Por qué nunca debes tronar los dedos
Revisado y aprobado por el médico José Gerardo Rosciano Paganelli
Tronar los dedos es una costumbre que tienen miles de personas y que, al parecer, genera una sensación de placer.
Se estima que entre el 25 y el 50% de la población lo ha hecho alguna vez en su vida. Así, es más habitual en los hombres que en las mujeres.
Si bien al principio no representa ningún riesgo y disminuye la tensión, con el paso del tiempo puede provocar un desgaste en las articulaciones y varios tipos de dolencias.
Esto es aún más grave cuando se práctica de forma forzada y continua. Hay veces que se hace hasta tal punto de sentir ansiedad cuando no se logra obtener el particular sonido.
Todo indica que su práctica incrementa el derrame del lubricante natural que protege el cartílago de las articulaciones. Esto conduce a la inflamación y el deterioro.
Muchos no reconocen sus consecuencias e ignoran que, a largo plazo, puede influir en la aparición de varias afecciones.
Por este motivo, a continuación queremos repasar lo que ocurre al llevar a cabo esta acción.
Consecuencias de tronarse los dedos
Las articulaciones son ese punto en el que los huesos se encuentran. En estas hay una zona llamada cápsula articular. Esta cápsula es la que les brinda protección a través de un lubricante llamado líquido sinovial.
Esta sustancia es la que permite el adecuado movimiento de la articulación. Además, evita que los huesos se desgasten y se rocen entre sí.
El ruido que se genera al tronar los dedos se produce por unas burbujas que hay dentro de este líquido. Ello indica que se está ampliando el espacio en el interior de su cápsula.
Al accionarlos con fuerza los huesos quedan separados al máximo. Poco a poco, se va generando un desgaste articular que puede conducir a trastornos más graves.
Aunque aún falta evidencia científica que lo compruebe, algunos fisioterapeutas y expertos en salud creen que, a largo plazo, deteriora el cartílago y puede provocar artritis, inestabilidad de la articulación y lesiones en los tejidos blandos.
Sin embargo, es una situación que genera controversia porque, mientras que algunos estudios no han arrojado datos significativos, en otros se sugiere, por ejemplo, que incrementa la inflamación en las manos.
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¿Cómo dejar de tronar los dedos?
El hábito de tronar los dedos está relacionado con la disminución de la tensión entre quienes lo practican de forma habitual.
Por otro lado, hay quienes lo consideran como un trastorno nervioso porque es difícil de dejarlo.
No obstante, considerando que puede llegar a ser perjudicial, es bueno conocer algunas recomendaciones para evitarlo al máximo.
Sé consciente de tu hábito
Dado que la práctica de tronarse los dedos puede convertirse en un trastorno, por definición es subconsciente.
En consecuencia, muchas veces la persona ni siquiera se da cuenta que lo está haciendo de forma recurrente.
Por esto, para poder dejar de hacerlo, es importante que seas consciente de la acción y tomes las medidas necesarias para reducirla.
Mantén las manos ocupadas
En lugar de tronarte los dedos opta por realizar una actividad que mantenga las manos ocupadas, pero sin causarte efectos negativos.
Por ejemplo, puedes aprender a girar un lápiz entre los dedos, o bien, rodar una moneda en los nudillos.
Este tipo de ejercicios es muy útil en las personas de todas las edades y, por si fuera poco, son ideales para mejorar las destrezas mentales, la coordinación y la concentración.
Distráete con un nuevo pasatiempo
Actividades como dibujar, escribir, pintar y similares son ideales para ocupar las manos y la mente en algo más saludable.
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Usa una goma elástica
Uno de los métodos conductuales para superar este y otros trastornos nerviosos consiste en poner una goma elástica alrededor de la muñeca.
Una vez sientas el deseo de tronar los dedos, tira la goma y suéltala de tal forma que golpee la piel.
Esa pequeña punzada disminuirá poco a poco el hábito hasta que el subconsciente asocie la costumbre de tronar los dedos con el dolor.
Evita el estrés y las preocupaciones
Un gran porcentaje de los individuos que tienen esta costumbre están sometidos a niveles altos de estrés y ansiedad.
Por lo general, aumenta cuando hay algún tipo de preocupación o se atraviesa un momento difícil laboral o personal.
Debido a esto es importante buscar métodos de relajación y evitar la exposición continua a las situaciones que lo ocasionan.
En conclusión, aunque los efectos negativos de este hábito no están comprobados científicamente, lo idóneo es tratar de evitarlo para no correr ningún tipo de riesgo.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.