Pseudodemencia depresiva: todo lo que necesitas saber
Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales
“Es que se olvida de cosas, le preguntas algo y es como que está en su mundo”. Muchas consultas por supuestos casos de demencia, empiezan con frases que revelan situaciones cotidianas. Sin embargo, de fondo puede existir una depresión. Así, aparece la pseudodemencia depresiva.
Las demencias pueden funcionar como el cajón de sastre en donde caen las preocupaciones por el rendimiento cognitivo. Si ahondamos un poco, encontraremos alteraciones del estado de ánimo.
¿Qué es la demencia y la depresión?
Para entender de qué se trata la pseudodemencia depresiva, es conveniente empezar por preguntarse qué es la demencia y qué es la depresión. Demencia es un término que se emplea para identificar aquellas enfermedades degenerativas que suelen tener múltiples causas e implican un deterioro progresivo, en especial, en ciertas funciones cerebrales. Quizás, el ejemplo más conocido sea el alzhéimer.
Por su parte, la depresión hace referencia a un trastorno del estado de ánimo, que también tiene subtipos y se expresa a través de múltiples síntomas. Entre los más conocidos encontramos los siguientes:
- Desgano.
- Apatía.
- Fatiga.
- Cambios en el sueño y en el apetito.
- Pérdida de interés por actividades que resultaban placenteras.
Hablemos de pseudodemencia depresiva
Hablamos de una pseudodemencia depresiva porque, si bien no se trata de una demencia, suele confundirse con ella. Esto es así porque se presentan alteraciones cognitivas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, existe un trastorno psiquiátrico previo, que coincide con la depresión.
Es importante identificar la sintomatología para arribar a diagnósticos precisos.
En general, la pseudodemencia depresiva empieza con una alteración del ánimo, con primacía de la angustia, la tristeza y el malestar. Luego pueden aparecer signos más cognitivos, tales como la pérdida de la memoria, la falta de atención, las dificultades para concentrarse, para empezar y terminar tareas, así como alteraciones en el juicio.
En un tercer momento, surge la necesidad de querer estar solos, de no hacer nada (aislamiento e inactividad), lo que dificulta las interacciones. Con ello, se deriva en una afectación progresiva de las habilidades sociales.
También podemos mencionar que la alteración del ánimo influye en el modo en que los pacientes se comportan al momento de resolver algunas pruebas neurológicas. Por ejemplo, quienes tienen depresión, conservan su apatía y desgano y simplifican con un “no sé”.
La pseudodemencia depresiva puede ser reversible.
Diferencias principales con las demencias neurodegenerativas
Muchos profesionales consideran que la pseudodemencia depresiva es un desafío, ya que al solaparse signos y síntomas de la demencia, en un inicio puede ser complejo orientarse. Sin embargo, quienes más conocen del tema, sugieren que hay elementos para clarificar el diagnóstico.
La temporalidad
En cuanto a la temporalidad, es importante tener en cuenta la edad de los pacientes. Por ejemplo, a quienes presentan estas señales y tienen 65 años o más, muchas veces se les indica de inmediato que tienen demencia. Sin embargo, es preciso reconstruir su historia y el caso.
Evolución del cuadro
Una pseudodemencia tiene un inicio subagudo y de evolución más rápida. En este sentido, afecta el funcionamiento cotidiano y funcional de manera más evidente, en especial el componente anímico, en comparación con el cognitivo.
Las demencias neurodegenerativas tienen un desarrollo más lento y progresivo.
La memoria
En la pseudodemencia depresiva, la memoria inmediata y remota se ven afectadas en simultáneo. Mientras que en el caso de las demencias, el deterioro empieza por la memoria inmediata.
Habilidades sociales y relaciones con el entorno
En general, la depresión tiene un impacto casi inmediato en las relaciones sociales desde su comienzo, ya que la persona suele aislarse, se muestra reservada, con poco interés por la interacción. En las demencias esto no tiene por qué ser así. Alguien puede tener dificultades para compartir un recuerdo reciente, pero aun así quiere reunirse con sus amistades.
Algunas claves para actuar frente a la pseudodemencia depresiva
Algunas recomendaciones iniciales a tener en cuenta son las siguientes:
- Procura realizar algunas actividades durante el día. Por muy difícil que sea y sientas pocos deseos de hacerlo, hay que vencer esa resistencia al movimiento. Empieza por actividades sencillas, de poca duración, tales como salir a caminar durante 10 minutos al día, poner ropa a lavar, establecer hábitos de higiene, leer.
- Intenta mantener una rutina para levantarte y acostarte. Aunque quieras permanecer en cama todo el día, es necesario que procures continuar con ciertas actividades. Si te resulta muy difícil, puedes intentar con varias alarmas o con comprometerte con algunas responsabilidades que te obliguen a levantarte.
- Evita el consumo de sustancias, tales como drogas ilícitas o alcohol.
- Pide ayuda profesional. La depresión y sus variantes, como la pseudodemencia depresiva, requieren de un abordaje integral, más allá de la medicación. Existen distintos tipos de terapias psicológicas que pueden colaborar con el proceso.
Es importante que sepas que, al realizar estas actividades, no vas a sentirte bien de inmediato ni las vas a realizar con plena felicidad, como quizás te ocurría en el pasado. No empieces buscando eso porque puede resultar frustrante.
Puedes tener en cuenta que un pequeño paso te ayuda a sacarte del lugar en donde estás hoy y caminar hacia donde quieres estar mañana.
Entender a la salud como un todo
Más allá de que existen muchos factores implicados, uno de los puntos centrales que sostiene la confusión en el diagnóstico tiene que ver con los datos que se aportan al profesional. Es común que los familiares se preocupen por los síntomas cognitivos y hagan especial énfasis en ellos, descuidando lo emocional.
La calidad de vida y el bienestar son un todo. Si bien puede preocuparnos que alguien no pueda empezar y terminar una tarea, en el caso de la pseudodemencia depresiva, los problemas empezaron antes, con otras señales (pérdida de interés, visión pesimista, desánimo).
En este sentido, no subestimemos el papel de las emociones. El estado de ánimo es un componente esencial para poder vivir mejor.
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