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Heridas en manos y dedos en niños

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Las heridas en manos y dedos son especialmente frecuentes en los niños dado que son las áreas del cuerpo que presentan mayor sensibilidad junto a la boca.
Heridas en manos y dedos en niños
Nelton Abdon Ramos Rojas

Escrito y verificado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas

Última actualización: 09 julio, 2023

Desde que nacemos, sentimos curiosidad por explorar nuestro entorno. Los niños se meten cosas en la boca y las tocan porque están experimentado su sensibilidad táctil. Así, son más susceptibles de sufrir heridas en manos y dedos.

Existe una representación gráfica de la sensibilidad del organismo denominada homúnculo de Penfield, descrita por primera vez por el doctor Penfield, un neurocirujano que adquirió gran fama a mediados del siglo XX por su trabajo sobre las áreas cerebrales.

Si nos fijamos en el dibujo podemos decir que claramente los labios y las manos son las áreas de mayor tamaño porque son ricas en receptores sensoriales. Precisamente por este motivo, los niños son tan propensos a tocar todo y metérselo en la boca.

Además, a medida que los niños crecen y empiezan a andar se va desarrollando el sistema del equilibrio. Por lo que, al caer, apoyar las manos es un acto reflejo para proteger la cabeza.

Heridas en manos y dedos: accidentes domésticos

Las heridas en manos y dedos son las más frecuentes dentro de los accidentes domésticos.

La mayor causa de muerte infantil en nuestro medio son los accidentes domésticos. Las casas están plagadas de peligros para los niños que hay que evitar.

Las quemaduras eléctricas y los cortes en los dedos son los más frecuentes dentro de los accidentes domésticos. Por todo ello, es muy importante saber cuáles son las heridas más frecuentes en manos y dedos, y cómo realizar un tratamiento correcto para evitar complicaciones.

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¿Cuáles son los tipos de heridas más frecuentes?

Como hemos mencionado en el apartado anterior, las heridas en manos y dedos son muy frecuentes en niños. Pueden estar provocadas por múltiples causas, así que nos centraremos en las más comunes:

  • Heridas incisas: son lo que conocemos como cortes. La piel de los niños es muy fina, por lo que pueden aparecer por rasparse con una hoja de papel, tocar el borde de latas de conserva o de refresco, pequeños cristales que estén en el suelo, etc.
  • Heridas contusas: se producen por golpes y caídas. Suelen asociarse a hematomas y magulladuras. Si las caídas son fuertes puede llegar a fracturarse la muñeca o alguna falange de los dedos.
  • Heridas punzantes: son las más complicadas de tratar, puesto que al penetrar un objeto sobre la piel la herida es más profunda y tiene mayor riesgo de infectarse. En este caso, hay que asegurarse de que no quedan restos del cuerpo extraño en el tejido y hay que desinfectar muy bien la zona.
  • Heridas por fricción: son los raspones que se producen al rozar la piel contra el suelo en una caída. Suelen ser típicas de las rodillas, pero también pueden aparecer en las manos (caídas desde una bicicleta o en el patio del colegio).

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¿Cómo tratar las heridas en manos y dedos?

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Especialmente los niños son los más proclives a experimentar daños en manos y dedos.

En función del tipo de herida que se produzca, habrá que seguir una serie de pautas generales para evitar que se infecten. Antes que nada, es necesario asegurarse de que no quedan restos de cuerpos extraños dentro de la piel. Después se procederá a limpiar bien la zona.

La piel está repleta de pequeños capilares, por lo que, aunque la herida sea muy superficial, puede llegar a sangrar bastante. Si se aplica agua fría o hielo (preferiblemente con una gasa para evitar el contacto directo con la piel), conseguimos hacer una vasoconstricción de los vasos. Por otro lado, el frío ayuda a reducir la inflamación.

A continuación, hay que desinfectar la zona de la herida. Existen soluciones comerciales, como la povidona yodada o la clorhexidina que vienen ya preparadas y son muy efectivas. Además, suelen incorporar un espray, por lo que el acceso a la piel es completo y muy cómodo de usar.

Si, a pesar de todo, la herida sigue sin mejorar o se trata de una herida sucia y penetrante, te recomendamos que acudas directamente al médico y no olvides llevar la cartilla de vacunación. Es posible que sea necesario suturar para evitar el riesgo de complicaciones y favorecer la cicatrización.


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