Logo image

No eres solo tú, casi nadie soporta escuchar su propia voz

4 minutos
La voz que perciben los demás no coincide con la que escuchas internamente, y eso te suele generar desconcierto al escucharte en grabaciones.
No eres solo tú, casi nadie soporta escuchar su propia voz
Última actualización: 10 agosto, 2025

En más de una ocasión, luego de grabar un vídeo, una nota de voz o una entrevista en la que hablas, has sentido desagrado tras reproducir el sonido de tu voz. Es como si perteneciera a otra persona, pues su tono se aleja mucho de lo que sueles escuchar en tu cabeza. Y aunque eres consciente de que esa es tu voz, te resulta casi inevitable sentir rechazo y vergüenza al no reconocerla.

Este fenómeno se conoce como “disonancia auditiva con la propia voz” y es más común de lo que piensas. Aunque lo ignoras, tiene que ver con la manera en que percibes tu identidad sonora. ¿Qué quiere decir esto? ¿Por qué te resulta tan raro e incómodo? La ciencia ha planteado varias hipótesis.

Por qué tu voz suena tan diferente cuando la escuchas grabada

Contrario a lo que tal vez has llegado a pensar, es normal que te sientas extraño al escuchar tu voz grabada. No te sucede solo a ti, ni significa que suene mal para los demás, lo que ocurre es una discrepancia entre cómo interpretas tu forma de hablar y cómo se oye en la realidad.

La razón científica: el doble recorrido del sonido en tu cuerpo

La explicación principal reside en cómo el cerebro procesa el sonido de tu propia voz. Cuando hablas, escuchas lo que dices por dos vías diferentes:

  • Conducción aérea: es el camino habitual del sonido y el que permite que las ondas viajen por el aire hasta tus oídos, igual que cuando escuchas la voz de otra persona.
  • Conducción ósea: esta es la vía interna. Las vibraciones de las cuerdas vocales resuenan directamente a través de los huesos de la cabeza (cráneo) hasta llegar al oído interno.

La clave está en la conducción ósea, ya que añade resonancia y profundidad —sobre todo en los tonos graves—, ausentes en la voz que se propaga solo por el aire. Es como si tu propia voz tuviera un ‘bajo’ interno que solo tú escuchas. Así, cuando oyes una grabación, solo estás experimentando la voz que perciben los demás, sin ese “efecto de bajo” que tu cuerpo añade.

Por eso, la voz grabada suele sonar más aguda o menos ‘llena’ de lo que esperas. Piensa en ello como si escucharas una canción. Tú la oyes en el equipo de música. Pero si fueras el cantante, dentro de tu cabeza, escucharías tu voz con un eco y una riqueza de graves que el público no percibe exactamente igual. La grabación te da la versión ‘exterior’ de tu voz.

La razón psicológica: la voz de nuestro yo ideal

Además de la física del sonido, también hay un componente psicológico importante. Tu voz es una parte íntima de tu identidad y de cómo te percibes a ti mismo. Tienes una idea de cómo crees que suenas (autoimagen vocal), que se ha ido construyendo a lo largo de los años a partir de esa experiencia de la doble conducción (aérea y ósea).

Por lo tanto, al escuchar tu voz grabada, te confrontas con una versión de ti que no coincide con esa percepción interna. Ese contraste puede generarte un estado de ‘shock’ o disonancia cognitiva. A veces te resulta tan incómodo notar esa diferencia, que sientes inseguridad sobre cómo te perciben los demás o si tu voz es ‘agradable’ para otros.

No hay nada malo en tu voz, es cuestión de costumbre

Es normal percibir que tu voz grabada es más aguda o distinta a la que escuchas al hablar. No es que sea defectuosa, sino que no estás acostumbrado a ese tono exterior. De hecho, una vez te sometes a una exposición repetida, empiezas a familiarizarte. Es lo que le ocurre a locutores, cantantes o cualquier persona que trabaje con su voz grabada.

Sin embargo, has de saber que tu voz no está condenada a sonar de una sola manera. Si no te gusta cómo suena o sientes que no encaja contigo, puedes ejercitarla para ajustar su tono, ritmo y melodía al hablar. Hay terapias como la fonoaudiología o el entrenamiento vocal, enfocadas en mejorar la proyección y expresividad de la voz.

Con práctica constante y sin necesidad de procedimientos invasivos, puedes empezar a sentirte más seguro y en sintonía con tu voz, hasta el punto de que escucharla se convierta en algo agradable y natural.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.