Relaciones abiertas: ¿merecen la pena?
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
Las relaciones abiertas solo pueden existir en parejas muy seguras de sí mismas y con acuerdos bien claros. Ambos integrantes deben estar convencidos de iniciar este tipo de experiencia. De lo contrario, todo podría derrumbarse fácilmente. Dar una respuesta única, a si las parejas abiertas merecen la pena, es un error. En la práctica, todo depende de la manera en que se afronte esta situación, las personalidades de quienes participen y el respeto con que se manejen.
¿Qué se debe tener en cuenta a la hora de estar en una relación abierta? ¿Qué pros y contras puede haber? Si esta es tu situación, o como pareja lo estáis pensando, debéis leer esta información.
¿Todas las personas pueden formar relaciones abiertas?
No todas las personas están preparadas emocionalmente para salir de la monogamia. De hecho, puede ocurrir que, ante la propuesta de su compañero/a de seguir juntos, pero tener libertad para conocer a otras personas o el poliamor, la reacción no sea la ideal.
Características de las personas que logran disfrutar de relaciones abiertas
Para disfrutar de una relación abierta, es probable que se necesite disponer de ciertas características en concreto:
1. Elevada autoestima
Son personas que tienen amplia confianza en sí mismas, lo que les permite no caer en los miedos de perder a su pareja. Saben con claridad, que siempre son la elección primaria de su compañero. Los celos no tienen lugar en ese estilo de vida. Es decir, esas terceras personas no significan ninguna competencia.
Por otro lado, el contacto con otras personas puede avivar el contacto sexual con su pareja, mejorar las relaciones íntimas y romper la monotonía. Todo eso repercute en la autoestima.
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2. Saben comunicarse y respetar reglas
Las habilidades de comunicación son un factor fundamental en todas la relaciones, más aún en las relaciones abiertas. Para que no haya malos entendidos ni egos heridos, cada detalle debe hablarse previamente con absoluta libertad. Así, se pueden fijar y aceptar reglas comunes para administrar los vínculos.
Siempre que estas normas se cumplan, los márgenes de problemas se reducen ampliamente. De igual manera, es necesario tener la posibilidad de renegociar estos acuerdos cuando creen que algo no está funcionando.
3. Libres de convenciones moralistas
Hombres y mujeres que tengan apego a ciertas convenciones religiosas o culturales defensoras de la monogamia difícilmente puedan tener éxito en relaciones abiertas. Lo mismo sucede con los pensamientos machistas que incluyen, entre sus leyes, ser propietarios de sus mujeres.
Si la pareja está compuesta por personas de este grupo, no vale la pena perder ni un minuto en conversaciones sobre la libertad de la relación. Pues, las convicciones son tan profundas y fuertes, que los riesgos de una ruptura son muy altos. Se necesitan seres humanos con una mente extremadamente abierta, de manera que no se vea afectada, ni siquiera por las críticas de sus familiares o amigos que no entienden estas relaciones.
Diferencia entre relaciones abiertas e infidelidades
Están quienes consideran que las relaciones abiertas son en definitiva, un tipo de infidelidad camuflada. Pero, seguramente esa idea surge de su incapacidad por aceptar este tipo de relaciones. En verdad hay una diferencia muy clara entre ambos conceptos y es muy bueno saberlo.
La indifelidad es básicamente un engaño, una mentira. Una traición a la confianza que la pareja deposita en la persona infiel. Es la ruptura de un compromiso establecido entre dos personas, que se juran ser leales y exclusivos entre sí. La infidelidad es el acto por el cual una persona tiene un vínculo amoroso o sexual con un tercero sin conocimiento de su pareja.
Las relaciones abiertas incluyen también vínculos con terceras personas, pero la diferencia es que se producen con el acuerdo de todas las partes. Entonces, no existe un engaño que pueda perjudicar el pilar de la familia, es decir, no afecta a la confianza.
Posibles riesgos de las relaciones abiertas
Como en el resto de las relaciones, a la hora de establecer una relación abierta pueden surgir ciertos riesgos:
1. Uno se arrepiente y se dificulta volver atrás con al decisión
Llevan un tiempo viviendo esta experiencia, y, de pronto, uno nota que no es lo que esperaba. Un problema recurrente es que, al plantear esto a su pareja, se encuentre con que ésta vive muy felizmente la relación y no quiere volver a la monogamia. Lidiar con estas sensaciones y deseos entre ambos puede acabar en terapia de pareja o, incluso, en la separación.
2. Se enamora del tercero en discordia
Si bien, una de las reglas comunes en todas las relaciones abiertas es no enamorarse de los terceros, puede pasar. El amor no es algo fácil de manejar con la razón y ocasiona estas malas jugadas. Enamorarse de otra persona es un riesgo presente y que provoca grandes problemas en la pareja. De hecho, muchos deciden formar una nueva historia monogámica con este nuevo ser que conquistó su corazón.
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3. Inseguridades, reproches y desgaste
Más allá de la fantasía de tener una vida más liberal, moderna y juvenil, sucede que muchas personas no son tan seguras como creían. Entonces, sus propias inseguridades ocasionan desastres en la relación de pareja. Fingen ser personas muy superadas, pero a la mínima ocasión hacen reproches o maltratan a su socio en este contrato. No pueden dominar los celos y se genera una ambigüedad en sus sentimientos que no le permite ser feliz con la relación.
Relaciones abiertas: comentarios finales
Las relaciones abiertas existen y pueden ser muy beneficiosas para algunos o trágicas para otros. Si creéis que es una buena alternativa a experimentar, primero es importante estar completamente seguros y afianzados en su relación.
Las reglas claras y revisadas periódicamente ayudan a evitar los riesgos asociados a este tipo de relaciones. La vergüenza o el orgullo deben ser dejados de lado, de modo que se pueda expresar todo lo que sentís a vuestra pareja antes de que sea tarde. ¿Creéis que estáis listos o es mejor dejarlo como una fantasía más?
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