¿Por qué me despierto cansado?
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Es posible que pienses “si, aún después de dormir varias horas, me despierto cansado, seguro que algo no marcha bien”. Las causas de esto son innumerables, pero lo cierto es que es muy desagradable o mejor dicho, incómodo. Hay sensación de pesadez en el cuerpo, desánimo y fatiga. Comenzar la jornada así no es bueno.
Lo más llamativo es que muchas veces no se debe al insomnio. Entonces, al intentar recapitular, pensarás “aparentemente, duermo las horas suficientes y tengo un sueño profundo. Aún así, me despierto cansado y esa sensación se repite con mucha frecuencia, sin que esté claro el porqué”.
Luego, al seguir dándole vueltas al asunto: “muchas veces no importa si me levanto a medio día, tratando de acabar con esa fatiga. Al final, sucede lo mismo: me despierto cansado, con la mente lente y un estado de ánimo fatal. ¿Por qué me despierto cansado? ¿Por qué no es suficiente dormir para disipar esa sensación?” Veamos las respuestas a continuación.
¿Me despierto cansado?
Lo primero que debemos tener claro es que el cuerpo duerme en ciclos. Por más que los seres humanos seamos muy adaptables, finalmente, el cuerpo y la mente funcionan mejor si llevamos una vida con patrones estables. Esto incide de manera decisiva en el cansancio.Si, por ejemplo, todos los días te levantas a las 7 de la mañana y antes de las 9 de la noche ya estás en la cama, pero el fin de semana cambias ese patrón, el organismo va a confundirse. En esos casos, te despiertas cansado, independientemente de las horas que hayas dormido.
Recuerda que lo normal es que tengamos cinco ciclos de sueño, de 90 minutos cada uno, por noche. Cada ciclo, a su vez, se divide en cuatro etapas. El punto es que, si cambias los horarios de descanso, es posible que te despiertes en el momento equivocado: antes de completar todo el proceso. ¿El resultado? Despiertas cansado.
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Trastornos del sueño
A veces, el motivo más obvio para que nos despertemos cansados son los trastornos del sueño. Si frecuentemente tenemos dificultad para conciliar el sueño, o nos despertamos varias veces por la noche, probablemente nos sentiremos cansados al salir de la cama y durante todo el día.
Otro de los trastornos que afecta la calidad del descanso es la apnea del sueño. Esta es una patología por la cual una persona hace pausas en la respiración mientras duerme. El efecto directo de esa anomalía es que, al despertar, muchas veces siente como si no hubiera dormido.
Consumo de algunas sustancias
El consumo de algunas sustancias, como el alcohol, es un gran obstáculo para alcanzar una buena calidad de sueño. Este tiene un efecto paradójico: provoca somnolencia, pero después impide que podamos dormir profundamente. Algo muy similar ocurre con ciertos medicamentos, especialmente los sedantes.
No puede quedar por fuera otro de los enemigos de un buen descanso: el café. Un café en la mañana es fabuloso para sentirte más despierto: ese es su efecto. En cambio, si lo tomas en la noche, probablemente, no vas a poder dormir bien. Lo mejor es no consumirlo al menos cinco horas antes de ir a dormir.
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Problemas psicológicos
A veces, la razón por la que despertamos cansados está en la forma en la que funciona nuestra mente. No son pocos los que se van a la cama y, antes de dormir, hacen un repaso de todas las preocupaciones que les aquejan, o de las decisiones que deben tomar. Es el peor momento para hacerlo. Genera “ansiedad nocturna” y daña el descanso.
En general, el estrés impide que tengamos un sueño tranquilo. Ese malestar hace que permanezcamos alerta, incluso durmiendo. Por eso, despertamos con facilidad y no logramos dormir profundamente. Lo más conveniente, en esos casos, es acudir a técnicas de relajación.
Otras causas por las que me despierto cansado
También es muy frecuente que haya cansancio al despertar si no se cuenta con una buena higiene del sueño. Esto es, con las circunstancias que realmente favorezcan el descanso en lugar de entorpecerlo. Mucha luz, ruidos o altas temperaturas, por ejemplo, impiden que de verdad descanses.
Lo anterior también está relacionado con los malos hábitos diurnos. Hay varios estudios en los que se demuestra que mirar pantallas antes de dormir no favorece el descanso. Tampoco es bueno ingerir comidas copiosas, especialmente si contienen mucho azúcar. No hacer ejercicio en el día afecta así mismo al sueño tranquilo.
Por otro lado, cuando hay problemas con la microbiota intestinal, estos suelen verse reflejados en un mal descanso. Esta afecta a la producción hormonas y neurotransmisores, que son necesarios para relajarnos y descansar plácidamente. Si no tenemos una microbiota saludable, no será fácil dormir profundamente.
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