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Fagofobia o miedo a tragar: 9 signos y cómo superarlo

5 minutos
Haber sido testigos de una situación traumática o grave de atragantamiento de otra persona puede ser un factor para el desarrollo de la fagofobia. Te contamos más.
Fagofobia o miedo a tragar: 9 signos y cómo superarlo
Maria Fatima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales

Última actualización: 25 mayo, 2023

Mientras que para algunas personas degustar un alimento es placentero, para otras puede convertirse en un auténtico problema. Hablamos de la fagofobia, también conocida como “miedo a tragar”.

Imagina que un acto tan cotidiano, como llevarse un trozo de tu comida favorita a la boca, se convierta en una misión imposible. ¿De qué se trata?

Los 9 signos de fagofobia o miedo a tragar

En primer lugar, es necesario destacar que el componente principal de la fobia tiene que ver con un temor irracional. Es decir, se trata de un miedo desproporcionado a la situación de amenaza. Por eso mismo, la persona empieza por evitar el estímulo aversivo o bien lo tolera, pero con gran malestar.

Respecto al modo en que se desarrolla una fobia, Bados (2009) menciona 3 principales, que no son excluyentes: el condicionamiento clásico, el aprendizaje vicario (ser testigo de una situación traumática) y la transmisión de información.

En el caso de la fagofobia, una persona puede tener miedo a la ingesta de alimentos por haberse atragantado con un hueso, o bien por haber visto a un familiar en una situación similar. En este último caso, mientras más graves hayan sido las consecuencias o más complejas, hay más probabilidades de desarrollar la fobia.

Algunos de los signos que la caracterizan son los siguientes:

  1. Rumiación o masticación de la comida durante largo tiempo, sin conseguir tragar.
  2. Pensamientos ansiosos y anticipatorios respecto al momento en que se debe consumir el alimento.
  3. Miedo a atragantarse, a perder el control de la situación.
  4. Sudoración.
  5. Taquicardia y palpitaciones.
  6. Aumento de la presión sanguínea.
  7. Sensación de náuseas y arcadas.
  8. Respiración acelerada.
  9. Tensión muscular en la zona del cuello y los hombros.
Los signos y síntomas son parecidos a lo que sucede en estados de gran ansiedad y crisis de estrés o pánico.

¿Cómo superar la fagofobia o miedo a tragar?

En primer lugar, es importante considerar que la fagofobia representa una dificultad adicional respecto a otros tipos de fobias, cuyo estímulo aversivo es menos frecuente. Dicho obstáculo se relaciona con el hecho de que está implicado un acto cotidiano, como el de tragar los alimentos. Por lo tanto, condiciona no solo la nutrición, sino también las actividades sociales.

Veamos algunas de las sugerencias para afrontar la fagofobia.

Psicoeducación

Este es uno de los primeros recursos sobre los que se trabaja durante un proceso psicoterapéutico. Consiste en brindar información al paciente respecto al malestar que lo aqueja.

De este modo, al entender qué le sucede, también se pueden identificar los signos, su comienzo y su duración. Esta es una medida que le permite al paciente racionalizar su temor y sentir que tiene algún tipo de control.

Empleo de técnicas de relajación y de afrontamiento

Con ellas se busca proporcionar al paciente recursos para que pueda relajarse y mantener la calma ante la situación temida. De esta manera, lo que se intenta es evitar que se disparen el temor y la ansiedad, que alimentan un espiral sin salida.

Entre las técnicas de aplicación más sencilla se sugieren la respiración y la relajación muscular progresiva. Hoy en día, en especial en en aquellos casos en los que los pacientes se encuentran más bloqueados, se les puede recomendar que dejen guardados en sus dispositivos móviles algunos audios de guía, con ejercicios y pautas.

Uso de técnicas de visualización

Este es uno de los pasos anteriores a la exposición a la situación temida. Consiste en guiar al paciente a que se imagine qué sucede en el momento en que consume los alimentos, cómo se siente físicamente, cuáles son sus emociones. Luego, se lo ayuda a pensar en soluciones para resolver el conflicto.

Exposición

De manera gradual y progresiva, se expone al paciente al estímulo fóbico. El objetivo es que se habitúe poco a poco a los alimentos.

Por ejemplo, primero que se acomode en una mesa como si fuera a comer. Luego, se sirven diferentes alimentos en un plato.

En tercer lugar, se le pide que haga el intento de comer. Se podrían ofrecer alimentos más líquidos (como un puré). En la actualidad, y gracias al uso de la tecnología, la exposición ofrece una variante a través de la realidad virtual. Esto le permite al paciente afrontar la situación “como si” estuviera en ella, aunque se trate de una simulación.

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El miedo a tragar interrumpe una función básica de la vida, por lo que requiere abordaje para ser solucionado.

Colaboración por parte del entorno

Sin dudas, dado que el comer es un acto cotidiano, es posible que las personas con las que vive el paciente también se vean afectadas. Por ejemplo, por la resistencia a comer o por todo el tiempo que se pierde en la mesa.

Sin embargo, es necesario que los familiares reciban información acerca del cuadro fóbico y puedan ayudar a implementar estrategias. Pueden evitar presiones o enojos frente a la imposibilidad de comer del otro. Estas situaciones de disgusto provocan aún mayor ansiedad, lo que perpetúa el problema.

La búsqueda de diagnósticos precisos

La fagofobia no es un tipo de fobia que se presente de manera habitual. Sin embargo, muchas veces es confundida con otras situaciones, lo que complica el diagnóstico.

Cuando el paciente refiere que tiene “el apetito cerrado” y que esa es la causa por la que no come, en realidad se trata de una excusa para justificar la evitación de la ingesta. Una excusa que, en otras circunstancias, no tendría nada de atípico. Sin embargo, en cuadros como la fagofobia, es la que mantiene el problema, pues lo evita.

A su vez, es importante distinguir el temor a comer respecto del rechazo a comer. Quienes tienen fagofobia manifiestan deseos de degustar la comida; quisieran poder comer con tranquilidad y disfrutar de ella, pero el temor es más intenso.

En el caso de la fagofobia, postergar la consulta con un profesional puede derivar en complicaciones o en casos más severos. Aquí vale mencionar a la desnutrición o incluso la anorexia.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Bados, A. (2009). Fobias específicas. Departament de personalitat, Avaluacio y Tractament Psicologics: Universidad de Barcelona.
  • Delgado RAC, Sánchez LJV. Miedo, fobias y sus tratamientos. Rev Elec Psic Izt. 2019;22(2):798-833.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.