Sofá chéster: ¿por qué incluirlo en la decoración?
Pese a sus siglos de historia a cuestas, el sofá chéster sigue siendo, aún hoy, uno de los muebles más utilizados. Se le considera un clásico. Por su elegancia, es capaz de convertirse en el centro de la decoración.
El Chesterfield suele ser el elegido por muchas personas al momento de comprar un sofá para la sala o para otros espacios, debido a una gran variedad de razones. Las conoceremos en detalle.
Sofá chéster: origen y características
El sofá chéster se considera un clásico dentro de la mueblería. Se dice que es de origen inglés y que su creación se debió a un encargo del Conde de Chesterfield (1694-1773).
Este noble especificó al ebanista que el mueble debía obligar a la persona a sentarse en una postura correcta. No obstante, no se tiene una fuente fidedigna de esta ni de otras versiones.
Otros ubican su origen en el siglo XIX.
Lo que sí se tiene claro es que el mismo comenzó a utilizarse en los salones de los clubes sociales de hombres en el Londres de la época victoriana. Poco después, pasó a ser un elemento infaltable en las casas de la alta sociedad inglesa.
De allí se extendió a las antiguas colonias del Imperio británico y luego al resto del mundo. En una investigación, se menciona su uso como un elemento característico de la decoración interior entre 1870 y 1890, tanto en Europa como en Estados Unidos.
En cuanto a las características del sofá chéster, se resaltan las siguientes:
- Puede ser de dos o tres plazas.
- Están ubicados los reposabrazos y el respaldo a la misma altura.
- El respaldo está tachonado con botones (al principio, estos eran dorados).
- Tiene capitoné: consiste en jalonar la tela y el relleno, poniendo el tapizado en forma de rombos.
- Dependiendo de la extensión, tiene de cuatro a seis patas, de madera torneada o algunas veces de metal.
- Originalmente, tenía tapicería de piel, pero en la actualidad se pueden encontrar en terciopelo y una gran diversidad de telas.
¿Por qué un sofá chéster para la decoración?
El chéster es uno de los muebles más conocidos, hasta el punto de que cuando se menciona la palabra sofá, es casi inevitable evocar su diseño. Ahora veremos por qué esta preferencia y cuáles son las bondades de utilizarlo en la decoración.
1. Es un clásico
Con el término clásico se alude a aquello que crea una clase o que es digno de imitación. En cierto modo, esto ocurre con el sofá chéster. De hecho, del mismo también se han derivado algunos otros modelos.
2. Nunca pasa de moda
Otra acepción de clásico tiene que ver con lo que no pasa de moda, sino que está siempre vigente. Es atemporal o pertenece a distintas épocas, más allá de la suya propia. Pasa con algunas piezas musicales, con obras literarias, así como con los muebles.
3. Es el arquetipo del sofá
El diseñador Jasper Morrison, en su libro Everything but the walls, señala que el chéster es como el símbolo de todos los sofás y de la comodidad dentro del hogar.
4. Identidad propia
Si algo puede decirse del sofá chéster, es que su diseño es inconfundible. La línea continua desde un posabrazos a otro, así como el respaldo con los botones, son su signo.
Todo el mundo lo reconoce.
5. Da carácter a la decoración
En el mismo orden de ideas, cuando se coloca este mueble en una sala, dota de su personalidad al espacio, haciendo incluso que los demás elementos parezcan estar subordinados a su influencia.
6. Sobrio y elegante
De eso no cabe la menor duda. Es un mueble sobrio y elegante, que resalta a la vista, sin necesidad de ser llamativo ni tener excesos de adornos superfluos.
7. Aporta un toque de distinción
Por las razones antes mencionadas, su aspecto distinguido hace que el espacio se impregne de majestuosidad, como si fuera la sala de una mansión aristocrática.
8. Es funcional
Pero el sofá Chéster no es un mero adorno. Cumple a cabalidad la función para la cual fue diseñado; esto es, ser un mueble donde una persona pueda permanecer sentada por un cierto tiempo.
De acuerdo con una investigación realizada en una universidad de Bulgaria, analizando el modelo de distintos mobiliarios (incluyendo el chéster), se constata que el diseño ha permanecido en su forma básica, debido precisamente a su funcionalidad.
9. Se adapta a otros estilos
Aunque tiene una personalidad muy marcada, puede funcionar incluso con otros estilos o tendencias dentro de la decoración. Abarca desde el vintage hasta el minimalismo.
10. Perfecto para la sala
En la sala, el elemento central suele ser el sofá. Y qué podría ser mejor que un Chesterfield con su personalidad, alrededor del cual se disponen los demás elementos. Incluso permitiría combinar el color de las paredes.
11. Funciona en distintos ambientes
Hay muchos espacios óptimos para este sofá. Ya sea en la casa o en una oficina. Se puede colocar en la biblioteca del hogar, en áreas de espera, dentro de tiendas y malls.
12. Varias opciones de tamaño
Aunque el de tres puestos es un mueble grande (2,10 metros), si disponemos de poco espacio se puede optar por uno de dos puestos, que es de 1,66 metros.
Incluso, hay una butaca de solo 90 centímetros con el estilo.
13. Es duradero
Si se cuida y se conserva bien, un mueble Chesterfield puede durar muchos años. Y lo mejor es que, cuanto más viejo, más valioso; adquiere un aire de antigüedad que va bien con su estilo.
14. Actualizaciones de diseño
Sin abandonar la esencia original del sofá chéster clásico, se han introducido actualizaciones en el diseño, tanto en los tapizados como en la forma. Al respecto, caben mencionar las siguientes variaciones:
- Se ha reducido o aligerado el grosor de los reposabrazos.
- Incorporación de tejidos antimanchas e hipoalergénicos.
- Ya no solo vienen en el clásico color cuero, sino en beige, blanco, violeta, rojo y hasta con retazos de distintos colores, a modo de un collage.
- Para quienes gustan el estilo aristocrático, hay un chéster royal, que mantiene las botonaduras y los rombos, pero con unas patas más ornamentadas.
¿Qué tener en cuenta al comprar un «Chesterfield»?
Al momento de buscar un sofá chéster para tu casa u oficina, hay que considerar factores relacionados tanto con el mueble como con el espacio. Incluso, con quiénes lo van a utilizar. Veamos:
- Su precio puede variar: es más costoso cuando está hecho en cuero y no tanto cuando es tela o polipiel.
- Si es para un espacio en el que será usado por muchas personas (como una oficina), lo mejor sería cuero.
- Para clubes, oficinas o empresas se recomiendan los colores sobrios o neutros: negros y marrones.
- No obstante, para algunas personas, la posición erguida que se debe mantener tal vez resulte incómoda.
Cuidados de tu sofá chéster
Si quieres disfrutar por más tiempo de tu sofá chéster, hay algunos cuidados que debes tener en cuenta. Toma nota de lo siguiente:
- Para las partes de madera, como las patas, puedes usar un pulido que no sea muy fuerte.
- Lo mismo vale para el cuero o la tela, cuando decidas limpiar el polvo de los muebles.
- Toma precauciones al momento de moverlo: no solo podrías dañar el sofá, sino tu espalda, ya que es un elemento pesado.
- Debes considerar que los sofás chéster fueron diseñados para adultos. Por lo tanto, no son totalmente a prueba de las travesuras de los niños.
- También debes tener cuidado con las mascotas, sobre todo con los arañazos de los gatos en los muebles.
- Por último, si van a estar fuera de casa una temporada o no lo van a usar por un tiempo, puedes ponerle una cubierta o forro protector.
Un ícono de la cultura
Es posible que el sofá chéster sea uno de los muebles más famosos del mundo, junto con los comedores Luis XV y los escritorios y las consolas Chippendale. Es frecuente verlo en las revistas, en las películas y teleseries (por ejemplo, en Friends).
Se dice que hasta Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, tenía uno para las sesiones con sus pacientes. Sin embargo, no es un lujo imposible. Y vale la pena invertir en un sillón de esta clase para disfrutar de buenas lecturas o de una película en casa.
Por supuesto, recuerda que, de vez en cuando, debes levantarte de la silla y mover un poco el cuerpo. El sedentarismo tampoco es muy bueno, aunque estés sentado en un Chesterfield.
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