Las emociones que despiertan los hijos
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
Hay personas que, en ciertos momentos, se han considerado frágiles e inseguras, pero luego, al sostener a sus hijos en brazos, se dan cuenta de que son capaces de desarrollar una gran fortaleza y avanzar en lo que se propongan en la vida. ¿Te ha pasado esto alguna vez?
Los hijos pueden ser una razón para seguir adelante e intentar hacer vida, más allá de las adversidades. Quizás, alguna vez hayas pensado que tus hijos son una fuente de amor sincero e incomparable y que nadie te brinda tanta alegría ni te motiva como ellos. Por otro lado, tú eres uno de sus pilares, su castillo de calor, su mundo de emociones y la mano que los guía en el aprendizaje.
Es posible que alguna vez hayas escuchado decir que hasta que no tienes un hijo y lo crías, no sabes cuánto le debes a tus padres. Y, sin lugar a dudas, es cierto. No obstante, no todas las infancias fueron felices.
De ahí, que debamos tener claro que toda crianza requiere dar lo mejor de nosotros mismos.
Lee también: El legado de una madre, un amor incondicional
Ser fuerte en la vida por los hijos
Hasta no hace mucho, eras el sostén de tu propia vida. Los días de tristeza eran momentos en los que podías permitirte apartarte del mundo para reflexionar, para meditar y tomar alguna nueva decisión.
Cuando tienes hijos eres consciente de que las dificultades deben superarse para dar lo mejor de ti, para ser más fuerte que nunca y actuar como ese pilar que todo lo sostiene, que todo lo afronta.
- Los niños necesitan seguridad en el día a día, y por ello es necesario mostrar equilibrio, madurez y esa fuerza en la que toda criatura puede sentir calma y tranquilidad para crecer con alegría y felicidad.
- La vida siempre nos trae complicaciones.
- Tenemos claro que no siempre va a ser fácil mostrar ese optimismo, esa luz cálida que los niños necesitan ver en nuestra mirada.
Por ellos y por su tranquilidad seguirás sacando lo mejor de ti mismo; y les enseñarás que, aunque existan los días grises, todos podemos abrir un paraguas y mantener la sonrisa.
Porque ser fuerte implica ser valiente y no rendirse, y es importante transmitirlo a los hijos. Porque su padre y su madre son ese primer escenario social. Su primer “mundo” y el que siempre les acompañará estén donde estén.
Descubre: Ser madre es tener el corazón fuera del cuerpo
El amor de un hijo es un amor sin fecha de caducidad
Hay amores que duran para siempre, que son eternos como, por ejemplo, el amor hacia los hijos.
Si bien es cierto que en algún momento pueden aparecer las decepciones, el vínculo que se construye con un hijo suele ser imperecedero.
- Ellos cambiaron tu vida en cuando llegaron a este mundo. Te obligaron a crecer por dentro y a ser responsable.
- Te permitieron entender que tus palabras tienen poder a la hora de educar, que tus caricias eran importantes, que tus abrazos ayudaban día a día a crecer a un niño que temía la oscuridad, que ansiaba compartir tiempo contigo.
- Podríamos decir que la crianza de un niño nos obliga también a educarnos a nosotros mismos. Buscamos siempre lo mejor para nuestros hijos, y por ello, medimos nuestros actos y creamos ambientes propicios para que crezcan felices.
- Aprendemos de alimentación, de psicología y de medicina. Somos constructores de castillos y diseñadoras de ropa para muñecas…
- Somos confidentes, pañuelos de lágrimas, tenemos magia para borrar pesadillas y monstruos de debajo de la cama, y nos convertimos en chefs de los postres favoritos de nuestros hijos.
Los niños crecen cada día, pero también nosotros crecemos con ellos. Porque son nuestra debilidad, porque son nuestro corazón fuera del cuerpo y el aliento de nuestras esperanzas.
Y, aunque no puedas prometerles que estarás con ellos el resto de sus vidas, sí puedes decirles que les querrás el resto de la tuya.
Nota: para más información sobre las emociones que despiertan los hijos, puedes consultar la bibliografía.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
-
IBARROLA, B. (2011). Cómo educar las emociones de nuestros hijos. Trabajo.
-
de la Puente, F. (2006). Educar los sentimientos y emociones de los hijos. Padres y Maestros/Journal of Parents and Teachers, (300).
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.