Maniobra de Hamilton para inducir el parto: ¿en qué consiste?

La maniobra de Hamilton es una técnica para inducir el parto que suscita varias controversias. En particular, no hay estudios suficientes que avalen su eficacia. Además, entraña algunos riesgos para la madre y el bebé.
Maniobra de Hamilton para inducir el parto: ¿en qué consiste?
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 06 julio, 2023

La maniobra de Hamilton es una técnica para inducir el parto natural sin el uso de medicamentos. Se trata de una práctica controvertida, pues genera ciertos riesgos y no parece tener claros beneficios para iniciar el parto.

Lo que se hace en la maniobra de Hamilton es estimular el útero para que haya liberación natural de prostaglandinas. Estas favorecen la dilatación del cuello uterino. En esta técnica, se separan manualmente las membranas amnióticas de las paredes del útero.

El médico o la matrona introduce el dedo índice por el canal uterino. Una vez toca las membranas amnióticas, hace movimientos suaves y circulares para separarla del útero. Tras la aplicación de la maniobra de Hamilton, el parto se inicia de forma natural en las siguientes 24 a 48 horas.

¿En qué casos está indicada la maniobra de Hamilton?

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La maniobra de Hamilton se puede llevar a cabo para desencadenar el parto en embarazos a término.

La maniobra de Hamilton solo debe realizarse en embarazos a término; es decir, a partir de la semana 39. Se acude a ella cuando es necesario provocar el parto por motivos médicos, por ejemplo, si hay preeclampsia, una diabetes mal controlada o una insuficiencia placentaria.

Asimismo, la maniobra de Hamilton puede recomendarse cuando la madre ha llegado a la semana 40 de gestación y aún no presenta señales de parto. De cualquier manera, el bebé ya debe estar completamente formado.

Otros criterios clínicos

La maniobra de Hamilton solo se puede realizar si la bolsa amniótica está completa. En otras palabras, la madre no debe haber roto aguas. Además, el cuello del útero debe estar blando para reducir cualquier molestia y facilitar el procedimiento.

Cuanto más dilatado esté el útero, más altas son las probabilidades de éxito y menos posible que haya complicaciones. Esta maniobra no se debe realizar sino hasta que el cuello uterino se haya dilatado 1 centímetro cuando menos. El test de Bishop es una herramienta confiable y la gestante debe obtener una puntuación superior a 4.

Está contraindicado realizar la maniobra de Hamilton si hay un sangrado  activo. Tampoco se debe practicar cuando hay placenta previa o presencia de estreptococo beta-hemolítico grupo B, gonococo o chlamydias.

En síntesis, este tipo de maniobra solo debe practicarse si hay un criterio médico que justifique su realización, el embarazo está a término y las condiciones del cuello uterino favorecen la dilatación.

¿Qué riesgos puede tener?

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La maniobra de Hamilton genera controversia porque puede provocar sangrado y otras complicaciones.

La maniobra de Hamilton no está exenta de riesgos. Para comenzar, quien la lleve a cabo debe tener gran experticia para realizarla de forma conveniente. Sin embargo, incluso si se hace de manera correcta, todavía pueden surgir complicaciones que pongan en riesgo a la madre y al bebé.

El riesgo más frecuente es que haya sangrado ligero. Este suele ser de color rosa o marrón y se provoca por la ruptura de algún capilar durante la manipulación del útero. Esta zona tiene muchos vasos sanguíneos y es fácil que se presente este sangrado.

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Otro riesgo frecuente es la presencia de dolor. Casi siempre hay algo de molestia durante el procedimiento, pero en algunas ocasiones escala y se siente con mayor intensidad. Esto ocurre durante la intervención e, incluso, varias horas después de llevarla a cabo.

Otros riesgos

Además de los efectos indeseados que ya se han mencionado, también existen otros riesgos provocados por la maniobra de Hamilton. Los más habituales son los siguientes:

  • Rotura de la bolsa amniótica de forma prematura. Esto lleva a la pérdida del líquido amniótico e impide continuar con la maniobra de Hamilton.
  • Infección. Al romperse la barrera de protección del bebé, el riesgo de infección es más elevado.
  • Intensificación de las contracciones. Las contracciones pueden hacerse más intensas, excesivas y descontroladas, además de más dolorosas.
  • Expulsión del tapón mucoso. La maniobra de Hamilton puede llevar a que esto ocurra antes de que comience el trabajo de parto.
  • Desprendimiento parcial de la placenta.

No hay estudios disponibles que prueben de manera fehaciente la eficacia de la maniobra de Hamilton. Como se ha visto, esta tampoco está libre de riesgos y complicaciones. Por lo tanto, la justificación médica para realizarla debe ser muy clara antes de llevarla a cabo.

Una maniobra a aplicar en contados casos

Si el embarazo cursa con normalidad y no ha llegado a la semana 40, no existe ninguna razón que avale la realización de la maniobra de Hamilton. Por eso, es importante que la madre gestante hable con el médico al respecto, obtenga información y exprese su opinión sobre el tema.

Pese a que la maniobra de Hamilton no es un procedimiento complicado como tal, sí requiere de un consentimiento informado antes de llevarlo a cabo. Esto se debe a que, como lo hemos visto, también genera riesgos.

La madre debe ser informada de manera detallada acerca del procedimiento y sus posibles efectos. También debe explicársele la razón por la cual se pretende realizar esta práctica, sus beneficios y sus riesgos. La gestante debe decidir si acepta someterse a la maniobra de Hamilton y manifestar su decisión antes de esta práctica.


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