El sexo programado puede ser divertido
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
El sexo programado surge en ciertos momentos en la vida de una pareja. Uno de ellos puede ser cuando se quiere tener un hijo y, por ello, se organizan o ‘programan’ los encuentros sexuales para poder llegar al objetivo deseado. También puede darse el caso contrario; es decir, se programan los encuentros para evitar un embarazo.
En otros casos, hay parejas que ‘programan’ sus encuentros sexuales para poder tener tiempo a menudo para intimar. Esto suele ocurrir cuando ambos tienen agendas bastante apretadas. De una forma u otra, muchas parejas pueden llegar a programar el sexo. Ahora, para que este no se convierta en una tarea más o en algo mecánico, sin disfrute, es importante saber hacerlo diferente, divertido.
El sexo programado y la rutina
El sexo programado tiene mucho que ver con la rutina, aunque no son lo mismo. Ya sea porque queremos tener un bebé o porque somos conscientes de que no tenemos tanto tiempo para nuestra pareja, establecemos una especie de “plan”.
El gran problema de la rutina es que aburre. Llegado el momento, uno de los dos miembros de la pareja empieza a agotarse. Puede que esto no suceda en el caso de querer tener un bebé, aunque sí es cierto que puede que tengamos relaciones de forma mecánica, sin apenas disfrutar.
Toda pareja intenta alejarse de la rutina, aunque inevitablemente acaba cayendo en ella tarde o temprano. En ocasiones, el sexo programado que ha sido tan efectivo se sumerge en la rutina y empieza a ser aburrido.
Si el sexo programado no funciona, algo estamos haciendo mal. ¿Por qué no es divertido? ¿Por qué no funciona? ¿Se ha convertido en una rutina aburrida y mecánica? La verdad es que esto no es tan negativo como los grandes errores que cometemos (y de los que no somos conscientes).
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El sexo programado necesita flexibilidad
El sexo programado tiene que ser placentero y lo suficientemente flexible para que no se convierta en una rutina más. Para evitar caer en errores, trata de poner en práctica las siguientes medidas:
- Hablar con la pareja. En ocasiones concertar un día para tener sexo o cuántas veces lo tendremos es algo que se habla, pero muy por encima. Es necesario tratar el tema con la seriedad pertinente para poder disfrutar de una buena vida sexual.
- Evita que sea mecánico. Si no tienes ganas, dilo a tiempo, pero no tengas sexo por tener. Recuerda que es un momento para disfrutar, no una tarea más que debes cumplir en tu agenda. ¡Déjate llevar!
- Daros un descanso. No es necesario que cumpláis con el ‘calendario’ pautado si no tenéis ganas. También es válido descansar. De igual forma si otro día os apetece, ¿por qué negaros? el sexo programado también necesita flexibilidad.
- Disfrutad, por encima de todo. El sexo está para ser disfrutado, y si alguno de los dos miembros de la pareja no lo hace es importante que solucionéis esto. Nada de dejar pasar las cosas por alto. El placer es esencial para que el sexo (programado o no) tenga éxito.
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¡Hacedlo divertido!
Si evitamos los errores que hemos mencionado, el sexo puede ser divertido. Tan solo tenéis que dejaros llevar. Si un día os apetece y no estaba programado, ¡no pasa nada! Permitiros disfrutar.
Asimismo, es necesario que no os “obliguéis” a tener sexo si no tenéis ganas. Esto no hará que vuestra relación siga viento en popa, sino todo lo contrario. Nunca os sintáis presionados o empezaréis a no desear a vuestra pareja.
El sexo programado puede ser el mejor amigo de la pareja o su peor enemigo. Es normal que con el paso del tiempo mantengáis menos relaciones o que estas aumenten si queréis, por ejemplo, tener un bebé.
Pero lo importante es que sigáis disfrutando juntos e innovando. Podéis probar juguetes, mantener relaciones en otros lugares, probar posturas nuevas, etcétera. ¡Las posibilidades son ilimitadas! Si tienes en mente sorprender a tu pareja en cada encuentro programado, llegarás con más ganas al día señalado.
Sea como sea, las relaciones sexuales están para ser disfrutadas. Así que si no te apetece, díselo a tu pareja, pero no accedas a mantenerlas. Esto sentará precedentes para la rutina, los problemas sexuales y la falta de deseo que marcará a la relación.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.