Fascitis necrosante: ¿cuáles son sus causas?
Escrito y verificado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador
La fascitis necrosante es una infección progresiva de la piel y de los tejidos blandos que produce necrosis tisular —muerte de un grupo de células—. Afecta al paciente de forma sistémica y su pronóstico suele ser fatal.
Según los seminarios de la Fundación Española de Reumatología, la incidencia de este cuadro clínico ha aumentado en los últimos años, pues se calcula que se produce en 1 de cada 100 000 habitantes en países europeos. En un tercio de los pacientes esta patología conlleva un fracaso multiorgánico.
Como podrás comprobar, estamos ante una infección grave que puede acarrear la muerte. Si quieres conocer sus causas, cómo evitarla y los tratamientos disponibles, te animamos a seguir leyendo.
Síntomas asociados a la fascitis necrosante
Aunque la incidencia de este cuadro clínico haya aumentado, sigue considerándose una infección poco común, pero de rápida progresión y difícil diagnóstico en estadios tempranos. Tal y como indica la revista Medisur, este evento afecta a la piel, el tejido celular subcutáneo, la fascia superficial y ocasionalmente la profunda.
Además de causar la muerte de los tejidos, también produce trombosis a nivel local y presenta una grave toxicidad sistémica. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos algunos de los signos más comunes de la fascitis necrosante son los siguientes:
- Una pequeña protuberancia o mancha rojiza en la piel que se extiende.
- Una zona similar a un hematoma que crece de forma descontrolada y es dolorosa al tacto. A veces se puede observar crecimiento claro en menos de una hora.
- Estas zonas adquieren un color negruzco que corresponde a la muerte del tejido. La piel puede abrirse y supurar líquido.
- Otros síntomas: fiebre, malestar general, sudoración, escalofríos, náuseas, mareos, debilidad e incluso shock séptico.
En general, los últimos signos clínicos nombrados corresponden a un estadio de bacteriemia —entrada de bacterias a la sangre— y septicemia. Por ello, los pacientes con una fascitis necrosante avanzada parecen estar confundidos, desorientados y con alteraciones mentales considerables.
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¿Cuál es la causa?
La causa de una fascitis necrosante es la invasión de una bacteria en los tejidos cutáneos del paciente. Según la Revista Mexicana de Dermatología, el principal agente causal es Streptococcus pyogenes, seguido de Staphylococcus aureus y Escherichia coli. En la mayoría de los casos es una infección polimicrobiana, o sea, por más de una bacteria.
Este proceso se inicia por un traumatismo que permite la entrada de las bacterias a las capas superficiales de la piel. Estas progresan tanto horizontal como verticalmente a capas más profundas y vasos sanguíneos, favoreciendo que la infección se extienda por todo el cuerpo y se agrave.
Dependiendo del estado del paciente se pueden distinguir distintas categorías de fascitis necrosante. Son las siguientes:
- Paciente sano, afebril.
- Persona febril de apariencia enferma.
- Paciente enfermo de aspecto tóxico. Esto conlleva confusión, taquicardia y tensión baja, entre otros signos clínicos. En esta categoría ya se presenta riesgo de perder una extremidad por la infección.
- Persona críticamente enferma con riesgo de perder la vida. En este caso, el paciente experimenta sepsis, un fallo multiorgánico causado por una respuesta inmune desmedida.
Tal y como indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la entrada de las bacterias se puede producir por múltiples vías, más allá de una lesión. Hay que considerar quemaduras, picaduras de insectos y procedimientos quirúrgicos.
Factores de riesgo para la fascitis necrosante
La incidencia de fascitis necrosante depende de la región geográfica analizada. La fuente antes citada nos indica que se dan 0,4 casos por cada 100 000 personas en Estados Unidos, mientras que en Tailandia este valor aumenta a 7,45. Por desgracia, uno de los mayores factores de riesgo es vivir en pobreza y en lugares con infraestructuras sanitarias deficientes.
Además de esto, se estima que la edad promedio de los afectados es de 40 a 60 años, por lo que ser adulto o anciano podría considerarse un factor de riesgo. Las personas diabéticas, con vasculopatías o cirrosis hepática también muestran cierta predisposición a desarrollar fascitis necrosante tras una lesión.
Diagnóstico
Tal y como nos indica el portal profesional MSDmanuals, el diagnóstico se realiza mediante un cultivo sanguíneo, un cultivo del tejido de las lesiones, un examen físico, una radiografía para evidenciar gas en el tejido subcutáneo y otras pruebas accesorias. Lo principal es identificar al agente causal para poder combatirlo con presteza.
Tratamientos disponibles para la fascitis necrosante
Por desgracia, hasta el 30 % de los pacientes con fascitis necrosante mueren. Este porcentaje varía dependiendo del área geográfica, pues oscila del 6 % al 67 %. Entre los tratamientos posibles encontramos los siguientes:
- Antibióticos potentes por vía intravenosa (IV): hay que combatir a las bacterias patógenas cuanto antes, ya que pueden provocar la muerte del paciente en poco tiempo.
- Cirugía para abrir, drenar la herida y retirar el tejido muerto: a veces es necesaria la amputación de la extremidad entera afectada.
- Otros: injertos de piel, oxígeno a alta presión (oxigenoterapia hiperbárica) y transfusión de inmunoglobulinas de donante.
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La limpieza de heridas es la única prevención
No hay mucho que decir para terminar en una nota positiva, pues la fascitis necrosante se puede agravar fácilmente, dependiendo del estado de salud general del paciente y del momento del diagnóstico. La única forma de prevenirla es limpiar y desinfectar toda herida o raspadura, por pequeña que sea.
Esta infección es una carrera contra el reloj, ya que un diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado pueden salvar la vida del paciente de forma literal. Por desgracia, en muchas regiones de ingresos bajos esto es imposible y las personas con fascitis necrosante terminan falleciendo en la mitad o más de los casos.
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