¿La carne roja es mala para la salud?
Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias
Hace pocos años, salió a la luz un artículo que relacionaba el consumo de carne roja con un aumento de las probabilidades de muerte prematura. Sin embargo, los resultados de este estudio han sido tergiversados por la prensa y las conclusiones son erróneas por parte de los periodistas.
El artículo en cuestión relacionada el consumo de carne roja procesada con un aumento del riesgo cardiovascular y del riesgo de cáncer. Sin embargo, no se relacionaban estas enfermedades con la carne roja en sí, sino con el procesamiento industrial de la misma.
En la industria se le añade a la carne una buena cantidad de aditivos que sí que pueden poner en riesgo la salud a medio o largo plazo. Sin embargo, la prensa extendió este riesgo al consumo de la carne roja en general.
A partir de este momento, se demonizó la carne roja, favoreciendo las dietas restrictivas y veganas. Además, se recomendó el consumo de alimentos animales de manera muy ocasional, no superior a una vez cada dos semanas.
La carne roja es necesaria
El ser humano, como animal omnívoro, necesita de una dieta variada. La carne roja debe de formar parte de la alimentación, aunque en cantidades moderadas, tal y como afirman los expertos. Por una parte, aporta una buena cantidad de proteínas de alto valor biológico, que presentan todos los aminoácidos esenciales y tienen una adecuada digestibilidad. Además, es un alimento rico en hierro altamente biodisponible y es una fuente de vitaminas del grupo B.
La carne roja, bajo un proceso culinario adecuado (plancha, horno), debe de aparecer, al menos, una vez en la dieta semanal. Sin embargo, sí que se debe de huir del consumo de alimentos cárnicos procesados, según un estudio publicado en la revista Food and Chemical Toxicology. Los fiambres, sobre todos los grasos, tienen una gran cantidad de aditivos, nitritos y otras sustancias necesarias para su conservación que pueden ser nocivas para la salud ingerida de forma habitual.
El consumo de estos alimentos procesados debe realizarse de manera esporádica, no más de una vez cada 2 o 3 semanas. Una dieta equilibrada y saludable debe priorizar la ingesta de productos frescos.
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El consumo de carne previene la anemia
Uno de los problemas de las dietas veganas es el aumento de las probabilidades de padecer anemia. El hierro presente en los vegetales tiene una baja disponibilidad. A esto le sumamos la probable carencia de vitamina B12, en ausencia de suplementación. El resultado de este cóctel es una posible anemia a medio plazo.
La anemia es una enfermedad que se desarrolla lentamente, por lo que, en muchas ocasiones, sus síntomas permanecen latentes durante un gran periodo de tiempo.
Sin embargo, el consumo de carne previene de manera muy eficiente el desarrollo de esta patología. De hecho, la carne roja es la que presenta una mayor cantidad de hierro altamente biodisponible. Por tanto, el consumo de este tipo de alimentos, al menos una vez por semana, sería suficiente para ayudar a aumentar las plaquetas y corregir las deficiencias de estos micronutrientes.
Cuidado con los métodos de cocción
Otro de los problemas del consumo de carne roja es el método de cocción al que se ve sometida. En muchas ocasiones, se fríe, aumentando la producción de acrilamida y, con ello, el riesgo para la salud. Otras veces, se ahúma o se consume a la brasa, siendo dos métodos de cocción arriesgados para el desarrollo de enfermedades a medio plazo.
Sin embargo, su consumo a la plancha (siempre que no se queme), al horno o en guisos, no supone ningún peligro para la salud. Es interesante consumir la carne roja poco hecha en lugar de demasiado pasada, sobre todo cuando se trata de una preparación a la plancha. En estas situaciones, es primordial garantizar la calidad de la carne y su salubridad, para prevenir posibles intoxicaciones alimentarias.
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Consume carne roja, pero con moderación
El consumo de carne roja no es nocivo para la salud; al contrario, es necesario. Sí puede ser peligroso el consumo de carne procesada industrialmente, así como una incorrecta preparación de la carne mediante métodos de cocción poco adecuados. Por este motivo podemos incluir este tipo de alimentos en la dieta. No obstante hemos de tratar que esta sea lo más variada posible y equilibrada desde el punto de vista energético. De este modo ayudaremos a mejorar la salud y a prevenir enfermedades a medio y largo plazo.
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