¿Cuál es la diferencia entre hacer el amor y tener sexo?
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Tener sexo y hacer el amor no son conceptos intercambiables, aunque a menudo se confunden. Muchos se preguntan: ¿qué significa hacer el amor a alguien? Podemos ver personas que tienen relaciones sexuales sin estar en pareja. También, parejas que practican la intimidad porque están enamoradas. La distinción es clave: cada experiencia implica diferentes intenciones.
Las relaciones sexuales no siempre tienen el mismo motivo ni persiguen el mismo fin. Por esta razón, hay que tener muy en claro lo que queremos hacer y con quién. La línea entre ambos términos parece nítida, pero hay matices que la vuelven difusa. En este artículo, veremos qué es hacer el amor y cuál es su diferencia con tener sexo, así como las implicaciones emocionales de cada uno.
¿Qué es hacer el amor?
Hacer el amor se refiere a tener relaciones sexuales que van más allá de lo físico, involucrando una conexión emocional profunda y significativa. Por esto mismo, tendemos a asociarlo con un acto especial y trascendental. Implica una expresión de cariño que, incluso, puede aumentar las probabilidades de tener un orgasmo.
Aunque abarca tener sexo, no responde solo a una necesidad fisiológica. Esto quiere decir que existen emociones más allá del deseo físico, como expresar cariño o tener un interés genuino por conocer a la otra persona.
¿En qué se diferencia de tener sexo?
Existen puntos clave para diferenciar cuándo las relaciones sexuales tienen como base el sentimiento y cuándo son solo asunto de darle placer al cuerpo. Por supuesto, no son verdades absolutas, sino aspectos generales que vale la pena tener en cuenta.
1. En la conexión
Existe algo que distingue ambos términos de manera decisiva: los sentimientos. Tener relaciones sexuales, en general, solo involucra satisfacer ansias. Su objetivo es la gratificación o el placer y puede ocurrir con distintos individuos, como en el caso del sexo casual. A diferencia de ello, en un encuentro amoroso, hay una química sexual y una conexión con la otra persona que no siempre existe al tener un encuentro sexual.
2. En la gratificación
Hacer el amor implica alcanzar el placer mutuo y pensar en cómo satisfacer a la pareja. También, en lo mucho que se le quiere, entre otras cuestiones afines. Esto significa que el deseo sexual no suspende los pensamientos ni los sentimientos hacia esa persona.
En cambio, al tener sexo, el objetivo es la autogratificación, sin importar qué tan complacida esté la otra persona o cuáles puedan ser sus deseos y qué le gusta. Es decir, que, por lo general, prevalece el placer sexual propio.
3. En el lenguaje utilizado
Al hacer el amor puede haber más sensualidad, porque existe una apuesta a los juegos previos o foreplay, al cariño, a las caricias mutuas y a las posturas sexuales que les gusten a ambos. La delicadeza de gestos y palabras tiene un rol importante antes de alcanzar la penetración.
A diferencia de esto, cuando hay sexo puro, se trata de un acto más carnal, donde solo hay respuestas al tacto, la excitación que genera y las ganas de alcanzar el orgasmo. No es necesario que exista cariño ni todo un ritual en torno al encuentro sexual.
4. En el tiempo dedicado
Para hacer el amor es necesario invertir tiempo en acariciar y seducir a la pareja para que se sienta querida y deseada. Como mencionamos, el juego previo es importante. También lo es compartir con esa persona después de haber alcanzado el orgasmo.
Por lo general, luego de tener relaciones sexuales, hablan sobre sus sentimientos y conexión. De hecho, este comportamiento promueve la satisfacción de los vínculos íntimos, como mencionan en Archives of Sexual Behavior.
En cambio, cuando solo hay sexo, cualquier momento o circunstancia son buenos para hacerlo y todo acaba con el orgasmo. No se dedica mucho tiempo. Además, a pesar de que hay personas que mantienen una conversación después, esta suele ser sobre temas no relacionados con la relación.
5. En las expectativas
Las parejas que hacen el amor comparten expectativas, sueños y planes de vida a futuro. Aspiran a continuar sus caminos juntos y pueden intercambiar puntos de vista en la cama sobre cualquier tema; no solo sus sentimientos.
Por el contrario, quienes practican solo sexo no tienen ni buscan más compromisos. Su intención es desvestirse, satisfacerse y volverse a vestir para seguir con su vida, sin atarse a ningún plan más que el propio.
¿Es mejor hacer el amor o tener sexo?
Los beneficios de tener relaciones sexuales son numerosos, tanto para la salud física como mental. De hecho, ya sea en los contextos casuales como en una relación estable, el acto sexual brinda satisfacción a nivel físico y emocional, según sugiere The Canadian Journal of Human Sexuality. Por eso, las experiencias pueden variar de forma significativa en función de la conexión que haya.
Entonces, la respuesta sobre qué es mejor depende en gran medida de lo que cada persona busque en ese momento. Pese a los beneficios que ya mencionamos, hacer el amor también puede significar compromisos y uniones que algunas personas encuentran indeseables. La intimidad emocional puede generar vulnerabilidad y miedo a la pérdida o al rechazo.
Por otro lado, el sexo casual ofrece libertad y la posibilidad de explorar la sexualidad sin ataduras. Por eso, lo principal es entender las propias necesidades y los deseos en ese momento.
Entre tener sexo y hacer el amor no hay uno que sea mejor o peor que el otro, ya que todo varía según las pretensiones y las circunstancias personales.
¿Por qué es importante entender la diferencia entre ambos?
Es necesario diferenciar ambos conceptos en una relación para evitar que la confusión dañe a alguno de los implicados. Por ejemplo, si conoces a una persona y mantienen encuentros sexuales ocasionales, puede que para ti sea solo un acto físico, mientras que para el otro puede significar algo más profundo. Por eso, debes tener en claro los siguientes puntos:
- Comprometerse o no a la hora de un encuentro íntimo debe ser una decisión consciente que merece respeto.
- Estar de acuerdo en lo que van a hacer es fundamental para prevenir sorpresas o desilusiones. Por eso, es primordial conversar sobre el tema.
- Tener claridad sobre lo que cada uno busca ayuda a conseguir relaciones saludables que respeten las necesidades y los sentimientos del otro.
- Entender la diferencia entre ambos conceptos también ayuda a construir confianza. Saber que ambas personas están en la misma sintonía, refuerza el vínculo y minimiza los conflictos.
La necesidad de comunicar los deseos
Como mencionamos, es importante destacar que cada persona puede tener una percepción diferente. Hay quienes disfrutan más de tener encuentros casuales o con pocas emociones de por medio y quienes prefieren compartir sentimientos al tener relaciones íntimas.
Si no está claro cuál es el objetivo del acto, alguien puede enamorarse, desconociendo que no hay nada más allá del orgasmo. Por eso, para cuidar las emociones, debes saber cuál es la diferencia entre ambos conceptos y dejarla en claro en las relaciones.
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