Fantasías sexuales: todo lo que quieres saber y hasta más
Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz
Aún existen muchos mitos y tabúes en torno a la sexualidad que nos impiden vivirla plenamente. Específicamente, si hablamos de fantasías sexuales, podemos pensar que se trata de algo poco apropiado, que constituye algún tipo de trastorno o que, incluso, implica una infidelidad si estamos en pareja. Lejos de estas creencias, la fantasía puede ayudarnos a despertar el deseo y avivar la pasión.
Todas las personas tienen fantasías sexuales en algún momento y estas suelen acompañarnos desde la pubertad. Están creadas y alimentadas con base en los gustos personales, la cultura que nos rodea y las experiencias que vamos teniendo.
Así, hay infinitas posibilidades diferentes que van desde pequeños destellos mentales a largas narrativas y que pueden estar más vinculadas con el amor, con la sensualidad o con la sexualidad explícita.
En cualquier caso, las fantasías sexuales son algo natural y beneficioso; no deben avergonzarnos y, por el contrario, podemos sacarles provecho si sabemos cómo hacerlo. ¡Abordamos más a continuación!
¿Qué son las fantasías sexuales?
Una fantasía sexual es todo acto imaginario que recrea escenarios eróticos que despiertan la excitación en la persona. Así, dejando volar la imaginación, visualizamos realidades en las que vivimos situaciones estimulantes. En dichas fantasías, no hay filtro, no actúa la barrera de la moral o lo políticamente correcto: son contenidos mentales íntimos y personales a los que no aplicamos censura.
Cabe mencionar que no todas las fantasías sexuales están llamadas a realizarse. Con frecuencia, elucubramos sobre escenarios imposibles de recrear en la realidad o que, simplemente, no desearíamos experimentar. Solo algunas de ellas pasan la barrera de la fantasía para convertirse en un deseo que nos gustaría ver materializado.
Tipos de fantasías sexuales más recurrentes
Como hemos dicho, puede haber tantas fantasías sexuales como personas en el mundo, ya que cada uno añade unos componentes e ingredientes específicos a su relato ficticio. Sin embargo, hay algunas temáticas que se repiten con mayor frecuencia:
- Recordar experiencias sexuales pasadas, vividas con la pareja o con anteriores compañeros sexuales.
- Imaginar tener sexo con una alguien diferente a la pareja; ya sea una persona conocida o una celebridad.
- Practicar sexo en público, en lugares prohibidos o poco usuales.
- Ver o ser visto teniendo relaciones sexuales.
- Participar en tríos o intercambios de pareja.
- Fantasías relacionadas con las relaciones de dominación y sumisión, con o sin componente sadomasoquista.
¿Qué más debes saber sobre las fantasías sexuales?
Además de lo anterior, hay algunos puntos que deben quedar claros al hablar de fantasías sexuales. Esto con el objetivo de romper algunos mitos bien arraigados. Entre ellos, destacan los siguientes.
No son peligrosas ni están prohibidas
Tener fantasías sexuales es totalmente natural, incluso cuando se está en pareja. No constituyen una perversión ni son signo de ninguna patología o adicción al sexo. Tanto los hombres como las mujeres fantasean y esto resulta saludable.
Sin embargo, cuando estas fantasías se convierten en el único modo de lograr la excitación, cuando generan obsesiones o compulsiones o interfieren con la vida de la persona, pueden suponer un problema. En estos casos, es conveniente buscar ayuda profesional para aprender a reconducirlas.
Incentivan el deseo sexual y amplifican el disfrute
Fantasear con escenarios estimulantes ayuda a despertar el deseo sexual, tanto en solitario como en pareja. Las fantasías nos ayudan a descubrir nuestros gustos y preferencias, a salir de la rutina y a experimentar libremente nuestra sexualidad. Esto aumentará la libido y repercutirá positivamente en los encuentros sexuales posteriores.
Pueden compartirse o no
Generalmente, en nuestras fantasías sexuales se plasman aquellos aspectos que tendemos a reprimir porque nos avergüenzan o porque los consideramos inaceptables o poco éticos. Así, muchas personas prefieren mantener en privado el contenido de dichos escenarios mentales; y esto es totalmente lícito.
No tenemos por qué compartir nuestras fantasías con nuestra pareja; sin embargo, hacerlo puede servir para reavivar la pasión y probar nuevas prácticas que tal vez aumenten el disfrute mutuo. Eso sí, antes de compartirlas, lo ideal es asegurarse de que esto no causarán problemas, confusión o inseguridades en el compañero sentimental.
Ayudan a desinhibirse
Por último, las fantasías sexuales pueden actuar como un ensayo mental que nos ayude a sentirnos más desinhibidos en encuentros sexuales posteriores. En el entorno seguro de la imaginación, podemos dar rienda suelta a nuestro lado más sensual, implicarnos en prácticas sexuales con las que tal vez aún no nos atrevemos o explorar nuevas ideas. De este modo, al ponerlas en práctica posteriormente podemos sentirnos más seguros, confiados y cómodos en nuestro cuerpo.
Estimula tus fantasías sexuales
Ahora que comprendes qué son estas fantasías y todo lo bueno que pueden aportarte, no dudes en potenciarlas y disfrutarlas a tu gusto. Recurre a tus recuerdos, a tu imaginación, a la novela erótica o a cualquier otro elemento que nutra tu imaginario con escenas estimulantes. Deshazte de los tabúes, la autocrítica y la represión y permítete explorar ese mundo interno que tanto tiene para ofrecerte.
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