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Piromanía: causas, síntomas y tratamiento

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A diferencia de un incendiario, el pirómano no tiene una motivación concreta para causar incendios. Estos actúan por impulso y sienten satisfacción o euforia al causar el fuego.
Piromanía: causas, síntomas y tratamiento
Alejandro Duarte

Revisado y aprobado por el biotecnólogo Alejandro Duarte

Última actualización: 09 julio, 2023

La piromanía es un trastorno del control de impulsos que se caracteriza por la provocación de incendios y la atracción por el fuego. El paciente, llamado piromaníaco o pirómano, siente relajación y placer tras el inicio del incendio o al ver sus consecuencias.

No se debe confundir con un incendiario, quien provoca los incendios de forma premeditada para obtener un beneficio personal, monetario o político. Los pirómanos no pueden resistirse al impulso de provocar un incendio y lo hacen sin una motivación concreta.

Sin embargo, mantienen funcionales sus habilidades cerebrales y la capacidad de planificación. Además, en ocasiones estas conductas son el síntoma de una psicopatología subyacente, a menudo relacionada con comportamientos agresivos.

Causas de la piromanía

Como ocurre con otros trastornos mentales la piromanía no tiene una causa exacta. Sin embargo, se cree que tiene su origen en factores genéticos y ambientales. Esto puede incluir el temperamento individual, la psicopatología parental y las predisposiciones neuroquímicas.

A nivel psicológico se considera que puede estar causada por un elevado nivel de búsqueda de emociones, unido a la necesidad de poder y atención. Esto, a su vez, deriva de la falta de contacto social y la poca habilidad para crear o mantener relaciones sociales.

También se considera que la provocación de incendios es la manera que usa el individuo para manifestar sentimientos profundos ante una sensación de inferioridad. De igual forma, experiencias traumáticas como abusos sexuales y episodios de violencia en la infancia tienen alguna relación.

Por otro lado, a nivel neurobiológico se ha relacionado con la presencia de bajos niveles de serotonina a nivel cerebral. Tal y como ocurre con otros trastornos de los impulsos, el pirómano presenta descontroles en la segregación de dopamina y noradrenalina.

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Los antecedentes de maltrato infantil suelen estar presentes.

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Factores de riesgo

La piromanía puede afectar a cualquier persona, pero es más común en los hombres. Se puede presentar a cualquier edad, inclusive en la primera infancia. Además de las causas mencionadas, otros factores de riesgo incluyen:

  • Antecedentes familiares de piromanía o trastornos del control de impulsos.
  • Abuso de sustancias.
  • Problemas de aprendizaje.
  • Falta de habilidades sociales.
  • Comportamientos antisociales.
  • Mala supervisión por parte de los padres.
  • Acontecimientos traumáticos o estresantes.
  • Presión de grupo (amigos que fuman o juegan con fuego).

Síntomas de la piromanía

A diferencia de las personas que producen incendios de manera intencionada, el pirómano lo hace por el sentimiento de euforia o excitación que le produce el fuego. Sus conductas pueden empezar durante la infancia y pasan a ser crónicas o episódicas en la edad adulta. Los síntomas incluyen:

  • Pensamientos suicidas.
  • Conflictos interpersonales.
  • Sentimientos de ira o tristeza.
  • Dificultades para afrontar el estrés.
  • Fascinación por el fuego y todo lo relacionado.
  • Tensión emocional antes de provocar un incendio.
  • Sensación de alivio al consumar el incendio.
  • Deseo de participar como voluntarios a la hora de extinguir incendios.
  • Sensación de bienestar al observar los efectos destructivos que causa el fuego.
  • Provocación recurrente de incendios intencionados por el placer o gratificación de hacerlo.

Diagnóstico

Para dar un diagnostico de piromanía, el profesional de la salud mental considera los criterios del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (en inglés, American Psychiatric Association).

En este, la piromanía se encuentra dentro del conjunto de trastornos destructivos, del control de impulsos y de la conducta. Para confirmar el diagnostico se tiene en cuenta:

  • El número de incendios provocados por el paciente, así como su recurrencia y conductas.
  • La fascinación que siente el individuo por el fuego.
  • Los sentimientos de tensión o activación emocional antes del incendio.
  • El alivio, placer o satisfacción al provocar el fuego.

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Tratamiento de la piromanía

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La terapia mental es muy efectiva.

El tratamiento de la piromanía está basado en una terapia de modificación de conducta, tanto en los niños como en los adultos. Su objetivo es fomentar el control de los impulsos y autocontrol a través de un sistema de recompensa y castigo. Las conductas deseadas se fuerzan mediante respuestas positivas.

Este tipo de psicoterapia también incluye técnicas de resolución de conflictos, autodetección del nivel de tensión y ejercicios de respiración. Ahora bien, es importante trabajar en el empoderamiento del paciente, pues este debe reforzar su autoestima y autoimagen.

Se debe tener en cuenta que el pirómano no suele buscar por voluntad propia un tratamiento, sino que llegan a ello por mandato judicial o motivados por algún familiar. La mayor parte de las veces no presentar remordimientos por sus actos a pesar de ser conscientes de las consecuencias.

En algunos casos el profesional puede sugerir la combinación de la terapia psicológica con el consumo de fármacos que ayudan a tratar la falta de control de impulsos.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • American Psychatric Association. (2002). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado. DSM-IV-TR. Masson. Barcelona.
  • Belloch, Sandín y Ramos (2008). Manual de psicopatología. Madrid. MacGraw-Hill (vol. 1 y 2). Edición revisada
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