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Riesgos de enamorarse del amor y no de una persona real

4 minutos
Enamorarse del amor puede hacer que en nuestra relación aceptemos algunos comportamientos nocivos con el pretexto de que son inherentes a la misma, cuando no deberíamos consentirlos
Riesgos de enamorarse del amor y no de una persona real
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña

Última actualización: 04 enero, 2023

El riesgo de enamorarse del amor y no de una persona real siempre está latente. Todos podemos caer en esa situación en algún momento de nuestra vida y escapar de sus consecuencias es muchas veces difícil. No se trata de que sea bueno o malo, sino que quizás no sea el indicado. Cuando los sentimientos afloran ya es tarde para arrepentirse. La fortaleza para apartar a ese ser de nuestro lado, simplemente, desaparece.

Todo se puede justificar

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Llena de pasión, la persona enamorada comienza a justificar el comportamiento de quien supuestamente ama. Todo lo malo o inadecuado en las fantasías pasa a ser bueno.

Así, la otra persona es realzada e idealizada hasta límites que superan la realidad.

Los pensamientos giran en torno al amor como ese poderoso sentimiento que convertirá a quien se ama en quien se sueña. Surgen las expectativas sobre cambios de conducta.

El sociólogo Karl Pillemer, autor del Projecto de Consejería Matrimonial de la Universidad Cornell, aconseja que antes de iniciar una relación a largo plazo se asuma que la otra persona nunca va a cambiar.

Hay que imaginarse cómo será la vida con esa persona, tal y como es, por siempre. y ver si eso es lo que uno desea.

A su vez, de forma simultánea, el enamoramiento sigue en aumento.

El riesgo de enamorarse del amor y no de una persona real

Con todo ello, aparece el riesgo de enamorarse del amor y no de una persona real.  Existe el convencimiento de que el amor es ciego y todo lo puede, pero esa ceguera no es del sentimiento, sino de quien lo profesa.

Suele pasar que los enamorados se niegan a ver la realidad. Puede más el deseo de estar acompañados que la verdad que se tiene ante los ojos.

El temor a la soledad da forma a un mundo de fantasía muy peligroso para la estabilidad emocional.

Amor enfermizo

El amor ciego enferma. Se llega a extremos de justificar el maltrato, el olvido, la indiferencia y hasta la infidelidad. Todo por no enfrentar la verdad.

El filósofo español José Ortega Gasset decía que el enamoramiento encoje la conciencia y paraliza a las personas.

Siempre hay que recordar que el amor no es para sufrir.

Abandonar lo que causa angustia, inseguridad y hasta depresión es lo más sano.

Seguramente algo mejor llegará. Solo hay que estar atentos a esas oportunidades que ofrece la vida y no volver a caer en el riesgo de enamorarse del amor y no de una persona real.

A un lado lo que hace daño

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Lo correcto es apartar lo que hace daño, lo que se vuelve obsesión.

La mejor decisión es dejar de ser una persona insegura en nombre del amor. Así las cosas, recuperar la autoestima pasa a ser una necesidad.

En caso de ser necesario, para conseguirlo podemos recurrir a ayuda profesional.

Un vínculo para crecer juntos

El amor debe entenderse como el vínculo que une a dos personas y les permite crecer juntas, en positivo.

Si una relación no ayuda a que ambos se sientan sanos y libres no debe considerarse a futuro.

El amor descansa en la confianza, la autoestima y el compromiso mutuo.

Una pareja madura es aquella en la que ambos crecen con la relación.

La seguridad y la confianza se hacen protagonistas. Incrementa la disposición a enfrentar la vida juntos, en lo bueno y en lo malo.

Así disminuye el riesgo de enamorarnos del amor y no de una persona real.

 Después del flechazo

El amor real comienza cuando termina el enamoramiento. Después de esa primera atracción física que llamamos flechazo, surge un estado más consciente. Aparece la racionalidad.

La psicoterapeuta Zoe Hicks dice que  el matrimonio real comienza el día en que despiertas y te das cuenta que tu pareja no es la misma persona que idealizaste.

Es conveniente, sin embargo, estar atentos a todos los riesgos. La atracción sexual puede confundirse con amor, lo cual es irreal.

Estas situaciones se presentan con más frecuencia en la etapa juvenil, cuando las hormonas están en plena ebullición.

Es un tema de inestabilidad que muchas veces se manifiesta en una conducta enamoradiza. Algunas personas pueden pasar de un romance a otro con rapidez.

La utopía del amor

La utopía del amor existe. Es alimentada por los medios de comunicación, el cine o el arte; también por las fantasías de los seres humanos.

No obstante, debemos analizar las virtudes y defectos del otro, lo que nos aleja o acerca de esa persona.

A medio y largo plazo, ello facilitará vínculos estables y gratificantes.

El tiempo del amor

El amor eterno parece ser el ideal de todo el que se enamora. Amar para siempre es algo fácil de prometer, pero difícil de cumplir.

Es preciso trabajar para mantener el amor, el respeto, la unión, la satisfacción física y también mental.

Encontrar al “amor de nuestra vida”, esa relación eterna y sólida, se logra con perseverancia y convicción.

Es una relación fortalecida, que florecerá en una familia y un hogar donde la felicidad sea compartida.

Todo eso se puede construir con inteligencia y afecto. Solo así se minimizarán los riesgos de enamorarse del amor y no de una persona real.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.