Pros y contras de la comida orgánica

La industria de comida orgánica está en su mejor etapa, gracias a que su demanda es mayor que nunca.

 La diferencia entre la comida orgánica y la que no lo es radica en que la primera está hecha sin fertilizantes ni plaguicidas sintéticos.

Crecen con intervención de la ingeniería genética, sin lodos depurados, sin uso de radiación y, por supuesto, sin conservantes.

Con el fin de ser certificadas, estas comidas deben tener al menos el 95% de ingredientes orgánicos.

No obstante, con solo un 70% de ingredientes orgánico, un alimento puede ser considerado como comida orgánica.

Echa un vistazo a los pros y contras que este tipo de comida le trae a tu salud.

Los pros

Evitan los pesticidas

Los pesticidas y plaguicidas están diseñados para ser tóxicos y son utilizados para prevenir el daño causado por los insectos, malas hierbas, roedores y hongos.

Sin embargo, aunque las dosis de pesticidadas están reguladas para que no sean peligrosas para las personas, se cree que a largo plazo pueden causar problemas a nuestra salud.

Aunque no existen estudios que demuestren el impacto de los posibles residuos de plaguicidas en la salud humana, existe una creciente evidencia que relaciona la exposición a estos químicos con el aumento en enfermedades como la diabetes, el cáncer y el alzhéimer.

Por otro lado, los pesticidas son conocidos por ser peligrosos especialmente para los niños y mujeres embarazadas, puesto que aumentan la posibilidad de tener problemas de atención y aprendizaje, bajo peso al nacer, desarrollo cerebral, sistema nervioso y cáncer pediátrico.

Los cultivos de comida orgánica son cuatro veces menos propensos a tener residuos de pesticidas, además de contener menos concentraciones de cadmio, un metal tóxico que a veces se encuentra en los fertilizantes químicos convencionales.

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Son respetuosos con el medio ambiente

El impacto ambiental de la agricultura convencional es asombroso y evidente. Los contaminantes procedentes de las distintas formas de cosecha causan daños generalizados en el medio ambiente.

Por ejemplo, en el Golfo de México, los fertilizantes químicos convencionales han creado floraciones masivas de algas, que consumen el oxígeno del agua y han reducido la vida marina.

La práctica de la agricultura orgánica reduce el riesgo de la contaminación del agua y evita la erosión del suelo con sustancias perjudiciales.

Carnes más seguras

La cría de animales de manera orgánica les permite crecer sin el uso de antibióticos, hormonas o alimentos tratados con pesticidas.

Según el doctor Dr Kazuaki Miyagishima, Director de Seguridad Alimentaria de la Organización Mundial de la Salud, los antibióticos suministrados a animales para la producción de carne, han llevado la resistencia a los antibióticos a una situación de emergencia.

En Estados Unidos solamente, unas 400 mil personas contraen enfermedades resistentes a los antibióticos, según el Centro de Control de Enfermedades.

El consumo de carne orgánica hace que puedas minimizar tu exposición a las bacterias resistentes a los antibióticos. 

Más nutrientes

Los cultivos orgánicos tienen mayor concentración de antioxidantes importantes para tu cuerpo.

Contrario a lo que se cree, los alimentos orgánicos no proporcionan más nutrientes, de acuerdo a varios estudios realizados.

Sin embargo, la carne orgánica sí reúne más antioxidantes que la regular. Esta afirmación está basada en 67 estudios cuyas conclusiones se presentaron en el Diario Británico de Nutrición.

Se estima que esta diferencia se produce por la ingesta de alimentos orgánicos que se le suministra a los pollos, cerdos y vacas para producir carne orgánica.

Muchos de estos antioxidantes se encargan de proteger las células y reducir el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares y el mal de Alzheimer.

La leche orgánica tiene un 47% más de ácido graso omega 3 que la leche no orgánica y un 14% más de omega 6.

Además, el omega 3 se encuentra también en el yogur y el queso elaborados con leche orgánica.

Por supuesto, estos no deben ser tu única fuente de omega 3, ya que, en tal caso, tendrías que beber 11 litros de leche y 4 onzas de salmón (113 g)  para obtener la cantidad diaria que tu cuerpo necesita.

Evita los transgénicos y aditivos alimentarios

Como no requieren de organismos modificados genéticamente, comer comida orgánica es una de las mejores maneras de saber que estás comiendo productos libres de transgénicos.

Aún se desconoce el impacto de estos en tu salud y la del medio ambiente.

Las normas de certificación orgánica prohíben o limitan de manera severa su uso, además de aditivos tales como:

• Conservantes
• Colorantes
• Aromatizantes
• Edulcorantes artificiales en los alimentos.

Los contras de la comida orgánica

Costo elevado

Algunos alimentos orgánicos cuestan casi el doble que sus versiones convencionales. Su alta demanda, combinada con el rendimiento más bajo de sus cultivos, eleva los costos.

Además, su producción suele ser más cara, porque requieren de mayor mano de obra. Esto implica un aumento de entre el 10 y 40 por ciento.

No evitan las enfermedades transmitidas por alimentos

Más allá de las bacterias resistentes a los antibióticos, los alimentos orgánicos no son más seguros que los que no lo son cuando se trata de contaminación a través de bacterias.

Los alimentos de toda variedad son propensos a la listeria, E. Coli, Salmonella y otras bacterias. De hecho solo hay un 10% menos de posibilidades de encontrar una de estas bacterias en la comida orgánica.

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Vida útil más corta

Los alimentos orgánicos tienen una caducidad menor, en comparación con otros productos que convencionalmente encontramos en el mercado.

Esto es porque no son tratadas con cera o conservadores que los mantienen en los estantes por mayor tiempo.

Por este motivo, es probable que tengas que comprar en menor cantidad y con más frecuencia.