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Perdona a tus padres, lo hicieron lo mejor que pudieron

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Para poder crecer como personas debemos aprender a perdonar aquellos posibles errores que cometieron nuestros padres, ya que ni la paternidad ni la maternidad vienen con libro de instrucciones.
Perdona a tus padres, lo hicieron lo mejor que pudieron
Última actualización: 06 julio, 2023

Perdona. No porque con ello vayas a “borrar el pasado” o “quedar mejor” socialmente. Perdona para soltar el peso del malestar, para sanarte, para vivir mejor y dejar que otros también vivan mejor. 

Si consideras que tus padres te fallaron, decepcionaron o te lastimaron en el pasado, y vives teniendo el dolor muy presente en cada paso que das y con ello haciendo las heridas cada vez más profundas con cada encuentro e interacción… Es muy posible que ese malestar te impida mantener una buena gestión emocional en diversos aspectos de tu vida.

Si lo piensas bien, puede que tus padres hayan hecho lo que hicieron porque no sabían hacerlo de otra manera. Bien sea porque no tenían las herramientas o las maneras más adecuadas para sobrellevar ciertas cuestiones en el núcleo familiar, o porque puede que no hayan tenido conocimiento o formación en ciertas áreas, como la inteligencia emocional por ejemplo, porque la sociedad de ese momento no estaba preparada para ello. También puede que su educación, experiencias, personalidad y otros factores se hayan juntado, y hayan dado lugar al trato que recibiste y que no te hizo bien… aunque ellos ni siquiera se diesen cuenta.

Quizás ni siquiera fue su intención hacerte daño. Quizás solamente hicieron lo que hicieron porque no supieron hacer otra cosa en el momento, porque no se les ocurrieron otras alternativas o porque sencillamente no tuvieron las herramientas que tú sí. Quizás tú, de haber estado en su lugar, con sus experiencias, circunstancias, ventajas y desventajas, hubieses acabado haciendo lo mismo.

Reflexionemos un poco más sobre esto.

Perdona a tus padres, no lo han sabido hacer mejor

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Perdona a tus padres porque no han sabido hacerlo mejor, porque nadie les ha enseñado a cumplir este importante papel que han decidido tomar.

Somos conscientes de que muchas veces por tu mente asoma esa frase que muchas personas dicen: “¡Pues que no me hubiesen tenido!”. No obstante, esto es algo que tus padres no merecen oír. Ponte en su lugar un momento, sin juzgarles, y pregúntate ¿cómo te sentirías tú si tu hijo te dijese eso?

Perdona además a tus padres para perdonarte también a ti mismo cuando te encuentres cometiendo errores similares o que puedan surgir en cualquier otro ámbito.

Nadie está libre de equivocarse y menos aún cuando tiene entre sus manos la educación y la responsabilidad de criar a otro ser humano. Perdona a tus padres porque, aunque no lo creas, sus equivocaciones y errores han tenido algo positivo.

¿Sabes qué es? Que tú, al ser consciente de esto, puedes tomar otro camino, hacerlo mucho mejor. Sin embargo, si el rencor continúa habitando en tu corazón, terminarás haciendo lo mismo, aunque no te percates de ello, e incluso mucho peor.

Por otra parte, es importante que tengas en cuenta que nadie ha venido al mundo a imponer su verdad ni su justicia a otros. Es decir, aún cuando te hayan hecho daño, no está en ti “darles su castigo”. Lo único que sí está en tus manos es aprender a gestionar el malestar para crecer y seguir adelante.

Lee: Fallos que cometen los padres cuando los hijos desobedecen

Libérate de esa losa, esa ancla

En ocasiones, esta rabia hacia una infancia difícil -provocada por unos padres que no han sabido hacerlo mejor- provoca que durante años carguemos a cuestas una losa llena de amargura. No sabemos por qué, pero no podemos encontrar la verdadera felicidad. Y es que hay algo que no queremos ver ni sanar.

El orgullo a veces es el que no perdona, y nos quedamos esperando que sea el otro quien venga a pedirnos disculpas. No obstante, ¿por qué extender más nuestro sufrimiento?

Es nuestra felicidad la que está en juego, es nuestra responsabilidad escoger ahora el camino que queremos seguir. Ya no somos niños pequeños, ya no estamos a merced de nuestros padres. Ahora somos adultos que deben dar ese primer paso, sin esperar a que otros lo hagan. Ojo, esto no significa arrastrarse, no implica humillarse ni darle la razón a nadie.

Perdona para cerrar ciclos y soltar ese malestar que oscurece el mundo.

No dejes pasar esto: 6 pasos para sanar las heridas emocionales de la infancia

De todo se puede aprender

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Como bien mencionamos, tú decides si le das la vuelta a todo lo vivido o si sigues cargando con ese peso que, de una forma u otra, te pueden llevar a dar los mismos pasos que una vez juzgaste malos. Ten en cuenta una cosa: siempre puedes solicitar ayuda profesional para gestionar el pasado, crecer como persona y seguir adelante.

Aún cuando lo hayas pasado mal, puedes ir más allá del dolor e intentar enfocarte en lo constructivo de tus experiencias. Porque lo necesitas y porque eso puede ayudarte a estar mejor en adelante. Asimismo, ten en cuenta que de muchas experiencias -tanto positivas como negativas- podemos sacar los mejores aprendizajes para la vida.

No hace falta que hagas “borrón y cuenta nueva” y que pretendas vivir en una película de dibujos animados en la que todo es color de rosa, forzando el cariño, la confianza o incluso el respeto. No. En realidad, lo único que haría falta es que tomases la iniciativa de gestionar y sanar las heridas y malos sabores de boca del pasado para mejorar la situación actual por ti y por los demás.

Tus padres hicieron lo que hicieron y eso no se puede cambiar, pero sí está en tu mano cambiar tu sentir y tu manera de gestionarlo para ganar bienestar y generar vínculos sanos.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • María Martina Casullo. (2005). La capacidad para perdonar desde una perspectiva psicológica. Revista de Psicologia de La PUCP.
  • García, J. A. (2013). Perdonar y pedir perdón.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.