¿Qué es el síndrome de alimentación selectiva?
Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira
Sobre todo padecido por los niños (y a veces con el aval de los padres), el síndrome de alimentación selectiva se basa en no comer ciertos alimentos por capricho, o solo alimentarse con un escaso número de ingredientes.
Este mal hábito puede ocasionar problemas futuros, como la anorexia o la bulimia. Y, por ende, debe ser supervisado por un especialista. ¿En qué consiste este trastorno? Te compartimos sus causas y la manera de detectarlo a tiempo.
¿Qué es el trastorno de alimentación selectiva?
¿Conoces el trastorno de alimentación selectiva? Es una patología que comienza en la niñez y que evita o reduce la ingesta de algunos alimentos.
Comienza como un comportamiento aceptado por los padres. Incluso puede estar inculcado por ellos para no perder demasiado tiempo en cocinar, o bien para dejarles elegir sus alimentos favoritos. No obstante, puede generar inconvenientes en el desarrollo de los pequeños.
Relacionado con los caprichos o la mala educación, el síndrome de alimentación selectiva lleva a los niños a comer solo lo que quieren; sin aceptar otro tipo de comidas “que no les gustan”.
En la mayoría de los casos, las comidas “aprobadas” son las hamburguesas, las patatas fritas, la bollería y las pizzas. Los ingredientes “no avalados” son las frutas y las verduras. Los pequeños se alimentan a base de comida basura; y no prueban el brócoli, las manzanas o las lentejas.
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Graves consecuencias de este síndrome
Hay que tener en cuenta que este trastorno trae como consecuencia una deficiencia nutricional. Esto sucede al no cumplir con las vitaminas, las proteínas y los nutrientes que el cuerpo necesita.
El síndrome de alimentación selectiva puede estar “enmascarado” en una supuesta libertad del niño para comer aquello que le gusta. No obstante, aunque no quiera consumir frutas, debería hacerlo por su bien y un mejor desarrollo y crecimiento.
Según lo que coma una persona en la infancia, así será su futuro. Un niño demasiado “quisquilloso” al momento de comer tendrá un rendimiento académico malo, se enfermará seguido y tendrá baja estatura.
Un problema psicológico
Cuando se habla de este trastorno, se lo relaciona con un problema nutricional y con una falta de nutrientes. Pero, por desgracia, también se relaciona con algunos trastornos de alimentación, como la bulimia y la anorexia debido a que se trata de un síndrome que necesita de atención médica.
Es preciso entonces que los niños que se niegan a comer ciertos alimentos, aunque los padres les insistan, vayan a una consulta con un terapeuta. La ayuda debe estar apoyada con el trabajo de un nutricionista o médico pediatra.
Los niños usan esta selección de comida para expresarse o comunicarse. “Entre líneas”, hay un problema de base que necesita ser tratado.
Llorar ante un plato de acelgas, escupir la comida si contiene zanahoria o gritar cuando es la hora de la cena son conductas estresantes para los padres. Como no quieren ver a sus hijos sufrir, entonces optan por cocinarles solo aquello que aceptan.
Aunque la actitud y la intención de los padres sean buenas, lo cierto es que le están perjudicando más de lo que se piensa. El problema será cada vez mayor y, en poco tiempo, solo se le ofrecerán una o dos opciones de menú.
¿Cómo detectar el síndrome de alimentación selectiva en mi hijo?
Es más frecuente en niños que en niñas y, además de no querer comer ciertos alimentos, presentan otros síntomas:
- Problemas de ansiedad.
- Aislamiento social.
- Rasgos obsesivos y compulsivos.
- Baja adaptación a los cambios.
- Irritabilidad y cambios de humor.
- Episodios de llanto o gritos incontrolables.
- Deficiencia nutricional y pérdida de peso.
- Ralentización en el desarrollo o el crecimiento.
¿Qué provoca el trastorno de alimentación selectiva?
Si bien no existe un único desencadenante de este síndrome; sí que está relacionado, por ejemplo, a problemas con el vínculo padres-hijo. Una manera de expresar su descontento, de llamar la atención o de pedir cariño es elegir o llorar ante la comida.
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El estrés, las situaciones traumáticas o la falta de cuidado por parte de los padres también desencadenan este problema. No obstante, también puede estar causado por una sobreprotección: los niños que no reciben negativas y hacen lo que quieren pueden sufrir este síndrome.
No ponerle límites o reglas a los hijos, compensar una falta de dedicación o tiempo con “permisiones” o regalos… Estas son otras de las causas de alimentación selectiva.
¿Cómo prevenir el síndrome?
Para prevenir los “no me gusta”, “esto no como”, o “no quiero” a la hora de la cena, los padres o cuidadores han de tener astucia, inteligencia y suficiente paciencia. Ante la primera negativa no valen de mucho las amenazas o las frases del estilo “lo comes porque lo digo yo”.
Es bueno saber que los niños imitan a sus progenitores y los adultos que los rodean. Por lo tanto, si la madre, el padre o el hermano mayor seleccionan la comida en el plato o dicen que tal comida no les gusta, ellos rechazarán los mismos alimentos.
La dieta familiar ha de estar compuesta por ingredientes variados. En el caso de que, por ejemplo, uno de los padres requiera un menú diferente, hacer partícipe al pequeño o bien dejarlo fuera de la conversación.
Probar diferentes recetas, hacer platos divertidos y coloridos o instarlos a que ayuden a cocinar son excelentes maneras de enseñar al niño a comer bien. Ofrecerle frutas y verduras desde pequeño y no darle siempre hidratos de carbono, grasas y azúcares contribuye a mejorar su salud, lograr un mejor desarrollo y evitar trastornos alimenticios.
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