Perforación gastrointestinal: causas, síntomas y tratamientos

La perforación gastrointestinal es una condición muy grave que puede llevar a la muerte. Entre más rápido se atienda esta urgencia, mejores serán las posibilidades de recuperarse por completo.
Perforación gastrointestinal: causas, síntomas y tratamientos
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 06 julio, 2023

La perforación gastrointestinal es una condición en la cual se forma un agujero en el tracto gastrointestinal. Este último comprende el estómago y los intestinos grueso y delgado. Cualquiera de esos órganos puede perforarse.

El mayor riesgo de la perforación gastrointestinal es que esto provoca la liberación del contenido que se alberga en los órganos del tracto gastrointestinal. Esto conduce a que ese contenido pase al torrente sanguíneo y desencadene una septicemia, la cual puede ser mortal.

Por lo tanto, la perforación gastrointestinal es una urgencia médica que debe atenderse de inmediato. Requiere de una intervención quirúrgica de emergencia. De no realizarse, se compromete la vida.

¿Qué es una perforación gastrointestinal?

La perforación gastrointestinal es una emergencia médica que puede poner en riesgo la vida.

La perforación gastrointestinal ocurre cuando se forma un agujero en el estómago , el intestino delgado o el intestino grueso. Esto puede ser causado por una enfermedad, por lesión o trauma, o como efecto de daños en otros órganos.

Lo más habitual es que este tipo de perforaciones tenga lugar en el estómago o en el intestino grueso. Las que tienen lugar en el intestino delgado son muy raras; de hecho, se estima que solo se presentan en 4 de cada 100 000 personas.

El mayor riesgo es que el contenido del órgano perforado se filtre a la cavidad abdominal. Esto daría lugar a una peritonitis, la cual, a su vez, podría provocar un «envenenamiento de la sangre» o sepsis. La consecuencia podría ser una insuficiencia orgánica y, con ella, la muerte.

Causas y factores de riesgo

La perforación gastrointestinal puede ocurrir de forma espontánea, como consecuencia de una afección médica. Asimismo, a veces es resultado de un traumatismo o de un accidente durante un procedimiento médico. Veamos.

Causa espontánea

Cuando la perforación gastrointestinal se produce de forma repentina o inesperada y es consecuencia de una afección previa, se habla de causa espontánea. Las condiciones de salud que pueden causar este mal son las siguientes:

  • Enfermedad de Crohn.
  • Colitis ulcerosa.
  • Obstrucción intestinal severa.
  • Enfermedad isquémica del intestino.
  • Apendicitis.
  • Diverticulitis.
  • Enfermedad de la vesícula biliar.
  • Úlcera péptica.
  • Presión excesiva en el esófago debido al esfuerzo para vomitar.
  • Ingestión de sustancias cáusticas.
  • Reacción a medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE).
  • Cáncer de colon.

Dentro de este grupo, también se ubica la perforación gastrointestinal que es causada por traumas, ingestión de cuerpos extraños (por lo general, espinas de pescado o fragmentos de hueso) o impacto intestinal severo.


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Causa asociada a procedimiento

Hay algunos procedimientos diagnósticos y quirúrgicos que pueden provocar la perforación gastrointestinal. Dentro de los más habituales se encuentran los siguientes:

  • Enema. Por inserción incorrecta del tubo rectal.
  • Preparación intestinal para la colonoscopia. Rara vez ocurre y si sucede, suele afectar a las personas con estreñimiento.
  • Sigmoidoscopia. Es raro. Se produce por inserción incorrecta del endoscopio.
  • Colonoscopia. Es más común en quienes toman medicamentos esteroides o tienen una enfermedad intestinal aguda grave.
  • Cirugía abdominal o pélvica. Por lo general, sucede en las cirugías de colon, aunque no es común que ocurra.

Se estima que 1 de cada 1 000 personas que se someten a una colonoscopia terapéutica  terminan con una perforación gastrointestinal. El porcentaje en la colonoscopia de diagnóstico es de una persona por cada 1 400.

Factores de riesgo

Como ya se ha sugerido, existen varias condiciones que aumentan el riesgo de sufrir una perforación gastrointestinal. Dentro de esos factores de riesgo están los siguientes:

  • Ser mayor de 75 años.
  • Ser mujer.
  • Haber tenido una cirugía abdominal o pélvica, en especial si es reciente.
  • Sufrir un traumatismo en el abdomen o la pelvis.
  • Presentar una enfermedad diverticular o una enfermedad inflamatoria intestinal.
  • Usar fármacos de inmunoterapia con anticuerpos monoclonales.
  • Tener adherencias pélvicas.
  • Realizarse procedimientos diagnósticos o quirúrgicos que involucren el tracto gastrointestinal.
  • Tener cáncer de colon.

Síntomas relacionados

El principal síntoma de la perforación gastrointestinal es el dolor abdominal intenso con sensibilidad al tacto. La zona puede sentirse rígida o dura. Cuando el orificio se forma en el intestino grueso, la evolución del dolor suele ser gradual. Si se presenta en el estómago o el intestino delgado, lo habitual es que aparezca de repente.

En todo caso, una vez se siente el dolor, este suele ser continuo y aumenta cuando se presiona la zona o al moverse. Es posible que disminuya al acostarse. Otros síntomas asociados son los siguientes:

  • Escalofríos.
  • Náuseas.
  • Vómito.
  • Fiebre.

Si se desarrolla una peritonitis, hay además fatiga, dificultad para respirar, mareo, latidos rápidos y menos deseo de ir al baño. Si hay sepsis, aumenta el ritmo de la respiración y la frecuencia cardiaca; también hay confusión.

Posibles complicaciones

Las principales complicaciones de la perforación gastrointestinal incluyen la hemorragia interna y la sepsis. Asimismo, pueden aparecer abscesos abdominales, daño intestinal permanente e, incluso, muerte de una parte del intestino.

En algunos casos, tras la cirugía de urgencia es posible que se desarrolle una infección o que las heridas no sanen como debieran. Hay más riesgo de esto cuando la persona no tiene un estilo de vida saludable, ingiere ciertos medicamentos, está desnutrida o padece diabetes tipo 2.

Exámenes de diagnóstico

Lo más común es que si el médico sospecha que hay una perforación gastrointestinal, ordene una radiografía. Esta permite verificar si hay aire en la cavidad abdominal. Sin embargo, para confirmar el diagnóstico es necesario hacer una tomografía computarizada.

La tomografía ayuda a localizar el punto en donde se ubica la perforación. También es posible que se ordene un enema de bario o una deglución. Asimismo, se suelen solicitar otros exámenes para completar el diagnóstico; entre ellos los siguientes:

  • Recuento de glóbulos blancos para buscar signos de infección.
  • Evaluación del nivel de hemoglobina, si se sospecha que hay hemorragia.
  • Electrolitos.
  • Nivel de ácido en la sangre.
  • Función renal.
  • Función hepática.

Opciones de tratamiento

Como ya se indicó, la perforación gastrointestinal es una condición que exige una cirugía de emergencia. Dependiendo de la ubicación del orificio y de su causa se decide qué tipo de operación es la mejor.

El objetivo, en todo caso, es cerrar el orificio e impedir que el contenido gastrointestinal se derrame en la cavidad abdominal o torácica. El procedimiento comienza con la aplicación de líquidos y antibióticos por vía intravenosa.

A veces es necesario colocar una sonda a través de la nariz hasta el estómago para succionar los jugos gástricos. Esto impide que fluyan hacia otras partes y alivia la presión sobre el intestino.

Estilo de vida y proyección

En la fase inicial de recuperación no es posible comer o beber algo. A la persona operada se le pone una sonda nasogástrica para drenar el contenido del estómago. Además, se le administran antibióticos y nutrientes por vía intravenosa durante algunos días.

El tratamiento temprano mejora las posibilidades de recuperación completa. Lo más importante es que no se presente infección y que las heridas sanen por completo. Para ello, lo indicado es evitar el alcohol, el tabaco y las drogas psicoactivas.

Lo habitual es que sea necesario suspender cualquier tratamiento para el cáncer y los medicamentos esteroides. Es importante controlar afecciones, si las hay, como la enfermedad intestinal, la desnutrición, el lupus, la artritis reumatoide o las afecciones similares, las enfermedades cardiacas, renales, hepáticas o el enfisema.

La recuperación total se asocia a la detección temprana

Lo indicado es que si una persona presenta alguna de las enfermedades que pueden provocar una perforación gastrointestinal, las controle de manera estricta. Esto reduce el riesgo de que se forme un agujero en el tracto gastrointestinal con las consecuencias que esto implica.

Por lo general, la intervención quirúrgica es eficaz para solucionar la perforación gastrointestinal. Sin embargo, la recuperación completa dependerá del tratamiento temprano, el estado de salud de la persona y los cuidados que observe tras la cirugía.


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