Esto recomiendan los psicólogos para lidiar con el agotamiento emocional
Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto
El agotamiento emocional es un estado de cansancio mental y físico que se produce cuando nos sentimos agobiados por las presiones de la vida cotidiana. Se trata de una respuesta del organismo ante situaciones que nos generan estrés, ansiedad, frustración o tristeza. Cuando se extiende en el tiempo, puede dañar nuestra salud y calidad de vida.
Algunos de los síntomas más habituales son los siguientes:
- apatía,
- baja autoestima,
- arrepentimiento,
- síntomas físicos,
- aislamiento social,
- cambios de humor,
- ausencia de disfrute,
- dificultad para concentrarse
- y dificultades para dormir y comer.
Estos síntomas pueden afectar nuestro rendimiento laboral, las relaciones personales, nuestra autoimagen y satisfacción con la vida. Por eso, es importante reconocerlos y buscar ayuda profesional cuando sea necesario.
¿Qué causa el agotamiento emocional?
El agotamiento emocional puede tener diferentes causas, dependiendo de las circunstancias personales. Algunas de las más frecuentes son las siguientes:
- Exceso de trabajo o de responsabilidades. Tanto laborales como familiares o personales. Esto puede provocar que no tengamos tiempo suficiente para relajarnos o disfrutar de aficiones. Si no sabemos establecer límites y prioridades, o nos cuesta delegar o pedir ayuda, será difícil encontrar el equilibrio entre el trabajo y el ocio.
- Falta de apoyo social o de recursos para afrontar los problemas. Sentirnos solos, incomprendidos o desamparados, lo que aumenta la sensación de vulnerabilidad.
- Autoexigencia o perfeccionismo. Querer hacerlo todo bien, cumplir con las expectativas propias o ajenas, o no tolerar el error o el fracaso. La autoexigencia puede hacer que nos fijemos demasiado en los detalles, que nos comparemos con los demás, que nos juzguemos con severidad o que posterguemos las tareas por miedo a fallar.
- Dificultad para expresar las emociones. Represar, negar o evitar lo que sentimos nos acumula tensión y malestar emocional. Según un estudio de la Universidad de Harvard, las personas que reprimen sus emociones tienen un 35 % más riesgo de morir prematuramente que el resto.
- Estrés crónico o exposición a situaciones traumáticas. Vivir en un estado de alerta constante, sufrir violencia, abuso, pérdidas o enfermedades puede deteriorar nuestra capacidad de adaptación y resiliencia.
¿Qué síntomas tiene el agotamiento emocional?
Ya adelantamos algunos síntomas generales del agotamiento emocional. Los mismos pueden variar en intensidad y duración, según cada caso.
El cansancio físico y mental es sentir que no tenemos energía ni motivación para realizar las tareas habituales. Nos cuesta concentrarnos, recordar cosas o tomar decisiones. Esto podría derivar en alteraciones del sueño y del apetito.
No es infrecuente que tengamos cambios de humor e irritabilidad. Será dificultoso controlar las emociones, por lo que reaccionaremos de forma desproporcionada ante las situaciones del día a día.
También es posible llegar al aislamiento social y la falta de interés. Perdemos el deseo de relacionarnos con los demás, nos alejamos de amigos y familiares o evitamos participar en actividades sociales.
En definitiva, acabaremos con baja autoestima y sentimiento de culpa. Nos juzgaremos con dureza, comparándonos con los demás y sintiéndonos inferiores o incapaces.
¿Qué recomiendan los psicólogos?
Los psicólogos pueden ofrecernos diferentes estrategias para lidiar con el agotamiento emocional, tanto desde una perspectiva preventiva como terapéutica:
- Buscar ayuda profesional cuando sea necesario. Si se nos impide llevar una vida normal, se afecta nuestra salud o se asocia el agotamiento con otros trastornos psicológicos, como la depresión o la ansiedad, es conveniente consultar con un profesional que nos apoye. El tratamiento puede incluir sesiones individuales o grupales, técnicas de relajación, terapia cognitivo-conductual, terapia de aceptación y compromiso, etc.
- Identificar y modificar las causas del agotamiento emocional. Es importante analizar qué situaciones o factores nos generan estrés, ansiedad o malestar, y tratar de afrontarlos de forma más adaptativa. Por ejemplo, si el trabajo nos causa mucho estrés, podemos negociar con nuestro jefe una reducción de horas o de carga, aprender a organizar mejor el tiempo y las tareas, delegar o pedir ayuda.
- Fomentar el autocuidado físico y mental. Podemos crear hábitos saludables diarios, como dormir bien, alimentarnos de forma equilibrada, hacer ejercicio con regularidad, meditar. Estas actividades nos permiten desconectar de los problemas, disfrutar del presente, mejorar el ánimo y la autoestima.
- Mantener una red de apoyo social. Es bueno sentirnos acompañados, comprendidos y valorados. Podemos compartir sentimientos, pensamientos y experiencias, pidiendo consejo o ayuda. También es recomendable participar en actividades sociales o recreativas; desde salir a tomar algo con los amigos hasta apuntarse a un curso o a un voluntariado. El objetivo es que ampliemos nuestro círculo social.
- Desarrollar habilidades de gestión emocional. Aprender a reconocer, expresar y regular nuestras emociones puede facilitarnos el manejo del agotamiento emocional. Debemos practicar el hecho de cambiar los pensamientos negativos por otros más positivos y realistas, buscar soluciones creativas a los problemas que nos preocupan, comunicarnos de forma clara y respetuosa con los demás, diciendo lo que pensamos y sentimos, pero sin ofender ni agredir.
- Encontrar momentos de conexión con uno. El día a día nos sumerge en un sin fin de momentos de intercambio, pero, ¿en qué momento intercambiamos con nosotros? Se torna indispensable hallar momentos de encuentro con uno. Existen diferentes formas de lograrlo: la lectura, un paseo, la música, la meditación, la escritura o mediante un momento de desconexión, por ejemplo, contemplando un atardecer.
- Validar y reforzar nuestros logros y valías. Ubicar el foco en nuestras fortalezas, nuestras habilidades y logros es una tarea que nos distancia del agotamiento emocional. De este modo, fijamos nuestra atención en nosotros, encontrando y reparando en valores que nos refuerzan y nos hacen únicos como persona.
El objetivo es que mejoremos nuestra inteligencia emocional y que seamos capaces de afrontar las situaciones difíciles con más confianza y optimismo.
La sensación de agobio como alerta
El agotamiento emocional afecta la salud física y mental, el desempeño laboral, las relaciones personales y la calidad de vida. Por eso, debemos buscar formas de reducir el estrés y de recuperar el equilibrio y la satisfacción con la vida.
Si te sientes identificado, te invitamos a que reflexiones sobre tu situación y que busques ayuda especializada. No estás solo. Hay profesionales que pueden contribuir a mejorar tu salud emocional. Pedir ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad.
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