Hipoacusia: síntomas y tratamiento
Revisado y aprobado por el biotecnólogo Alejandro Duarte
La hipoacusia se define en último término como discapacidad auditiva; es decir, incapacidad para escuchar correctamente. Así, escuchar correctamente implica que se el organismo lleve a cabo una serie de pasos.
Primero, el sonido entra por el conducto auditivo externo, choca con el tímpano y lo hace vibrar. Esta vibración se traslada a una cadena de huesos minúsculos que estimulan la cóclea.
En el interior de la cóclea, existen unas células que transforman esta información vibratoria en energía. Esta energía se traslada en forma de impulso nervioso por el nervio auditivo hasta el tronco del encéfalo. Desde allí, el impulso nervioso llega a la corteza cerebral. Solo en ese momento, somos conscientes del sonido.
En función de la etapa del proceso que falle, así será la hipoacusia. Veamos, pues, sus diferentes tipos, así como el modo de tratar cada uno de ellas.
Tipos de hipoacusia
Existen dos tipos fundamentales de hipoacusia: la conductiva y la neurosensorial. Será conductiva cuando el oído externo y medio (principalmente, tímpanos y huesecillos) no se encuentran íntegros. En la de tipo neurosensorial, puede que estén dañados la cóclea, el nervio acústico, el tronco del encéfalo o bien, la corteza cerebral.
Síntomas de la hipoacusia
La detección de esta enfermedad suele ser tardía. Esto se debe al desarrollo estrategias compensatorias por parte del organismo. Existe un amplio espectro de alteraciones relacionadas con la hipoacusia.
Su principal síntoma es la pérdida de audición. Por lo general, en la hipoacusia de conducción se distinguen menos los sonidos de baja intensidad. Sin embargo, en la neurosensorial, se hace difícil distinguir los sonidos, aunque sea posible escuchar su intensidad.
Suele ocurrir que en la hipoacusia se oyen peor los sonidos agudos. Debido a ello, existen menos problemas a la hora de oír voces masculinas que femeninas. Además, las personas que la padecen tienen dificultades para oír cuando hay ruidos en el ambiente. Incluso,ciertos sonidos pueden percibirse más fuertes de lo que son realmente.
Dependiendo de la causa que la genere, hay algunos otros síntomas que suelen acompañar a la sordera. Entre los más comunes, se encuentran el dolor de oídos o la sensación de plenitud auricular si la causa es una otitis. Si estuviera dañado el órgano receptor del equilibrio que se encuentra en el oído, podrían tener lugar, además, vértigo y mareo.
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Una hipoacusia acusada sin tratamiento efectivo dará lugar a dificultades en la comunicación. Para designar este fenómeno, se acuñó el término socioacusia. Esto puede traer consigo consecuencias psicológicas y en el estado de ánimo como, por ejemplo, depresión.
Tratamiento de la hipoacusia
Para tratar la hipoacusia es indispensable establecer su causa. Así, en función del tipo de hipoacusia que sea, se llevará a cabo un tratamiento u otro.
Tratamiento de la hipoacusia de conducción
Cuando está causada por un tapón de cera, se procederá a su extracción. Si la causa es un daño en la cadena de huesecillos, podrían repararse o bien, ser sustituidos. Si el problema fuera una otitis, se administrarán antibióticos. En caso de que exista un remanente de líquido de alguna infección, se drenará.
En los casos de tímpano dañado, ya sea por perforación o por cicatriz como consecuencia de repetidas infecciones, este podría ser reparado o sustituido.
También existe la opción de los audífonos implantables de conducción ósea. Estos captan las vibraciones que produce el sonido en el aire y las trasladan hasta el oído interno. De este modo, se soluciona el problema de la interrupción de la conducción en oído externo o medio.
Tratamiento de la hipoacusia neurosensorial
En estos casos, las causas no suelen ser reversibles. Por ello, suele ser necesario implantar una prótesis que realice esta función neurosensorial. Existen como opciones terapéuticas los tratamientos protésicos implantables y no implantables.
Los tratamientos protésicos no implantables son los audífonos. Modifican el sonido de una manera u otra en función de las necesidades auditivas de cada paciente. Los tratamientos protésicos implantables son, fundamentalmente de dos tipos:
- Implantes cocleares, que sustituyen la función del órgano de Corti.
- Implantes auditivos de tronco del encéfalo. Estimulan directamente esta zona sin que el sonido tenga que pasar por el oído interno ni por el nervio auditivo.
Para concluir, conviene recordar que solo un profesional con la formación para ello es quien debe decidir la opción terapéutica más adecuada.
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