En ocasiones, la soledad es el precio de la libertad
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
Es cierto que somos criaturas sociales y que necesitamos de la interacción para vivir. Sin embargo, en ocasiones la soledad es la única salida, llegándose a presentar como ‘el precio de la libertad’ para hacer lo que uno quiere.
En tales condiciones la ausencia de compañía permite conectar con las propias inquietudes y romper las ataduras a ciertas personas o normas colectivas.
Por ello, cuando la capacidad de elección que a cada persona le corresponde se ve comprometida por la presión del entorno, sobran los motivos para actuar.
Es, entonces, el momento en que la oportunidad para tomar decisiones aflora. Si bien lo hace con un cierto peaje. Te lo explicamos.
¿Por qué la soledad es a veces el precio de la libertad?
Empezaremos haciendo referencia a un suceso habitual en China. En este país cuando una mujer tiene más de 25 años y aún no se ha casado, se la considera ‘sheng-nu‘. La traducción vendría a ser ‘mujer sobrante’.
- El hecho de no tener pareja se considera una vergüenza para ella y sus familias. Tanto es así que existe un auténtico mercado de jóvenes ‘casaderas’ con el fin de buscarles un marido y así ‘normalizarlas’ con las demandas de la sociedad.
- La política del hijo único se ha terminado en China, con lo que el gobierno necesita promover la maternidad. Pero la circunstancia de que existan féminas que no están cumpliendo con su función ‘natural’ está creando una presión tan cruel como destructiva.
- No obstante, muchas de estas chicas están reaccionando. Primero contra sus propias familias y luego contra la misma sociedad.
Saben que la soledad es el precio de esa libertad. Son conscientes de que serán rechazadas por las mentalidades cerradas. Pero, aún así, se sienten decididas porque ‘son mujeres completas’, con todo el derecho a vivir como desean.
Cuando la presión del entorno nos condiciona
El caso de China no es el único, ya que a menudo este anhelo de independencia se malinterpreta. Basta con tener en cuenta todos esos estereotipos tan frecuentes asociados a la soltería.
- Por ejemplo, cuando hemos acabado una relación afectiva, no falta quien nos dice aquello de “No te preocupes, enseguida encontrarás a alguien”. Parece que el simple acontecimiento de pasar un tiempo sin ese tipo de compañía fuera algo lamentable o incomprensible.
- También es común que algunos miembros de la familia no entiendan que nos vayamos a vivir solos, que hagamos un viaje por nuestra cuenta o que nos gusten esos instantes de privacidad para estar en calma con nosotros mismos.
Así, a día de hoy a la soledad se le asignan todavía diversas connotaciones negativas. Quizá por ello nos cueste tanto separarnos de algunas personas o sintamos miedo al hacerlo. Porque, además, tememos dar el paso y recibir críticas o comentarios poco acertados.
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La soledad es también una oportunidad más que el precio de la libertad
El escritor y poeta Charles Bukowski nos lo dejó bien claro: “El aislamiento es en ocasiones un auténtico regalo”. Pero este mensaje no significa que sea necesario desconectar de forma constante del entorno, la gente o la civilización.
- Las risas, los encuentros, los amores y la amistad seguirán resultando esenciales para el bienestar y equilibrio personal.
- Más bien consiste en priorizar aquello que nos es beneficioso y responde a las propios intereses.
- Así, la soledad podría considerarse como una experiencia positiva a la que enfrentarse sin miedo.
- De hecho, un estudio publicado en 2018 en la revista Innovation in Aging informa de las ventajas de estar solo y más cuando las redes sociales son conflictivas.
Con todo, las personas capaces de apartarse del ‘ruido’ circundante, de los juicios de valor y de las expectativas ajenas llegan a tener mayor espacio para la creatividad y para dar forma a los proyectos que les motivan.
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La valentía de elegir el propio camino
Tal vez sea el momento de empezar a derribar mitos y estereotipos. Porque la soledad que se elige de manera voluntaria no deja de constituir todo un acto de valentía.
Quien cede, quien claudica y continúa enganchado al tren de la infelicidad seguirá estando cautivo a cualquier causa menos a la propia.
Si para ser libres es preciso renunciar a ciertos ambientes y compañías, quizás dicha decisión no sea tan arriesgada.
Al final y al cabo se trata de una elección personal para construir la vida que queremos llevar.
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- Birditt, K., Manalel, J., Sommers, H., Luong, G., & Fingerman, K. L. (2018). Better off alone: daily solitude is associated with lower negative affect in more conflictual social networks. Innovation in Aging, 2(Suppl 1), 855–856. https://doi.org/10.1093/geroni/igy023.3188
- Toyoshima, A., & Sato, S. (2017). Age differences in the effects of preference for solitude on emotional well-being. Innovation in Aging, 1(suppl_1), 1177–1177. https://doi.org/10.1093/geroni/igx004.4289
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