¿Qué es un fibroma oral y cómo afecta la salud de la boca?
Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa
La aparición de un bulto duro en el interior de la cavidad oral suele ser motivo de preocupación. Este crecimiento puede obedecer a un fibroma oral, que es una tumoración benigna bastante común en la boca.
En concreto, se trata de un crecimiento de tejido fibroso que suele asociarse a situaciones de irritación constante y prolongada. Si bien no es grave, no deja de ser una situación de alarma. Resulta conveniente consultar al médico para obtener un diagnóstico certero. A veces, lo que parece una lesión inofensiva no lo es tanto.
Así pues, es primordial que el profesional evalúe sus características, su origen y otros factores que permiten establecer su gravedad. A continuación, detallamos por qué se forman, cómo se diagnostican y cuál es su tratamiento. ¡Sigue la lectura!
¿Qué es un fibroma oral?
El fibroma oral es una tumoración benigna que aparece en los tejidos blandos de la boca. Son bultos suaves y duros de tejido cicatricial que surgen como respuesta a una situación traumática constante y persistente.
Se considera una lesión de tipo hiperplásica reactiva, ya que hay un crecimiento y un aumento de volumen de los tejidos de la mucosa bucal. Sobre estos se desarrolla una forma de cicatriz por la irritación crónica de la zona.
Afecta a personas de cualquier edad, aunque son más frecuentes en adultos mayores. Asimismo, pueden aparecer en cualquier región de la cavidad oral. Por lo general, son pequeños y del mismo color de la mucosa oral donde se asientan.
Por eso, ciertas veces es difícil notar su presencia. De todos modos, si el estímulo que los provoca se prolonga en el tiempo, pueden crecer, volverse muy evidentes e incluso molestos.
Aunque «fibroma oral» sea su denominación más conocida, también recibe otros nombres, como los siguientes:
- Fibroma traumático.
- Hiperplasia fibrosa intraoral focal.
- Pólipo oral.
- Nódulo fibroso.
Causas del fibroma oral
La causa más común del fibroma oral es una irritación crónica. El trauma o la fricción constante sobre la mucosa desencadena la hiperplasia reactiva del tejido que da origen al tumor. Y si este estímulo se elimina, la lesión desaparece.
Los factores y situaciones asociados a su aparición son los mencionados a continuación:
- Hábito de morderse las mejillas o los labios.
- Costumbre de succionar el labio o las mejillas.
- Trauma en la mucosa por un diente roto, áspero o afilado.
- Irritación provocada por grandes depósitos de sarro.
- Roces provocados por dentaduras postizas rotas o desajustadas.
- Lesiones ocasionadas por aparatos de ortodoncia.
Debes saber que —con menos frecuencia— el fibroma oral puede tener un origen distinto a la irritación. Es el caso del fibroma de células gigantes o la fibromatosis. Suele presentarse más a menudo en personas mayores y en mujeres. También tiende a ser más común en pacientes con problemas en la piel, diabéticos o con anemia.
¿Cómo se ve el fibroma oral y de qué manera afecta la salud bucal?
El fibroma oral se observa en la boca como un bulto suave, duro y firme. Al principio son pequeños, pero su tamaño aumenta si la irritación continúa. En términos generales, no superan 1 o 1,5 cm de diámetro.
La conformación más común es de cúpula o como una pápula que sobresale. De todos modos, pueden tener un pequeño tallo de base. Además, si se desarrollan por debajo de una prótesis desadaptada, es común que se presenten con forma de hojas.
En la mayoría de los casos son del mismo color de la mucosa oral sobre la que se asientan. No obstante, a veces pueden presentar una ligera palidez o verse más oscuros, sobre todo si han sangrado. Ante los reiterados traumatismos, su superficie externa puede volverse áspera, escamosa o ulcerarse.
Su ubicación más común es en la cara interna de las mejillas, en la zona donde contactan los dientes superiores con los inferiores. También pueden localizarse en la mucosa interior del labio inferior, los bordes de la lengua y las encías.
Ahora bien, aunque suelen ser indoloros, a veces conllevan a incomodidades a la hora de comer o hablar, sobre todo cuando han crecido o contactan con los dientes durante la masticación.
Diagnóstico
En general, cuando un paciente tiene un fibroma oral, es él mismo quien primero lo detecta. Pues la presencia de un bulto en su boca lo lleva a acudir al dentista en busca de un diagnóstico. Aún así, la lesión puede pasar desapercibida y es el odontólogo quien la descubre en los exámenes de rutina.
Sea quien sea la persona que descubra la lesión, será el odontólogo el responsable de determinar de qué se trata. El examen intraoral y la presencia de situaciones traumáticas en la boca lo ayudarán a sospechar de un fibroma oral.
Una manera de confirmar el diagnóstico —y a la vez solucionar la problemática— es eliminar el factor irritante que lo desencadena. Si al quitar el trauma la lesión disminuye de tamaño o desaparece, se confirma la sospecha.
De todos modos, el dentista puede considerar tomar una muestra o extirpar la lesión para realizar una biopsia. Con este estudio histológico se obtiene un diagnóstico preciso y definitivo, y se descartan otras afecciones similares.
Si al eliminar el factor irritante la tumoración persiste, es oportuno realizar una biopsia. También si el paciente tiene hábitos asociados al cáncer oral, como el alcoholismo o ser fumador.
Diagnóstico diferencial
Algunos bultos en la boca pueden asemejarse a un fibroma oral. Estas son algunas de las patologías que el odontólogo debe considerar para realizar un diagnóstico diferencial:
- Neurofibroma: es una masa de crecimiento lento que puede ubicarse en la lengua o en la mucosa bucal. Pero suele estar presente también en otras ubicaciones.
- Neurilemoma: se trata de una tumoración que suele ubicarse en la lengua y se acompaña de dolor.
- Lipoma: es un tumor similar al fibroma, pero con un tono amarillo debido a su contenido adiposo.
- Fibroma osificante periférico: corresponde a un crecimiento focalizado ubicado en la encía.
- Fibrosarcoma: es un tumor maligno bastante raro, indoloro, pero de crecimiento rápido. Suele alcanzar grandes volúmenes y dar metástasis en órganos importantes, como el pulmón.
Dado que lo único que puede dar un diagnóstico certero es la biopsia, es importante realizarse esta prueba y descartar otras afecciones parecidas. De ser necesario, el médico iniciará un tratamiento adecuado para el problema detectado.
Tratamiento del fibroma oral
Como hemos comentado, en un principio será necesario eliminar el factor irritante para tratar el fibroma oral. Esto puede suponer varias medidas, como las siguientes:
- Adaptar una prótesis desajustada.
- Realizar una restauración dentaria.
- Pulir dientes ásperos.
- Colocar cera a los alambres de la ortodoncia.
- Eliminar hábitos como mordisquearse los labios y las mejillas.
De todos modos, más allá del control de la situación traumática, algunos casos ameritan la escisión quirúrgica de la lesión. Se elimina el fibroma con márgenes estrechos y se envía a que se le realice la biopsia para confirmar el diagnóstico.
Debes saber que, a pesar de eliminar la tumoración con una cirugía, si la causa que traumatiza el tejido persiste, es muy probable que el problema vuelva a aparecer. Por lo tanto, controlar el origen de la irritación es una parte fundamental del abordaje.
Si el trauma en la mucosa es provocado por un diente roto o cariado, su arreglo será parte de la solución. Los bordes filosos de empastes, prótesis o piezas dentarias deben ser pulidos o restaurados para evitar los roces con las partes blandas de la boca.
En el caso de las prótesis que se mueven, están flojas o traumatizan los tejidos blandos, será necesario buscar un reemplazo o reacondicionarlas. Y si la persona lleva aparatos que lastiman, los mismos deben ser readaptados o cubiertos con cera de ortodoncia para dejar de dañar la boca.
El hábito de apretar los dientes y mordisquear las mejillas o succionar los labios puede ser lo más difícil de controlar. Cuando esta costumbre se relaciona con el estrés y la ansiedad, la combinación del uso de férulas, el acompañamiento psicológico y las técnicas de meditación y relajación pueden ser de ayuda.
Si el paciente tiene la costumbre de succionar la mucosa a través de la brecha dejada por un diente faltante, el reemplazo del elemento ausente es una buena manera de evitar esta costumbre.
Cirugía del fibroma oral
Puede que el odontólogo decida que la extirpación de la lesión sea la mejor opción para tratar el problema. Se trata de un procedimiento sencillo que el cirujano maxilofacial lleva a cabo adormeciendo la zona afectada.
Luego, se extrae el fibroma con un ligero margen de seguridad usando un bisturí, un electrobisturí o un láser. Para finalizar, se sutura el lugar de la incisión. La cicatrización suele ser rápida, permitiéndole al paciente continuar con sus actividades diarias a la brevedad.
Solo serán necesarios los cuidados típicos de cualquier intervención quirúrgica en la boca:
- Mantener la higiene oral y realizarla con suavidad en las cercanías de la zona intervenida.
- Llevar una dieta blanda y fría por unos días.
- Evitar las fuentes de calor y el ejercicio.
- No fumar.
El tejido extirpado en la cirugía será enviado al patólogo para que informe con precisión sobre el tipo de lesión. Los controles posteriores para valorar la evolución del caso y la recuperación de los tejidos serán necesarios. En esta etapa, el dentista controlará las posibles recidivas de las lesiones o de los traumas que provocaron su aparición.
Prevenir la formación de un fibroma oral
La mejor manera de evitar la aparición de un fibroma oral —o de prevenir que vuelva a aparecer si ya te han quitado uno— es prestar atención a tu boca. Estar atento a las condiciones de la cavidad bucal te permitirá disminuir las situaciones que pueden lesionar las mucosas y favorecer la aparición de estos bultos.
Ocuparte de tu salud oral con una adecuada higiene y visitar al dentista de manera regular son dos actitudes fundamentales para prevenirlos. También es clave evitar hábitos nocivos como el mordisqueo de las mejillas.
De ser necesario, los exámenes periódicos con el odontólogo ayudarán a detectar de forma oportuna las lesiones de mayor cuidado. Dicho esto, es clave solicitar una consulta cuando las tumoraciones aumentan su tamaño o son persistentes.
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