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¿Cómo hacer un enema en casa? Paso a paso y riesgos a considerar

7 minutos
Para hacer este procedimiento, comienza por llenar el kit de farmacia, el irrigador o la pera anal con agua tibia. Luego, lubrica la punta del instrumento y ubícate en una posición cómoda.
¿Cómo hacer un enema en casa? Paso a paso y riesgos a considerar
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina

Última actualización: 26 septiembre, 2024

Por distintas razones, algunas personas deben realizarse un enema o lavativa anal en casa para ayudar a limpiar su intestino de materia fecal. Esto es parte de la preparación para procedimientos médicos y también resulta un método indicado para aliviar el estreñimiento o constipación. Además, hay quienes lo realizan como paso de limpieza previo al sexo anal.

Conocido también como ducha anal o limpieza de colon, un enema es un procedimiento mediante el cual se introducen grandes cantidades de agua a presión por el ano. Para ello, se usa un tubo o una pera. El líquido es luego expulsado, junto con la materia fecal, hasta que sale claro.

Es una práctica bastante habitual y recurrente. Sin embargo, aún se sigue hablando poco de ella, pues encierra un tabú. De todos modos, no deja de tener sus riesgos y posibles complicaciones. Por eso es importante aprender a realizarlo de la manera correcta.

Paso a paso para hacer un enema en casa

Cada persona puede tener su manera particular de realizar un enema en casa. No todos optan por el mismo instrumento para la lavativa, ni todos se sienten cómodos con la misma pose. Aun así, hay cuestiones básicas que siempre habrá que respetar y considerar.

Lo primero que tendrás que definir, antes de iniciar con el paso a paso, es la herramienta que te ayudará. Si compraste un kit en la farmacia, recibirás dentro del mismo el instrumento diseñado por el fabricante. Las personas que lo realizan a repetición y con frecuencia, suelen disponer ya de irrigadores o peras anales (imagen de portada).

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Kit de farmacia para enema casero. Imagen de: Shattonbury / Wikimedia Commons.

 

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Irrigador para enema casero. Imagen de: Helen4780 / Wikimedia Commons.

También tendrás que decidir, de antemano, la pose en la que realizarás la práctica. Las más recomendadas por su comodidad son las siguientes: acostado de lado con una de las piernas flexionadas, acostado boca arriba con las piernas hacia el pecho o en cuclillas.

Ahora sí, estas son las instrucciones para realizar el enema en casa:

  1. Llena la herramienta seleccionada con agua tibia: recuerda cuidar la temperatura del líquido para no generar una reacción brusca o incómoda, una vez que ingrese al cuerpo. Lo ideal es que el agua esté entre 37 y 40 grados centígrados, pero no más que ese valor.
  2. Lubrica la punta de la herramienta: con ayuda de vaselina o algún otro lubricante, engrasa la punta del instrumento con el que realizarás el enema. El objetivo es facilitar su ingreso al ano, sin que haya lastimaduras.
  3. Colócate en una posición cómoda: busca la pose que consideres más adecuada, entre las que ya te mencionamos antes.
  4. Introduce suavemente la punta del instrumento: con delicadeza, introduce la punta del kit, del irrigador o de la pera en el ano. Hazlo despacio, sin movimientos agresivos o bruscos.
  5. Deja fluir el agua tibia: cada herramienta tiene su mecanismo para que el agua fluya dentro del ano y del recto. Si es un kit de farmacia, se debe colgar a 90 centímetros del piso, una vez que ya insertaste la punta. Desde tu pose y con el kit colgado, le abres una llave que suele venir bien identificada, para permitir el flujo de agua. Si utilizas un irrigador, estos suelen tener un mecanismo para presionar y forzar la salida del líquido. Las peras también se presionan suavemente en su parte de goma, lo que genera el flujo.
  6. Espera unos minutos: una vez que el agua tibia ingresó, mantén la posición e intenta retener el agua dentro. No dejes que escape enseguida. En pocos minutos sentirás ganas de evacuar.
  7. Evacúa: ahora sí deja salir el agua que ingresó, la cual aparecerá con restos de materia fecal.
  8. Repite el lavado: vuelve a realizar el enema, de 3 a 4 veces, hasta que el agua salga clara y limpia. Recuerda no introducir más de 250 mililitros de agua por cada lavativa.

¿Qué tipos de enema existen?

Los enemas se pueden clasificar en dos grandes categorías, de acuerdo con su finalidad. Algunos están indicados para realizarse de forma casera, como el que te explicamos en el paso a paso anterior, mientras que otros son exclusivamente de uso profesional. Es decir, los debe suministrar un médico o enfermero.

1. Enemas de limpieza

También llamados evacuantes, son el tipo de lavativas anales más frecuentes y comunes. En general, pueden realizarse sin problemas en una casa, siguiendo el paso a paso que ya explicamos.

Se administran con la finalidad de limpiar el recto y parte del colon de la materia fecal que pueda encontrarse retenida. Suele utilizarse agua pura o soluciones salinas.

Estas lavativas de limpieza son recomendables en los siguientes casos:

  • Estreñimiento o constipación.
  • Para obtener muestras de heces.
  • Antes de una exploración radiológica del recto.
  • Como método de preparación para las relaciones anales.
  • Para aliviar los síntomas de impactación fecal en niños y adolescentes que sufren retención de las heces y les cuesta evacuar por ello.

2. Enemas de retención

La diferencia entre el enema de limpieza y el de retención es que en el primero se evacúa el agua casi de inmediato. Al contrario, en el segundo hay que retener el líquido por un periodo aproximado de 30 minutos.

Los médicos añaden medicamentos mezclados con el agua. Por ejemplo, lactosa o lactitol en pacientes con encefalopatía hepática. También se pueden colocar sustancias nutritivas. El operador debe ser un profesional de la salud, ya que se manejan dosis de fármacos o de nutrientes que deberían ser exactas.

Antes de un enema de retención hay que hacerse el de limpieza. Es decir, que sería posible realizar primero en casa la lavativa común, si el médico nos ha citado para un enema de retención en la clínica. De esta manera, los medicamentos suministrados llegarán con rapidez al torrente sanguíneo. 

No puedes realizar un enema de retención en casa.

Riesgos y precauciones con los enemas caseros

Aunque es verdad que los enemas son un procedimiento de gran ayuda y que pueden realizarse en la comodidad del hogar, no se debe abusar de ellos. Su uso excesivo puede traer repercusiones negativas en el mediano plazo.

Los enemas a repetición enlentecen los movimientos normales del intestino. Ello hace que las defecaciones posteriores se vuelvan cada vez más dificultosas y se entra a un círculo vicioso de constipación-enema-constipación.

Para sacarle el mayor provecho a los enemas y no correr riesgos innecesarios, considera evitar los de café o de agua jabonosa, ya que irritan el tracto digestivo y pueden conllevar dolor y malestar abdominal.

En general, la aplicación adecuada no debería acarrear complicaciones. No obstante, existen situaciones en las que se recomienda acudir lo antes posible con un profesional. Por ejemplo, si aparece alguno de los siguientes síntomas de inmediato al procedimiento o unos días después:

  • Sangrado rectal.
  • Vómitos a repetición.
  • Dolor abdominal intenso.
  • Ausencia de evacuaciones por más de 3 días.

¿Quiénes no deberían realizarse un enema en casa?

La práctica tiene algunas contraindicaciones puntuales. Por lo tanto, no deberías realizarte un enema si:

  • Existe riesgo de apendicitis o hay sospecha de perforación intestinal.
  • Tienes diagnóstico de enfermedad de Crohn, pues los enemas favorecen la pérdida de fósforo y calcio, lo que empeora el cuadro.
  • Estás deshidratado o tienes una enfermedad que favorece el desequilibrio de tus líquidos internos. Por ejemplo, la insuficiencia renal o la diarrea crónica.

Hacer un enema en casa es una tarea seria

Luego de conocer los beneficios y las precauciones a tener con los enemas en casa, procura tener cuidado a la hora de realizarlos. No corras ningún tipo de riesgo innecesario.

Recuerda no abusar de ellos y solo utilízalos en casos puntuales. Si es con autorización médica, mejor, ya que un profesional podrá decirte si es o no lo adecuado para tu condición.

Aunque te realices enemas con relativa frecuencia, las medidas de seguridad se deben aplicar siempre. Cada vez que apliques la técnica, necesitarás extremar los cuidados para reducir los riesgos.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.