo.

Es preciso destacar que, en ocasiones, por temor a la temperatura elevada, se puede recurrir al uso de antibióticos de forma apresurada. Ya que el exantema aparece a los pocos días, es fácil considerar de forma errónea a la erupción como una reacción de sensibilidad al medicamento.

Complicaciones del exantema súbito

Aún se desconoce qué pacientes poseen una mayor probabilidad de desarrollar complicaciones, pero hasta un tercio de los niños tienen riesgo de tenerlas. Las más importantes son las que afectan el sistema nervioso central (SNC), entre las que destacan la convulsión febril y la encefalitis.

En cuanto a los mecanismos capaces de producir manifestaciones neurológicas, aún queda mucho por dilucidar. De hecho, algunos autores consideran que el virus persiste en el SNC después de la primera infección, representando un mayor riesgo de convulsión febril y síntomas neurológicos en el paciente.

Sin embargo, existe discrepancia entre los distintos estudios, por lo que más investigaciones son necesarias.

Por otro lado, aunque la sexta enfermedad suele considerarse trivial, las personas con deficiencias en el sistema inmunitario y aquellas que han recibido trasplantes muestran una mayor predisposición a infecciones más graves, así como mayor riesgo de complicaciones y reactivaciones del proceso viral. Por ello, el seguimiento cercano de los pacientes trasplantados resulta vital.

¿Cómo se diagnostica la roséola infantil?

El reconocimiento del cuadro infeccioso es clínico y está basado tanto en la presencia del exantema como en la remisión de la fiebre antes que la erupción aparezca. Las pruebas complementarias no son indispensables, pero pueden determinar la existencia de anticuerpos.

Del mismo modo, la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) sirve para detectar el ADN viral. Pero su costo, en comparación con la evolución benigna de la enfermedad, no justifica su uso regular.

Revisión con el pediatra.
El médico diagnosticará la enfermedad con la observación. En general, no se requieren métodos complementarios.

Diagnóstico diferencial

La principal diferencia con el resto de enfermedades exantemáticas de la infancia es que, en la roséola, la fiebre cede antes de la aparición de las lesiones. Por otro lado, las características propias de la erupción ayudan a distinguirla de otros procesos virales.

Sin embargo, es importante conocer algunos diagnósticos diferenciales:


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Tratamiento del exantema súbito

Al ser un proceso viral que remite por completo de manera espontánea, no necesita un tratamiento específico. Por ello, existe un consenso en apoyar al niño con el manejo de sus síntomas.

Esto quiere decir que se deben prescribir antipiréticos para tratar la fiebre. Del mismo modo, es importante recomendar el reposo y la ingesta de líquidos.
Algunos autores consideran que la administración de antivirales (ganciclovir, por ejemplo) podría tener alguna utilidad para disminuir la carga viral. Pero esta teoría no está demostrada y son necesarios más estudios al respecto.


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