¿Las personas que sufren diabetes pueden consumir queso?

Las personas que padecen diabetes pueden introducir este alimento en sus dietas, si bien es necesario poner atención a la cantidad de sal y grasas que aportan.
¿Las personas que sufren diabetes pueden consumir queso?
Anna Vilarrasa

Escrito y verificado por la nutricionista Anna Vilarrasa.

Última actualización: 09 julio, 2023

Cuando se sufre esta enfermedad es habitual que se presenten muchas dudas acerca de la mejor dieta a seguir. En este sentido, uno de los asuntos que se plantea con recurrencia es, si al tener diabetes, se puede consumir queso.

Como en muchos temas relacionados con la nutrición, la clave está en saber elegir los productos más adecuados y en las cantidades justas. Un exceso de cualquiera es perjudicial, tanto si se padece diabetes como si no. 

Si tengo diabetes, ¿puedo consumir queso?

La diabetes es una enfermedad que afecta a un gran número de personas en todo el mundo. Se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre debido a una falta total o parcial de insulina o una respuesta insuficiente a la misma, tal y como explican los expertos de MayoClinic.

Con el paso del tiempo, pueden aparecer daños a nivel vascular y otras complicaciones a largo plazo. Existe un riesgo mayor cuando no se controla bien la glucosa sanguínea.

Unos buenos hábitos de vida son muy importantes en el tratamiento de las personas con diabetes. En este sentido, como bien sostiene un artículo publicado por la Revista cubana de salud pública, una alimentación saludable y adaptada a las necesidades particulares forma parte de estos. Asimismo, el exceso de peso y la hipertensión arterial son dos de las condiciones que es deseable evitar.

Hombre con diabetes mide su glucemia.
La diabetes es una enfermedad con alta prevalencia y la cuestión nutricional es clave en su manejo.

Entre los alimentos que pueden formar parte de una dieta sana para las personas diabéticas, se encuentran la leche y sus derivados (el queso y el yogur).

Sin embargo, es importante tomar en consideración algunos aspectos relacionados con su composición; pues es aconsejable moderar la presencia de determinados nutrientes que pueden ser perjudiciales.

De este modo, en el caso de padecer esta enfermedad, se puede comer queso con seguridad cuando este forme parte de una dieta saludable y equilibrada.

Características nutricionales del queso a tener en cuenta en la diabetes

Los lácteos y sus derivados tienen cabida en una dieta saludable, según indican diferentes expertos, como los del Sistema Nacional de Salud de Inglaterra (NHS). Presentan un adecuado perfil nutricional en el que cabe destacar algunos de sus componentes.

  • Grasas: el queso es uno de los alimentos que puede presentar cantidades elevadas de grasas, pero el valor final total cambia mucho según la variedad. Oscila entre menos del 10 % en los frescos hasta más del 30 % en algunos madurados. De la cantidad total de lípidos, el porcentaje más elevado pertenece a las grasas saturadas.
  • Proteínas: junto con las grasas, es uno de los macronutrientes presentes en el queso. En cambio, casi no aporta carbohidratos. En este caso se trata de proteínas de alto valor biológico; pues proporcionan todos los aminoácidos que el organismo necesita. La presencia de este componente puede tener un efecto saciante, tal y como indica un estudio publicado en 2017 por la Revista de Nutrición Clínica.
  • Sal: uno de los problemas que presentan la mayoría de los quesos es su elevada presencia de sodio. Esto es debido al uso de la sal como ingrediente en la preparación y al propio proceso de maduración. Como indican los documentos del NHS antes expuestos, este compuesto puede ser un factor de riesgo de padecer hipertensión arterial.
  • Vitaminas y minerales: aunque también pueden variar según el tipo, de forma general se considera al queso una buena fuente de calcio, magnesio, fósforo y vitaminas liposolubles, como la vitamina A.

El aporte energético, la cantidad de sal y la presencia de grasas saturadas son los aspectos más problemáticos del queso en la diabetes. Todos estos están relacionados con la obesidad, la presión arterial y el colesterol sanguíneo y representan factores de riesgo cardiovascular. Además, hay que tener presente que, en la enfermedad diabética de por sí, como bien advierten los expertos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, este ya es más elevado.



¿El queso puede afectar los niveles de azúcar en la sangre?

En algunas ocasiones, se cree que las personas con diabetes no pueden consumir queso porque la presencia de lactosa (el azúcar principal de la leche) puede aumentar la glucemia.

El índice glucémico (IG) es un indicador que se usa para medir cómo un alimento es capaz de incrementar los niveles de glucosa en sangre tras su ingesta.

Como indican desde la Fundación Diabetes UK, hay que optar por la leche y otros lácteos que tengan un índice glucémico bajo. Este hecho es debido al efecto protector de la proteína de la leche, que ralentiza el vaciado del estómago y el paso de la glucosa al torrente sanguíneo.

Además, algunos estudios científicos, como el siguiente publicado en la Revista American Journal of Clinical Nutrition, muestran la existencia de una relación entre la ingesta de lácteos y un menor riesgo de padecer diabetes tipo 2. Si bien no son análisis concluyentes, ofrecen datos a tener en cuenta.

Las personas con diabetes pueden consumir estos quesos recomendados

Las personas con diabetes pueden consumir queso en porciones adecuadas y elegir aquellos que presentan niveles más bajos de sal y de grasas saturadas, así como un menor aporte energético.

Cottage

Este es un tipo de queso fresco con características parecidas a la ricota y al requesón. Según los datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, es bajo en grasas, con un alto aporte de proteínas y pocos carbohidratos. Tiene un sabor suave; ya que no está sometido a un proceso de curación como los quesos maduros. 

En los últimos años se ha puesto de moda en muchos países como un producto saludable gracias a estas características.

Se puede comer a cucharadas, pues es una buena alternativa al yogur, o untado en unas rebanadas de pan. Combina bien con frutas, compotas, cereales, frutos secos o semillas.



Quark

Este es un queso fresco batido de textura cremosa, liso y con un sabor algo ácido. Presenta un valor calórico y un porcentaje de grasas bajo, como bien indican los resultados del Departamento de Agricultura. No obstante, existen algunas versiones elaboradas con leche entera que pueden tener un contenido más elevado.

Ricota 

Esta variedad típica de la cocina italiana se elabora a partir del suero de la leche y, como el cottage o el quark, se trata de un queso fresco. Es por este motivo por el que tiene valores energéticos, de sodio y de grasas más bajos que otros quesos, como bien advierte el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (FDC).

Además, al ser un queso suave, también los expertos lo aconsejan en la lista de la compra de personas con diabetes, tal y como señala un estudio publicado por la Revista Insulin.

Su textura es granulada y tiene un sabor fresco con un toque dulce. Combina bien con frutas o en recetas saladas y se puede servir acompañado de un poco de chocolate negro o canela.

Neufchâtel

Las personas con diabetes pueden consumir este queso con denominación de origen de Normandía. Se elabora a partir de leche de vaca, es de pasta blanda y de piel enmohecida.

Presenta valores moderados de sodio y de grasas, como bien reflejan los datos de la FDC. Además, tiene un sabor parecido al queso crema, pero con cantidades menores de grasa saturada. 

Emmental

Queso suizo de pasta dura y compacta. En esta línea, es uno de los pocos de estas características con un bajo contenido de sal, como bien informa el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. En cambio, la cantidad de grasa puede considerarse media o alta; ya que se encuentra entre el 25 y el 40 % de la composición final.

Quesos blandos en la diabetes.
Los quesos pueden incorporarse en la dieta diabética siempre que se opte por los adecuados y en porciones limitadas.

Es una buena opción para acompañar la pasta; pues funde bien cuando se corta en tiras finas. También se puede añadir a un plato de verduras o a una ensalada. Su sabor es suave, dulce y recuerda al de los frutos secos.

Variedades a evitar

Es aconsejable renunciar a algunos tipos de queso, como los preparados para fundir o las mezclas especiales para ensalada. Estos pueden traer un gran número de ingredientes añadidos (almidones, sales fundentes, grasas vegetales y colorantes) que no son recomendables.

Además, todos aquellos quesos más ricos en sodio y en grasa saturada es mejor comerlos de forma excepcional, aunque no están prohibidos en su totalidad y mucho menos si se acompañan de abundante fibra y vegetales. 

En los últimos años, los efectos nocivos de las grasas saturadas en la salud se han relativizado. En referencia a los lácteos, incluso, se menciona el efecto protector frente a los problemas cardiovasculares y cerebrovasculares. Como señalan desde la Escuela de Salud Pública de Harvard, esto se puede deber a la presencia de nutrientes como el calcio o al ácido linoleico conjugado (CLA).

En cualquier caso, aconsejan incluir el queso de la siguiente forma para poder formar parte de un patrón saludable:

  • En raciones moderadas, como acompañamiento y sin ser el protagonista principal del plato. Se puede considerar adecuada una cantidad de 30 gramos para los quesos de pasta dura y entre 50 y 70 gramos para los más frescos.
  • En sustitución de alimentos no tan recomendables como la carne roja, los snacks salados o los granos refinados.
  • Acompañados de alimentos sanos que aporten fibra y otros nutrientes: verduras, frutas, frutos secos, entre otros.

Una dieta adecuada para diabetes permite consumir queso de forma moderada

Con esta enfermedad es esencial seguir una dieta equilibrada con las verduras, legumbres, frutos secos, aceite de oliva y proteína magra como protagonistas. El queso y otros lácteos también tienen su lugar, si se consumen en las cantidades justas.

Entre los quesos de elección principal deben estar los menos calóricos y los que tengan reducidos niveles de sal y grasas saturadas. Estos se pueden comer en raciones de unos 30 gramos al día, servidos con alimentos ligeros y que aporten fibra.

 


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