17 mitos sobre la maternidad
Escrito y verificado por el médico Mario Benedetti Arzuza
A pesar de los avances científicos y la cantidad de información disponible que hay en las redes, aún existen muchos mitos sobre la maternidad. En su mayoría, vienen a estar conformados por prejuicios, supersticiones y, en general, ideas populares que no tienen ningún fundamento científico.
El problema de estos mitos comienza cuando afectan a la mujer y la hacen sentir insegura y ‘mala madre’. Por ello, es importante arrojar toda la luz posible sobre el tema con el fin de evitar que estas creencias afecten su estado de ánimo y minen su vida en general.
Mitos sobre la maternidad
A continuación vamos a ver cuáles son los mitos más comunes sobre la maternidad.
1. La mujer embarazada debe comer por los dos
Claro que hay que mejorar el estado nutricional de la madre y administrar suplemento calórico y proteico, pero también se debe evitar el exceso de nutrientes si ya se alimenta de manera adecuada y sobre todo, si existe sobrepeso.
La predisposición familiar a la hipertensión, diabetes, acompañadas de alimentación inconveniente trae riesgos para el feto y la madre. Así que, ni más ni menos, solo mejor.
O como se aclara en un trabajo sobre nutrición materna: «La mujer embarazada no necesita comer por dos, solo necesita comer lo suficiente para que su hijo en el útero tenga un crecimiento normal y ella pueda defenderlo de cualquier infección asociada al embarazo».
2. La forma de la barriga predice el sexo
Si existe un mito arraigado en las creencias populares en torno al embarazo es el que la forma de la panza permite adivinar el sexo del bebé. Aunque las coincidencias parezcan retar a la ciencia, lo cierto es que en este particular influyen los huesos pélvicos de la madre y la posición del bebé en el vientre, así como la tonicidad muscular y del útero.
Así que, la única prueba precisa es la ecografía.
3. La acidez la produce el cabello del bebé
Seguro habrás escuchado decir que si la madre sufre de acidez estomacal o mala digestión, se debe a que el bebé viene con abundante pelo. Una de las razones es que el crecimiento del útero hace que estómago e intestinos se muevan de lugar, desnivelando los jugos gástricos. Ahora bien, si la madre evita las comidas copiosas y los alimentos grasosos, es probable que la digestión mejore.
Por otro lado, las consejas de las ancianas suelen fundarse en experiencia de largas generaciones, lo que ha motivado investigaciones que buscan confirmar o desestimar las suposiciones.
A este respecto, estudios sobre mitos en el embarazo sospechan una relación, porque el aumento en los niveles de estrógenos puede causar pirosis al mismo tiempo que estimula el crecimiento del pelo en el feto.
4. Ni saunas, ni baños, mucho menos piscinas
Resultan indiferentes el baño o la ducha, aunque esta última es recomendable en los últimos meses de embarazo porque se reduce la agilidad de la madre.
En cuanto a las termas o saunas, basta moderación y permanecer no más de diez minutos para evitar el aumento de la temperatura corporal. Y si vas a la piscina, despreocúpate: el tapón mucoso del cuello del útero y el pH vaginal impedirán infecciones que afecten al bebé.
Además, la actividad acuática le hará mucho bien a la mujer embarazada.
5. Deporte no, podrías abortar
Lo cierto es que el ejercicio físico es un protector frente a muchas de las complicaciones del embarazo. Y son cada vez más las evidencias que destacan la escasa presencia de riesgo siempre y cuando se trate de un embarazo normal y una mamá sana.
A partir del segundo trimestre la actividad física propiciará, según lo reseña María Borreguero Cardeñosa, en una investigación sobre la influencia de la actividad física en el embarazo, un trabajo de parto más corto y un menor riesgo de cesárea.
El feto también saldrá beneficiado por el ejercicio ya que disminuye la masa grasa, mejora la tolerancia al estrés y la maduración neuroconductual avanzada.
6. La madre que da a luz de forma natural quiere más a su hijo
Definitivamente, la forma de dar a luz no condiciona el sentimiento que una madre pueda tener por su bebé. Así que toda mujer es libre de elegir el método que considere, teniendo en cuenta siempre las indicaciones del médico, por supuesto.
Una madre que da a luz a su bebé mediante cesárea puede querer a su hijo de la misma manera que si lo hubiese tenido por parto natural. El sentimiento de amor de una madre no se mide por el tipo de parto.
Además, hay mujeres que viven la maternidad aunque no pasen por el proceso biológico. En este sentido, podemos mencionar el caso de la adopción. Si bien no da a luz, la madre desarrolla vínculos profundos y sentimientos de amor hacia sus hijos.
7. La mejor madre es la que amamanta, uno de los mitos sobre la maternidad
Hay motivos justificados por los cuales muchas madres no pueden amamantar, lo cual no significa que no sean buenas madres. Afirmar lo contrario supone un gran desconocimiento de las necesidades y particularidades de cada caso.
Si bien es cierto que amamantar a los bebés es una práctica muy beneficiosa para ellos, puesto que les proporciona la ‘primera vacuna’ y fortalece el vínculo con su madre, tal y como señala este estudio publicado en la Revista chilena de pediatría, hay madres que no pueden amamantar por motivos de salud.
Amamantar al bebé es una decisión personal que nada tiene que ver con el amor por tu hijo.
8. El bebé come cada tres horas
La verdad es que el bebé come cada vez que lo necesita y cualquier reloj declinará ante el reloj biológico. La demanda calórica del bebé es a demanda, y la mamá ha de estar allí, cerca, para alimentarlo y calmarlo. De hecho, como leemos en el artículo Alimentación del lactante sano, sus necesidades de energía son muy grandes «e inversamente proporcionales a la edad del niño, y varían con la velocidad de crecimiento».
En este otro artículo sobre los hábitos de sueño, encontrarás recomendaciones para lograr que la lactancia materna a demanda no suponga dficultades «para conseguir una correcta sincronización del ritmo vigilia-sueño a partir de los tres meses y medio».
Por otro lado, abundante literatura considera, como en esta Revisión bibliográfica publicada por la Universidad de Zaragoza, que el colecho es la forma más natural de atravesar la noche, con despertares nocturnos con apenas llanto. Al crecer irá regulando las horas de sueño, según los ritmos circadianos del día y de la noche.
9. Cuando el bebé llora, la mamá sabe el motivo
Se trata de otro de los mitos más arraigados sobre la maternidad. Cuando la madre es primeriza, por su inexperiencia, le asustan y angustian los primeros llantos de su bebé. Sin embargo, con la convivencia, va descubriendo si el llanto es por una necesidad o por un capricho. No obstante, la verdad es que rara vez se puede reconocer qué le pasa al bebé por el tono con el que llora.
10. La depresión posparto se da porque la madre no quiere al bebé
Muchas madres sufren depresión posparto, un padecimiento que no tiene nada que ver con querer más o menos al bebé que se ha traído al mundo. Las madres aman profundamente a sus hijos y pueden sufrir este tipo de depresión a causa de los cambios hormonales. Si te deprimes después del parto, puede que aún tengas un cambio muy importante que asimilar.
La depresión posparto comprende cambios neuroquímicos y hormonales que demandan la ayuda de un profesional, el apoyo de la familia y de la pareja, tal y como evidencia esta investigación publicada en la Revista cubana de Obstetricia y Ginecología.
11. ¿Te gustará tu bebé en cuanto lo veas?
¿Sueñas con un bebé hermoso? Cuando el bebé llega al mundo, viene con características propias de un recién nacido que te pueden sorprender, tales como:
- Los ojos hinchados.
- La piel arrugada.
- Puntos de grasa en la nariz y mejillas.
Es todo lo contrario a lo que imaginabas. Por lo tanto, cuando lo veas, puede que no te parezca el más guapo. La madre y el bebé necesitan tiempo para conocerse. Conforme van creciendo, estas características del recién nacido van desapareciendo.
12. Ser madre implica ser feliz todo el tiempo
Es cierto que ser madre trae consigo una gran alegría y los hijos aportan una inmensa felicidad. Sin embargo, también implica preocupaciones, llantos y tristezas cuando algo afecta a los hijos o a la familia.
Toda esa felicidad se puede atenuar con el cansancio acumulado, la inseguridad, las responsabilidades que la maternidad comprende y los altibajos de tipo hormonal. Las madres que sufren son víctimas de ellas mismas, de su incapacidad para manejar y superar los retos que trae consigo la maternidad. El sufrimiento no va de la mano con el amor, pero todo lo relacionado con un hijo debe ser recibido y sentido con amor.
13. Ser madre es un instinto
La maternidad es un deseo y en todas las mujeres asume una forma. En muchas no prevalece y su decisión es no procrear, sin sentirse culpables ni convertirse en foco de señalamientos. Ahora bien, el instinto maternal es un vínculo afectivo que madre e hijo establecen, con indudable contenido químico hormonal. En efecto, la oxitocina cumple una relevante función en la fuerte unión madre e hijo.
14. El mito de la madre abnegada
La abnegación es una virtud que hace que la madre se sacrifique de manera voluntaria en favor de los hijos. Es la consumación de una suerte de anulación de la mujer que se entrega incluso más allá de sus fuerzas para criar y levantar a sus hijos y a la familia toda.
Así pues, será mejor madre cuanto más abnegada sea, cargando sobre sus hombros la desigualdad de un sistema que se desentiende del compromiso colectivo y de la pareja, en la responsabilidad de la crianza y el sostenimiento del grupo familiar.
15. La maternidad y las labores domésticas son una y la misma cosa
Esta imagen es cultivada de manera inocente pero tenaz desde la infancia, con los roles que marcan los juguetes y las tareas y deberes hogareños. Las niñas crecen con un muñeco-bebé en brazos naturalizando que la maternidad es un asunto propio y exclusivo de la mujer. Como lo es la cocinita y lo son los enseres de limpieza.
Como afirma la psicóloga Elizabeth Peredo: «Uno de los mitos que sostiene la sociedad patriarcal es que las ‘labores domésticas’ constituyen, por excelencia, el ‘lugar natural’ de las mujeres por su relación cercana con la reproducción biológica».
16. Ser madre realiza a la mujer
Este mito condena a la mujer a la maternidad porque de lo contrario sería un ser incompleto. Es decir, para alcanzar su realización plena necesita ser madre. Romper los imperativos de este mito pasa porque la mujer tenga poder para decidir tener o no tener hijos, según su proyecto de vida.
Afirma la antropóloga Yanina Ávila: «Este hecho de ‘elegir’ y conducir sus vidas sin prestar atención a los mandatos o a las creencias externas forma parte del cambio histórico que se vive en las sociedades contemporáneas».
17. La maternidad impide el desarrollo profesional de la madre
Mitos como este poco a poco han ido quedando desplazados por la fuerza de los hechos y, en especial, porque las mujeres hoy deciden y eligen con mayor determinación ser profesionales, ganar independencia y optar por la maternidad, de igual a igual, con o sin pareja.
Las madres tienen en la actualidad, dice la antropóloga María Victoria Castilla en un artículo sobre los dilemas de la maternidad, un «margen mayor para cuestionar y, al mismo tiempo, una mayor oferta para escoger. En este proceso, se han transformado en actrices ineludibles en la coformación de sus propias biografías e identidades de maternidad, de sus prácticas, creencias y conocimientos».
En lo que a los mitos sobre la maternidad se refiere…
Lo cierto es que aún prevalecen miedos y tabúes respecto a la maternidad. La información que acabamos de presentar pretende aminorar algunos de esos temores, e incentivar a las madres al descubrimiento de las fortalezas que tienen como mujeres que son cuando la maternidad toca su puerta. Si olvidan esos mitos sobre la maternidad y se relajan, podrán disfrutar más de esa hermosa etapa.
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