¿Qué es la heteronormatividad y qué significa?

La heteronormatividad se presenta como el modelo por excelencia para vincularse de manera sexo-afectiva y en el parentesco. ¿Cuáles son sus efectos sociales?
¿Qué es la heteronormatividad y qué significa?
Maria Fatima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales.

Última actualización: 25 mayo, 2023

Si eres heterosexual, ¿cuántas veces en tu vida has tenido que salir a luchar por el derecho a casarte? ¿Has sido víctima de maltrato por ir de la mano con tu pareja? ¿Te has visto obligado a dar explicaciones acerca de la persona con la que tienes relaciones o sobre tu pareja? Seguramente la respuesta es no. Y esto se debe a que vivimos en una sociedad en la que la heteronormatividad es el modelo validado.

Ahora bien, que sea lo ‘común’ no quiere decir que sea lo mejor. Su principal inconveniente es que mientras algunas personas pueden vivir en completa libertad, hay quienes no solo se ven impedidos de hacerlo, sino que deben enfrentar críticas, episodios de violencia, prejuicios respecto a su orientación y la imposibilidad de acceder a sus derechos. Profundizamos más en este tema.

¿A qué se refiere el término «heteronormatividad»?

La heteronormatividad es un régimen social, político y económico que presenta a la heterosexualidad como la única orientación sexual normal y natural. Impone la idea de que solo hay dos géneros distintos y opuestos para vincularse de manera sexo-afectiva y en el parentesco.

No obstante, este concepto en realidad responde a una construcción socio-histórica. Se toma como universal la atracción y la relación entre personas de distinto sexo o género, es decir, entre un hombre y una mujer.

Es un modelo que se considera único, es prescriptivo y se maneja con supuestos. Así se puede evidenciar tanto en temas de derechos y leyes como en conversaciones cotidianas. Por ejemplo, cuando un hombre está hablando con otro sobre su pareja, y este supone — casi de manera automática— que hace referencia a una mujer.

Es así como la heterosexualidad, al convertirse en norma, representa un obstáculo para otras formas de vivir y expresar la sexualidad. Puede llegar a invisibilizarlas, etiquetarlas, hacerlas inferiores y, en casos más graves, convertirlas en una patología.

De hecho, también se acompaña con limitaciones para quienes forman parte de la heteronormatividad, ya que al prescribir modelos de «deber ser», pone en el centro de la mirada a aquellos que exhiben comportamientos que no son acordes a su sexo o género. Por ejemplo, cuando un hombre llora y es catalogado como débil o sensible.



Características de la heteronormatividad

Algunas de las características de la heteronormatividad presentes en la sociedad son las siguientes:

  • Se da por supuesta, natural, obvia y universal. Se asume que todas las personas son heterosexuales.
  • Toma como base el binarismo sexual. Hombres y mujeres, que a su vez tienen roles «complementarios». Aunque cabe destacar que son valorados de forma diferente y jerárquica.
  • En gran parte de las sociedades y culturas hay un constante reforzamiento de la heterosexualidad como modelo universal y a seguir. Pensemos, por ejemplo, en los protagonistas de las novelas o de las historias.

¿Cómo puede afectar la heteronormatividad a las personas?

La sexualidad y el modo de vivirla es una dimensión fundamental en la vida de cualquier persona. No se reduce únicamente al sexo, sino también a la vinculación afectiva, a la relación con el propio cuerpo, entre otras cosas.

Ahora bien, en el marco de la heteronormatividad, no todas las personas pueden disfrutar de su sexualidad, su orientación sexual o su identidad de género de la misma manera. A día de hoy muchos siguen siendo estigmatizados por ser homosexuales, lesbianas o bisexuales. Son infantilizados con frases como «ya se te pasará…». Incluso, hay quienes prefieren vivir «dentro del closet».

Todo esto sin mencionar que en algunos países aún no pueden disfrutar del pleno goce de derechos, al igual que el resto de la ciudadanía. En muchos lugares aún no existe el matrimonio igualitario y hasta se llega a castigar la homosexualidad con la pena de muerte.

El acceso a derechos básicos como la educación y la salud se ve obstaculizado para las personas LGBTIQA+.

Dicho todo esto, ¿cuáles son las consecuencias de vivir bajo una heteronormatividad obligatoria? Sin duda, el impacto es a todos los niveles; físico, psicológico y social. En especial, en términos de salud mental, podemos mencionar algunas de las siguientes consecuencias:

  • Disminución de la autoestima.
  • Rechazo hacia uno mismo, por los modelos interiorizados de homofobia.
  • Aislamiento y soledad.
  • Sentimientos de tristeza, angustia y depresión.
  • Sufrimiento ocasionado por el estigma y la discriminación.
  • En ciertos casos, las personas se ven obligadas a llevar una «doble vida» por el rechazo que puede provocar en sus vínculos el hecho de sentir atracción por una persona de su mismo sexo-género.
  • Debido a la necesidad de aprobación, pueden tener actitudes y conductas sobrecompensadoras. Por ejemplo, se vuelven el hijo modelo.
  • En casos más extremos, aparecen ideas sobre muerte y suicidio.
Merece la pena aclarar que la homosexualidad no tiene una relación directa con dicho impacto en la salud mental porque sea perjudicial per se, sino por el contexto de discriminación y violencia que se vive en el entorno.


Importancia de la aceptación de la diversidad

La diversidad (sexual, religiosa, étnica, corporal, entre otras) no solo permite la libre expresión de las personas—que es un derecho básico universal— sino que también es enriquecedora. Algunas de las razones por las que resulta positiva y necesaria son las siguientes:

  • Permite la construcción de sociedades más igualitarias, respetuosas y tolerantes.
  • Contribuye a que todas las personas puedan vivir una vida libre, sin sentir temor o vergüenza por ser como son.
  • Apoya el desarrollo y la vivencia positiva en torno al cuerpo, los sentimientos, las emociones y los vínculos. De este modo, no solo se pueden prevenir múltiples situaciones desagradables o de riesgo, sino también una conexión positiva y auténtica con quienes somos y quienes queremos ser.

Abordar la diversidad es un asunto urgente

En muchos hogares, se prefiere abordar el tema de la sexualidad en general y de la heteronormatividad en particular «cuando surja». Sin embargo, es imperioso cambiar esta forma de pensar reactiva, ya que tanto niños como adolescentes no son ajenos al mundo en el que viven, y de manera permanente están en contacto con información y con personas.

Si no los acompañamos con una educación de calidad y diversa, es posible que sean cómplices o protagonistas de situaciones en las que se discrimina a otras personas por su orientación sexual, por ejemplo a través del bullying homofóbico.

Por último, es importante dejar de pensar en la diversidad como un tema tabú; todos estamos implicados en ella. Diversidad no es solo hablar de sexo; es abordar también sobre relaciones y sentimientos. Es hablar de derechos y de respeto.

En este caso, un primer buen ejercicio para madres, padres y adultos es revisar las propias creencias y mitos antes de compartir los saberes y las experiencias con los menores. El tema debe abordarse con naturalidad, sin temor o vergüenza, y adecuando la información y el lenguaje a la edad de nuestro interlocutor.


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