¿Cómo plantar pimientos en casa?
Plantar pimientos en casa es una forma de estar en armonía con la naturaleza, de modo que optarás por no usar químicos en el cultivo. Obtendrás buenos resultados, siempre y cuando respetes algunos principios básicos.
Lo primero que debes tener presente es que lo más importante para esta planta es reducirle el riesgo de padecer plagas. De la misma manera, no olvides que el pimiento necesita importantes cantidades de nutrientes y calor.
Materiales para plantar pimientos en casa
Ya que existe una gran variedad de semillas de pimiento que se diferencian por sus dimensiones, pigmentación y sabor, puedes comprar el tipo que más te guste para sazonar y acompañar tus platos.
Esto es lo que necesitas para cultivarlas en tu hogar:
- Semillas de pimiento de tu elección.
- Sustrato para semilleros.
- Semilleros.
- Germinador eléctrico (opcional).
- Azadón.
- Porrón (opcional) de unos 15 litros de capacidad y unos 60 centímetros de circunferencia.
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Paso a paso para plantar pimientos en casa
El pimiento es una planta sensible al frío que debe ser sembrada al aire libre hasta bien entrada la primavera. Con ello, disminuyes el riesgo de que los vientos gélidos terminen por arruinar tu cultivo.
1. Consigue un semillero calefactado
En lugares en los que la temperatura es menor a 26 grados centígrados, es recomendable el uso de un germinador calefactado. Hay que colocarlo en el interior de la casa, cerca de una ventana que reciba sol.
Con ello estarás protegiendo las semillas de pimiento del frío y adelantas la temporada. En caso de vivir en una zona cálida, usa un semillero convencional.
2. Comienza a sembrar
Vierte el sustrato o tierra abonada en el semillero y procede a introducir 3 o 4 semillas a una profundidad de 2-3 milímetros por semillero. Riega con agua limpia hasta que la planta germine, para luego elegir solo la más robusta y grande.
Así mismo, evita poner las semillas muy cerca. De lo contrario, fomentarás el desarrollo de plantas débiles que no prosperarán.
3. El sol es el mejor aliado
Al transcurrir entre 8 y 20 días luego de la siembra, verás que ya empiezan a germinar las plántulas de pimientos. En este punto los rayos del sol y la ventilación son imperantes para obtener frutos de buena calidad. La planta de pimiento necesita iluminación diaria.
4. Trasplanta
Cuando las primeras dos hojas aparecen y el tallo comienza a robustecerse, es hora de que consideres trasplantar a una maceta de buen tamaño o al terreno de tu huerto, en caso de contar con uno. Antes de este paso debes asegurarte de enriquecer la tierra con abono o composta.
En caso de elegir un huerto como nuevo hogar de tu planta, asegúrate que la tierra nueva para el pimiento cuente con una temperatura de 18 grados centígrados. De no ser así, puede que la plántula de pimiento perezca.
5. Deja espacio entre ellas
Una vez que tus plantas de pimientos hayan alcanzado unos 15 centímetros de altura o más, con 5 o 6 hojas en el tallo, debes fijarte de que tengan una separación de 40 a 50 centímetros entre ellas. De este modo, tendrán suficiente espacio para desarrollarse. En caso de que estén sembradas en matero, lo recomendable es uno por cada planta.
6. Riega con mesura
Los excesos de agua son perjudiciales en muchas plantas y la de pimiento no es la excepción. Esto se debe a que los estamentos de este líquido vital terminan por pudrir la raíz al producir asfixia en zonas compactadas.
Por lo que, si bien es cierto que debes asegurarte que tu planta se mantenga húmeda, también lo es que debes comprobar que cuente con un buen drenaje que evite encharcamientos.
7. Espera y luego recolecta
Una vez que hayas seguido estos pasos, solo queda esperar a que broten los frutos y que estos cuenten con el tamaño y la madurez suficiente para recolectarlos de forma manual.
Condiciones fisicoquímicas y consejos para plantar pimientos en casa
Si quieres plantar tus propios pimientos, ten presente que esta planta te demandará nutrientes, sol y riego. Sigue leyendo para enterarte de más detalles del cultivo casero de esta variedad.
Necesitan un lugar que reciba mucha luz solar
Al menos unas 6 horas diarias de luz solar es lo ideal. La temperatura apropiada para un buen germinado, floración y posterior cultivo oscila entre los 20 y los 26 grados centígrados.
En caso de que por la noche la temperatura varíe de forma significativa, debes usar un manto térmico que te ayudará a conservar el calor durante las horas frías, además de proteger la planta de la lluvia y posibles depredadores. Cuando llegue el verano puedes llevarla al exterior, bien sea en maceta o a tu huerto.
Debes cubrir su demanda de nutrientes
Las solanáceas son plantas que exigen nutrientes para dar buenos frutos. El potasio es un elemento que no puede faltar en su abonado, por lo que incorporar hojas de consuelda puede elevar sus niveles.
Además, debes tener en cuenta que la absorción de este mineral será fundamental para determinar la pigmentación y la calidad de los frutos, por lo que su demanda aumentará de forma paulatina hasta la floración.
De la misma forma, el nitrógeno es un componente muy relevante durante las primeras etapas del cultivo, pero a diferencia del potasio, su demanda baja luego de la recolección de los primeros frutos. Ten en cuenta que sembrar la planta en una tierra que antes cultivaba guisantes es una buena idea para cubrir la necesidad de nitrógeno.
Así, el fósforo, el azufre y el magnesio deben formar parte del abonado, por lo que se recomiendan abonos en forma de sólidos solubles y líquidos.
Toma en cuenta el pH de la tierra
A pesar de que este cultivo suele soportar condiciones de acidez de hasta 5,5, y en suelos arenosos soporta un pH cercano a los 8, es recomendable que midas el pH de la tierra. Ten en cuenta que los valores óptimos deben estar entre 6,5 y 7.
El agua carbonatada es una buena opción
Asegúrate de que el sustrato tenga un buen drenaje, esté aireado y mullido. Ten presente que el suelo al tacto debe sentirse húmedo.
Aunque otra forma de saber si tu planta requiere agua es fijarte en las hojas; si estas lucen apagadas y además la tierra está seca, es probable que necesite agua.
El agua carbonatada sirve para sustituir el uso del ácido nítrico. Además, proporciona al suelo de tu cultivo la acidificación necesaria y, al unísono, facilita la solubilidad y la correcta absorción de los nutrientes.
En un verano de intenso sol se recomienda regar la planta de forma generosa a diario. De lo contrario, cada 2 o 3 días. El agua carbonatada también puede intercalarse con agua natural.
Plantar pimientos en casa libres de químicos
Al plantar tus propios pimientos puedes obtener frutos libres de químicos. Por lo que si decides sembrar en maceta, colocas en la base piedras y luego la arena para controlar la humedad. Del mismo modo, antes de trasplantar o sacar la maceta al jardín, se recomienda aclimatarla, exponiéndola de forma paulatina al clima externo.
Así mismo, el uso de palillos o postes de madera es una buena idea para mantener erguida tu planta. Esto, a su vez, favorece la ventilación y luminosidad. Otra práctica que puede ayudar a tu planta es la poda, que refuerza el grosor del tallo, optimiza la circulación de aire y mejora la calidad del fruto. Hay muchos modos de poda que se pueden aplicar, pero basta con quitar las partes de la planta que no están tan vitales.
El pimiento puede ser vecino del ajo y de la col, ya que se llevan muy bien. Sin embargo, de ninguna forma puede asociarse con el pepino ni tampoco compartir espacio con el hinojo y del colirrábano.
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- Monge-Pérez, José Eladio. "Efecto de la poda y la densidad de siembra sobre el rendimiento y calidad del pimiento cuadrado (Capsicum annuum L.) cultivado bajo invernadero en Costa Rica."
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