Qué debemos hacer cuando nos distanciamos de un buen amigo
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
La vida son etapas en las que podemos autodescubrirnos, momentos únicos vividos en diferentes edades que nos prueban. Algunas situaciones nos hacen tomar decisiones y a veces no acertamos. Nos equivocamos con quienes tenemos más cerca y nos alejamos. ¿Qué debemos hacer cuando nos distanciamos de un buen amigo?
¿Es mejor llamarle? ¿Le sentará mal si intentamos retomar la amistad? ¿Se acordará de nosotros? ¿Será todo como antes o habremos cambiado? En este artículo, proponemos unas reflexiones para tratar de retomar esas bonitas amistades que se perdieron en el tiempo.
En qué momento nos distanciamos de un buen amigo
Es necesario saber la causa por la que nos distanciamos de un buen amigo para seguir con nuestra vida sin mantener contacto. Pueden ser motivos laborales, un cambio de ciudad o de país.
A veces puede que los propios cambios de la vida, como formar una familia, nos ocupen todo el tiempo. O también puede que la distancia se deba a un conflicto, un malentendido o un daño cometido por uno de los dos.
En este sentido, debemos valorar si es preferible seguir con el rencor, atrincherados en el silencio como castigo, o perdonar la ofensa y ofrecer nuestro abrazo. El tiempo es un medicamento que, a la larga, tiene muy buenos efectos. Quizás ya ha llegado el momento de olvidar el dolor y volver a construir juntos como antaño. Con voluntad por ambas partes todo es posible.
El recuerdo atrae
Por extraño que nos pueda parecer, cuando anhelamos algo con mucha intensidad, lo atraemos. Quizá dos grandes amigos que se recuerdan con alegría están destinados a no caer en el olvido.
Por este motivo, es bueno mantener siempre buenos pensamientos hacia ese buen amigo que ya no vemos. Recordarlo con alegría, con vitalidad y, cuando su nombre aparezca en una conversación, hablar siempre de las cosas buenas que habéis vivido juntos.
De este modo, conseguimos que esté presente dentro de nosotros. Y alguien que vive en nuestro corazón, aunque los ojos no puedan verlo, jamás se olvida.
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Exterioriza lo que sientes
Es muy importante expresar las cosas que sentimos. No es necesario decir siempre te quiero, pero sí dar muestras de afecto y cercanía. Para que las relaciones no se enfríen o acaben de romperse, debemos preocuparnos por la vida y los problemas de nuestros amigos. Aunque no sea con nuestra presencia física.
La verdad siempre es el camino más corto. Exteriorizar el cariño y la empatía que llevamos dentro solo nos pueden traer cosas buenas. A veces debemos arriesgarnos, quitarnos el miedo a exponernos o a sentirnos ridículos y, aunque hayan pasado muchos años sin vernos, dar un paso hacia delante y acercarnos.
La honestidad y la sinceridad
Uno de los pilares fundamentales de cualquier verdadera amistad es la sinceridad. No se puede construir algo a base de pequeñas o grandes mentiras. Debemos ser honestos con nosotros mismos y llamar a las cosas por su nombre. Una actitud frontal y despojada de excusas, por complicada que sea la situación, es una victoria para ambos.
Los amigos se hieren con la verdad para no destruirse con mentiras. Debemos hacer lo correcto, aunque duela. Puede que en un principio nos enfademos, pero debe haber confianza hasta para decir cosas que duelen. Solo debemos tener tacto al expresarnos y buscar el momento adecuado para tratar de solucionar una situación compleja.
Malas rachas
Todos tenemos malos momentos en nuestra vida. Pasamos por situaciones económicas duras, pérdidas de familiares o estados anímicos que parecen una montaña rusa. Cuando nos distanciamos de un buen amigo, debemos tener una actitud respetuosa, comprensiva y aceptar esa situación puntual. A veces, también necesitamos estar solos.
La amistad es algo muy valioso que bien merece la pena luchar por conservar. A medida que pasa el tiempo, cada vez es más difícil poder presentar a alguien como un buen amigo. Nuestro compañero, confidente, consuelo y alegría.
Ese alguien que sabemos que siempre está ahí, aunque uno de los dos pase por una mala racha. Un distanciamiento puntual puede fortalecer todavía más una buena amistad.
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