¿Qué es y como se trata la catatonia?
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
Personas que de pronto se quedan paralizadas y en estado vegetativo, ausentes y sin poder reaccionar. Sus cuerpos aparecen rígidos, como extraños maniquíes que otros pueden mover a voluntad. Pocas condiciones son más singulares que la catatonia, un síndrome neuropsiquiátrico con alteraciones en la consciencia, el afecto y el pensamiento.
A pesar de que esta realidad clínica fue descrita por primera vez en 1874 por el médico alemán Karl Kahlbaum, el mundo del arte y la tradición cultural vieron en las personas afectadas una fuente de inspiración para evocar el rostro del horror y la desesperación.
De hecho, en la Edad Media muchos de los pacientes sufrieron trágicos finales, ya que la enfermedad se relacionó con posesiones malignas. En cualquier caso, hoy en día es una condición ya conocida. Incluso, para la neurociencia es una de las alteraciones más interesantes.
Y si bien su impacto es grave y altera por completo la vida de quienes lo padecen, la clínica moderna dispone de varios tratamientos efectivos para contrarrestar dicha alteración. ¿Qué más debes saber al respecto? En el siguiente espacio lo detallamos.
Tipos de catatonia
La catatonia, aunque poco habitual, conforma un tipo de cuadro clínico que puede derivar en graves complicaciones. En los últimos años la neurobiología y la psiquiatría han centrando mucho más su interés en ella.
Así, estudios, como el realizado en la Universidad de Cambridge, son ejemplos de cómo se intentan ya especificar los criterios diagnósticos para no verla solo cómo un tipo de esquizofrenia.
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) ya la describe como una condición que puede aparecer vinculada a un gran número de alteraciones psiquiátricas. Veamos, por tanto, cuáles son los principales tipos de catatonia.
- Catatonia acinética. Es la más común, la que se manifiesta con súbitas interrupciones, como quedarse sin poder hablar y sin responder a los estímulos. De pronto, la persona se sienta o se tumba quedándose en una posición rígida y extraña.
- Catatonia excitada. En esta tipología el paciente puede moverse, pero lo hace de manera impulsiva, agitada e incluso violenta. Puede mostrarse a la defensiva y evidenciar de pronto un comportamiento mimético. Es decir, imitan los movimientos de los demás.
- Catatonia maligna. En estos casos, a la propia catatonía se le añaden otras afecciones graves, como problemas cardíacos o respiratorios. Es entonces cuando se dan situaciones de gravedad, en las cuales la persona sufre deshidratación, insuficiencia renal y riesgo de tener infartos.
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Síntomas comunes de la catatonia
A la hora identificar este trastorno de origen neurológico, es conveniente partir de una serie de criterios diagnósticos. Los mismos pueden ser físicos o psicológicos. A continuación, los detallamos.
Síntomas físicos
La persona queda imposibilitada para realizar cualquier tipo de movimiento. Evidencia una llamativa rigidez muscular que limita por completo el movimiento y la contracción. Queda como «petrificada», no puede mover las articulaciones y, por término medio, se quedan en posturas poco naturales y muy llamativas.
- Sus miradas quedan fijas en el vacío.
- Sufren reflejo de prensión forzada. Es decir, sus dedos quedan rígidos y se agarran con fuerza a aquello que se les pone en la mano.
- Evidencian, además, estados de estereotipias agitación y estupor.
- Asimismo, para proceder al diagnóstico debe aparecer lo que se conoce como la flexibilidad cérea. Consiste en un estado de resistencia pasiva, en el cual no pueden flexionar las articulaciones por sí mismos. Sin embargo, al ser manipulados y movidos por otras personas sí es posible cambiares de postura y posición.
- Pueden llegar a autolesionarse.
Síntomas psicológicos
En muchos casos, la catatonía se vincula con la depresión. El paciente evidencia unas alteraciones muy comunes y llamativas en su estado del ánimo.
- Aparecen sentimientos de tristeza recurrentes.
- Pérdida de interés por sus responsabilidades, aficiones, relaciones sociales, etcétera.
- Sentimientos de indefensión, abatimiento o irritabilidad.
- Se sienten incapaces de tomar el control de su propia vida. No pueden pensar, concentrarse ni tomar decisiones.
- También es común la emocionalidad intensa, es decir, presentan cambios de humor bruscos, como ir de la euforia a la tristeza más absoluta.
Por otro lado, son llamativos sus problemas con el lenguaje. Sufren ecolalia (repetir lo que dicen otros), mutismo (dejan de hablar), o bien, evidencian una verborrea excesiva.
Una parte de los expertos en este tipo de condición sugieren que, tal vez, son esos síntomas psicológicos los que originan la inactivación motora y esas posiciones catatónicas.
¿Cuál es la causa de la catatonia?
La catatonia es un trastorno de origen neurológico. Esto significa que los desencadenantes pueden ser múltiples si se toman en cuenta las alteraciones en el sistema nervioso central.
Disfunciones en diferentes áreas del cerebro
Explorando los posibles desencadenantes a nivel neuroanatómico se han podido observar, por ejemplo, alteraciones en la corteza parietal posterior derecha. También en el área prefrontal y en la región del orbitofrontal medial. Todas estas estructuras se relacionan con el aspecto motor y las alteraciones emocionales.
Factores neuroquímicos
A nivel hormonal y neuroquímico, se han visto diferentes disfunciones en aminoácidos tan importantes como el GABA, el principal inhibidor del sistema nervioso central. Los pacientes con catatonia presentan un menor nivel de adherencia y una cantidad más baja de este elemento tan decisivo.
Por otro lado, se han observado alteraciones en la producción y funcionamiento del glutamato, la serotonina y la dopamina.
Enfermedades y trastornos mentales
Más allá de las causas neuroquímicas o neuroanatómicas, hay otros factores tanto orgánicos como psiquiátricos que pueden explicar la catatonia. Estudios, como el realizado por el doctor Jonathan P. Rogers la Universidad de California, exponen que hay que poner la atención en los aspectos inmunitarios. Estos serían algunos ejemplos:
- Meningitis o encefalitis bacteriana.
- Paludismo cerebral.
- Infección del sistema nervioso central no especificada.
Por otro lado, también es posible desarrollar catatonia a raíz de las siguientes condiciones:
- Tumores cerebrales.
- Accidentes cerebrovasculares.
- Adicción a las drogas.
- Esquizofrenia.
- Enfermedad de Párkinson.
- Trastorno psicótico breve.
- Trastornos del estado de ánimo como la bipolaridad o depresión.
- Estrés postraumático.
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Tratamientos disponibles
Lo más decisivo a la hora de elegir el tratamiento para la catatonia es saber qué la produce. No es lo mismo un paciente con esquizofrenia que una persona con meningitis. Por ello, lo más adecuado es seguir las siguientes pautas:
- Ingreso hospitalario del paciente para realizar un adecuado diagnóstico con las pruebas clínicas y psiquiátricas pertinentes.
- Elección de los fármacos. Por lo general, las benzodiacepinas como el Lorazepam suelen ser las más idóneas.
- Terapia psicológica para tratar el aspecto emocional, social y, sobre todo, para educar al paciente y a la familia sobre este trastorno neurológico. Es necesario que comprendan sus características e incidencia.
- Seguimiento.
- En caso de no percibir avances, se opta por la terapia electroconvulsiva (TEC). A día de hoy, este tratamiento es altamente efectivo. Cabe señalar, eso sí, que es un enfoque muy diferente al practicado en décadas pasadas. Se basa en enviar impulsos eléctricos controlados para estimular determinadas áreas cerebrales.
Datos sobre la catatonia
La catatonia tiene una incidencia en la población que oscila entre el 5 y el 10 %. Rara vez aparece en niños o adolescentes. En general, tiene múltiples orígenes neurológicos y psiquiátricos. Puede aparecer como consecuencia de una encefalitis, o bien, como efecto del consumo de drogas.
Es importante en todos los casos proceder a un correcto diagnóstico. Asimismo, es decisivo solicitar atención clínica en cuanto aparecen los síntomas aquí presentados. Se trata de una condición grave que, en determinados casos, puede ser mortal.
Se recomienda que toda persona con catatonia acuda a terapias ocupacionales o sesiones de psicoeducación para conocer mejor su realidad y saber cómo actuar y prevenir sus ataques.
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