¿Por qué se producen las agujetas o calambres?
Revisado y aprobado por el médico Carlos Fabián Avila
¿Te has preguntado por qué se producen las agujetas o calambres? Aparecen sin anunciarse y pueden llegar a ser muy dolorosas. Para sufrirlas no hace falta ser deportista ni haber cumplido cierta cantidad de años.
Nos han hecho creer que se producen por una acumulación de ácido láctico en los músculos; sin embargo parece ser que esta no es la razón. En este artículo te contamos más.
¿Qué son las agujetas?
Las agujetas o calambres se conocen con el nombre científico de “mialgia diferida”. Se trata de un dolor muscular de origen retardado y hasta hace un tiempo se creía que era producido por la acumulación de ácido láctico.
Sin embargo, esta teoría fue refutada cuando se investigó a un grupo de personas que padecían la enfermedad de McArdle. Ellos no tienen la capacidad para producir dicho ácido, pero igual sufrían calambres o agujetas al hacer un sobreesfuerzo físico.
Hay otras teorías que tratan de explicar el porqué de la aparición de las agujetas:
Microrroturas de fibras musculares
Por el momento es la más aceptada en la comunidad científica. Explica que el dolor y la inflamación se producen por una cierta cantidad de microfibras que se rompen durante el ejercicio.
Temperatura incrementada en los músculos
En este caso se menciona que cuando hacemos ejercicio se calientan los grupos musculares y se producen microlesiones. Está relacionada con la teoría anterior en cuanto a las consecuencias, pero no a las causas.
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Espasmos musculares
Esta hipótesis está planteada desde el año 1961 y propone que el dolor de las agujetas está producido por pequeñas descargas eléctricas tras la fatiga del músculo.
Se produce cuando la actividad física es intensa y esto reduce el flujo sanguíneo, produce daños en las células y contracción en la fibra muscular.
Las últimas investigaciones señalan que los calambres son una reacción inflamatoria que responde a las microlesiones, tanto musculares como de los tendones.
Aparecen por una intensidad mayor de ejercicio o esfuerzo del que estamos acostumbrados. Por este proceso se acumulan una buena cantidad de desechos (metabolitos) que provocan dolor, irritación e inflamación.
¿Los calambres son una buena señal?
Algunas personas creen que si al otro día de ir al gimnasio o entrenar en el parque no les duele nada es porque el ejercicio no ha surtido efecto. Muchos se preguntan, además, si sufrir agujetas a la mañana siguiente significa que la rutina física ha sido provechosa.
Eso depende. Los expertos en fitness indican que, si bien la tensión ha de estar alojada en los grupos musculares trabajados, el dolor no es puramente necesario. Esto quiere decir que si no puedes subir una escalera o levantar tu taza de café es porque te has excedido en el ejercicio. ¡No que has trabajado bien!
En una rutina “normal” las lesiones microscópicas de los músculos se producen por el esfuerzo. Al descansar lo suficiente y comer como corresponde se reconstruyen y así es como se gana masa muscular.
En cambio, cuando el entrenamiento ha sido superior a las capacidades, las células musculares se descomponen, vierten mioglobina al torrente sanguíneo y lo intoxican.
¿Qué sucede cuando no te has esforzado lo suficiente? No se producirán agujetas o calambres, pero tampoco verás cambios en tu cuerpo.
¿Se pueden prevenir las agujetas?
Aún no hay un método eficaz que permitan evitar los calambres. Algunos médicos indican que los estiramientos musculares previos y posteriores al ejercicio podrían disminuir la intensidad del dolor.
- Sacudirse los músculos de manera vigorosa durante la rutina física también podría ser de utilidad porque favorece la circulación sanguínea. Al finalizar se recomienda tomar una ducha de agua fría para contraer la zona.
- Los entrenadores, a su vez, recomiendan hacer un aumento progresivo en el ejercicio. Empezar de manera suave e ir incrementando la intensidad evitará que el músculo se resienta o tenga que hacer mayores esfuerzos “de la nada”. Las fibras irán preparándose de a poco con esa situación de esfuerzo.
- A su vez, se aconseja consumir alimentos que tengan potasio como, por ejemplo, el plátano.
Se cree que de esta manera se reducen las posibilidades de sufrir calambres por la pérdida de este nutriente (quizás por esta razón los gimnastas o fisicoculturistas se lo pasan consumiendo licuados de plátano, leche y huevos).
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¿Cómo se tratan las agujetas o calambres?
El tratamiento de las agujetas o calambres puede variar en función de su severidad y frecuencia. El médico puede recetar algunos relajantes musculares o antiinflamatorios. Sin embargo, casi siempre se obtiene alivio mediante la aplicación de masajes.
El ejercicio suave con periodos de descanso también da buenos resultados en su prevención y tratamiento. El someter al músculo a un esfuerzo moderado permite activar la circulación sanguínea para producir un efecto de “limpieza” sobre los desechos que se generan durante las microrroturas fibrilares.
Un remedio de las abuelas para los calambres que seguro habrás escuchado consiste en beber un vaso de agua con una cucharada de azúcar o de bicarbonato de sodio. Sin embargo, esta receta no sirve.
¿Por qué? Porque es efectivo para disolver los cristales de ácido láctico que supuestamente provocaban las agujetas. Ahora que ya sabemos que no son la causa, tampoco la técnica es eficaz para eliminarlas.
Por supuesto, no debemos olvidarnos de estirar bien el músculo apenas aparece esa especie de descarga eléctrica que no nos deja hacer ninguna otra actividad y suele doler bastante. La elasticidad es vital para reducir y evitar las agujetas.
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