Límites emocionales y su importancia para tu hijo adolescente
Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz
Los límites emocionales no son solo cosa de adultos. Durante la adolescencia, los jóvenes expanden su círculo social y el grupo de iguales se convierte en el centro de su mundo. En este momento, más que nunca necesitan saber y expresar quiénes son, respetarse y hacerse respetar y decir “no” cuando sea necesario. Pero para aprender a poner límites, necesitarán la guía y el apoyo de sus padres.
Tengamos que en cuenta que esta no es una tarea sencilla para nadie. Marcar esas líneas propias resulta incómodo y asusta, en especial las primeras veces.
Puede desencadenar conversaciones difíciles, hacer que otros se ofendan o llevarnos a perder amistades. No obstante, tus hijos han de saber cuán importantes son esos límites para mantener a salvo su integridad psicológica. Si quieres ayudarlos a ponerlos en práctica, te ofrecemos algunos consejos a continuación.
La importancia de los límites emocionales para un adolescente
Como decíamos, la adolescencia es una época de expansión social y tener trabajada la asertividad será fundamental para cosechar relaciones saludables y exitosas. Existen múltiples situaciones en las que tu hijo necesitará poner límites:
- Al iniciar sus primeras relaciones románticas, para expresar que necesita ir despacio o a su propio ritmo. Poder comunicar que no se siente cómodo con los besos en público, por ejemplo, puede suponer un reto.
- Si sus amigos o parejas adoptan actitudes controladoras o nocivas, como pedirle sus contraseñas de redes sociales o llamarle en cualquier momento y exigir que conteste el teléfono. Saber negarse y exponer sus motivos sin temor es importante.
- Para hacer frente a la presión grupal si sus amigos deciden beber y tu hijo no desea hacerlo, o si no se siente cómodo con un plan que los otros le proponen.
- Si surge algún conflicto o discrepancia con un profesor, entrenador, familiar o cualquier otro adulto. A ellos también es posible y necesario ponerles límites cuando faltan al respeto al joven o lo agreden de algún modo.
En definitiva, esos límites surgen al hablar de forma honesta y colocarse en escenarios que se sientan cómodos y adecuados para cada uno. Esto no implica ser excesivamente rígido, aislarse o pasar por encima de los demás, pero sí dejar en claro cuáles son los sentimientos y preferencias propias.
¿Cómo ayudar a tu hijo adolescente a poner límites emocionales?
Poner límites no es fácil y es una tarea que se aprende desde casa, lugar en el que debe cultivarse la inteligencia emocional. Para ayudar a tu hijo a lograrlo, existen algunas pautas que puedes seguir.
Enséñale a conectar con sus emociones
En ocasiones, los jóvenes no logran decir “no” o “basta” porque no están seguros de lo que sienten y necesitan. No saben que esa situación en concreto requiere límites y pueden normalizar o pasar por alto eventos indeseables. Por ello, es fundamental que sepan conectar con sus emociones, escuchar su intuición y su cuerpo.
Si algo no se siente bien, probablemente es que no esté bien. No han de sentirse culpables o exagerados por expresar cuando algo les desagrada. Y no han de silenciar esos sentimientos negativos que nos sirven de guía natural.
Así, enseña a tu hijo a relacionarse con sus emociones, a reconocerlas cuando surjan y ponerles nombre. Y sobre todo, a atenderlas y expresarlas de una forma adecuada.
Ofrece ejemplos concretos
En otras situaciones, el adolescente puede tener claro que no desea algo, pero no sabe cómo expresarlo. Por lo tanto, puede serle de gran utilidad contar con una serie de frases socorridas que pueda utilizar en esos momentos.
“Déjame pensarlo y mañana te digo”, “no me siento cómodo con esto”, “gracias, no me apetece”… Son frases muy sencillas y que deben formar parte de sus recursos comunicativos básicos.
Al poner límites, han de hacerlo de manera firme y segura. No necesitan deshacerse en explicaciones ni justificarse. Así, ofréceles una serie de formas simples con las que puedan responder en las diferentes situaciones que se les presenten.
Permite que practique en un entorno seguro
Como toda habilidad, el arte de poner límites necesita practicarse para que se sienta cómodo y natural. Y nada mejor que hacerlo en un entorno seguro como es el hogar.
No podemos pretender que los jóvenes sean asertivos si en casa no les permitimos expresarse o tomar decisiones. Así, pedir estar a solas en su habitación, decidir no visitar a la familia para quedarse estudiando o expresarles a sus padres que no se ha sentido bien con la forma en que le han hablado, son pequeños pasos que forjarán su destreza. Permítelos y aliéntalos.
Fortalece su autoestima
El miedo a ser criticado, rechazado o abandonado es una de las principales causas por las que los adolescentes rehúsan poner límites emocionales. En el afán por mantener a sus amigos o a su pareja, o por seguir siendo parte del grupo, los jóvenes pueden aceptar faltas de respeto, abusos o malos tratos.
Por lo mismo, es fundamental que posean una autoestima fuerte y sólida, que les permita protegerse y defenderse. Aún a riesgo de incomodar o desagradar a otros.
Si llegada la adolescencia, sientes que tu hijo presenta carencias en este aspecto, tal vez sería positivo pedir la ayuda de un profesional que le guíe en el fortalecimiento de su amor propio.
Sé un modelo a seguir y muestra a tu hijo cómo poner límites emocionales
Recuerda que tú eres uno de sus principales referentes y de ti aprenderá a comunicarse y desenvolverse en el mundo. Así, revisa cómo son tus relaciones, cómo te comportas con tus allegados y si tú mismo sabes poner límites cuando es necesario.
¿Te comunicas con tus hijos o con tu pareja de forma asertiva, respetando tus sentimientos y respetando también los de ellos? Si no es así, comienza por cambiar esto en ti, para ser un mejor ejemplo para tu hijo.
En suma, es posible que a tu adolescente le cueste acostumbrarse a decir “no”, a expresarse claramente cuando alguien le hace sentir mal y a tomar decisiones que van a contracorriente. Sin embargo, con tu apoyo y con práctica logrará establecer esos límites que lo mantendrán fiel a sí mismo y disfrutando de relaciones más sanas.
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- Fensterheim, H., & Baer, J. (2017). No diga sí cuando quiera decir no: aprenda a comunicarse de forma asertiva. Debols! llo.
- Landazabal, M. (2001). Intervención con adolescentes: impacto de un programa en la asertividad y en las estrategias cognitivas de afrontamiento de situaciones sociales. Psicología conductual, 9(2), 221-246. https://www.behavioralpsycho.com/wp-content/uploads/2020/04/01.Garaigordobil_9-2oa.pdf
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