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Niños con poco apetito: ¿cómo ayudarlos?

6 minutos
Debemos asegurarnos de que el poco apetito de los niños no se debe a una cuestión médica, en cuyo caso deberemos acudir al especialista para obtener un diagnóstico.
Niños con poco apetito: ¿cómo ayudarlos?
Última actualización: 27 julio, 2023

Los niños con poco apetito suponen una preocupación para sus padres día a día. No solo porque no ingieren las cantidades suficientes, sino porque no se animan a probar nuevos alimentos por una cosa u otra.

Hay niños que, aparte de comer poco, les disgusta probar nuevas texturas. A otros les resultan desagradables ciertos sabores y la suma de todos estos detalles, poco a poco, termina siendo un gran problema. Las opciones a la hora de alimentarlos se limitan cada vez más y las horas de comer se convierten en una batalla.

Aunque solo beban biberón y se alimenten de papillas, compotas y pudines, es necesario ayudarles a aceptar nuevos sabores, texturas e, incluso olores y colores, para que puedan estar bien nutridos y sanos. Ahora, ¿cómo se puede lograr esto? Profundicemos más en el tema a continuación.

El apetito es cambiante en los niños

Las necesidades energéticas de los pequeños son muy variables según el momento de crecimiento en el que se encuentran. Por esto es habitual que sus ganas de comer y las cantidades que ingieren vayan cambiando con el paso del tiempo.

Como indican desde la Asociación Española de Pediatría es importante respetar estas fases y no obligar a los niños a comer. Una ingesta pequeña no es preocupante si su desarrollo y crecimiento no se ven comprometidos y siguen un ritmo progresivo.

Por este motivo es tan importante consultar las posibles dudas con los profesionales de salud. En caso de que exista algún deficit o retraso en la evolución nos ayudarán a detectarlo y poner solución al problema.

¿Por qué no come el niño?

Según el niño y la(s) causa(s), el problema podrá resolverse en poco tiempo o en más. Como acabamos de ver hay situaciones puntuales en las que es normal la inapetencia y otras en las que no. 

También hay que tener en cuenta que, muchas veces, aunque la causa de la inapetencia sea algo sencillo (el asco a ciertos aromas, por ejemplo), esto no quiere decir que la solución deba tomarse a la ligera o que deba aplicarse bruscamente de buenas a primeras.

Para resolver el problema adecuadamente hay que trabajarlo por etapas, de forma constante. Para ello, puede llegar a ser necesaria la ayuda de un profesional en ciertos casos. La clave está en no precipitarse. 

Tomar medidas drásticas para ponerle solución a la falta de apetito puede resultar contraproducente. Por ejemplo, si el niño come en exceso, por obligación, su salud podría comprometerse a largo plazo.

Los niños con poco apetito pueden tener:

  • Intolerancias alimentarias. En algunos casos, cuando el niño tiene poco apetito solamente con algunos alimentos, es posible que tenga alguna intolerancia a ellos, según sugiere este estudio del Instituto Nacional de Pediatría de México. Esto puede suceder con la leche, las harinas o los frutos secos, por ejemplo. Habría que tener en cuenta si el niño tiene problemas digestivos de algún tipo.
  • Anemia. Un déficit de hierro podría ser el motivo de que el niño tenga poco apetito. En este caso debemos asegurarnos de que la alimentación sea completa y equilibrada. También podemos aumentar la cantidad de alimentos ricos en este mineral.
  • Parásitos intestinales. Son muy frecuentes en los niños, ya que se llevan las manos a la boca con facilidad. No obstante, sus síntomas pueden pasar desapercibidos o confundirse con otros trastornos. El nerviosismo, las pupilas dilatadas y el picor en la punta de la nariz o el ano son otros síntomas de la parasitosis.
  • Cuestiones emocionales. No debemos descartar nunca los trastornos emocionales como causantes de una enfermedad. En este caso, por ejemplo, una situación familiar complicada o bien cualquier problema en el entorno del niño podrían afectar a su apetito. Así lo sugiere este estudio realizado por la Universidad de Chile.
  • Otras enfermedades. Si la pérdida de apetito se prolonga o es excesiva deberemos consultar con el médico para que le realice las pruebas médicas necesarias. De este modo descartaremos cualquier enfermedad.

Descubre: Cómo eliminar los parásitos de tu cuerpo con clavo seco y linaza

Consejos para ayudar a niños con poco apetito

Una vez que se haya acudido al pediatra y este haya dado su diagnóstico será fundamental seguir sus indicaciones. Y no solo en lo relativo a las tomas de medicación (en caso de que se hubiesen recetado) sino en lo que respecta a dieta e hidratación.

También se debe consultar con el profesional acerca del uso de ciertos remedios naturales para complementar el tratamiento. Si nos autoriza a recurrir, por ejemplo, a la miel, podremos utilizarla con tranquilidad.

1. Levadura nutricional

La levadura nutricional, rica en vitaminas, minerales y aminoácidos, es un excelente remedio natural para estimular el apetito. Además, es un suplemento ideal para favorecer un buen desarrollo físico y mental.

2. Recetas originales

Un consejo para que el niño comience a comer más consiste en probar nuevas recetas que sean atractivas a nivel visual. Podemos incluso hacer formas o dibujos originales con los alimentos en el plato para que la comida le resulte más llamativa y así se anime a probarla.

Si el niño no quiere comer legumbres, pescado o verdura, por ejemplo, intentaremos elaborar rellenos o masas con estos ingredientes. Una buena forma de que coman legumbres es la harina de garbanzo.

3. Participar en la cocina puede ayudar a los niños con poco apetito

Hay especialistas que recomiendan hacer a los niños partícipes de la preparación de los alimentos para estimular su apetito. Ojo, la idea no es pedirles que se cocinen ellos solos, sino de darles pequeñas tareas (acordes a su edad) para que se distraigan y vean la comida como algo bueno y divertido.

Además, y siempre según su edad, también es positivo implicarlos en la elección de algunos platos que formaran parte del menú semanal. También pueden participar en todas aquellas tareas relacionadas con la compra.

4. Hacer un horario regular y comer con la familia

Es importante establecer rutinas alrededor de la comida y el propio acto de comer. Además es preferible que los niños hagan entre 4 y 5 ingestas al día más pequeñas en lugar de 3 muy abundantes.

En relación a las cantidades no es necesario llenar mucho el plato pues esto podría tener un efecto contrario. Se puede ir aumentando la cantidad poco a poco a medida que lo haga el apetito y ofrecer la posibilidad de repetir o añadir más cantidad.

Comer con toda la familia o en grupo estimula a los niños a probar cosas nuevas. Mantener un ambiente relajado, divertido y distendido es lo mejor para conseguir el objetivo y evitar el estrés y la preocupación que este tema genera en los padres.

5. Romper las rutinas

Organizar un picnic, una barbacoa, un día temático o una comida fuera de casa es una estrategia perfecta para convertir el acto de comer en algo divertido y diferente.

6. Deporte

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Aunque parezca contraproducente, en realidad no lo es. Para ayudar a los niños con poco apetito a que coman más, se les puede motivar a que realicen algún deporte o actividad que les guste. De esta manera, al ejercitarse y gastar energía, su propio organismo les impulsará a buscar alimento. 

Pon en práctica estos consejos para los niños con poco apetito con la ayuda del pediatra

Es muy importante no saltarse las indicaciones del médico ni dejar de lado el tratamiento pautado a la primera señal de mejora. Para que el plan tenga éxito, será necesario respetar el tiempo estipulado.

Por otra parte, hay que recordar, una vez más, que no hay que administrar los remedios naturales a modo de sustituto a los medicamentos o alimentos como tal.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Asociación Española de Pediatría. Mi niño no come. Junio 2021.
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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.