"Soy madre, no esclava de las tareas domésticas"
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
“Ser madre no me convierte en esclava del hogar ni de las tareas domésticas”. Esta frase ha sido viral durante estos días a raíz de una interesante carta que una mujer australiana, de 32 años, escribió en su perfil de Facebook, bajo el título: “Soy madre, no esclava de las tareas domésticas”.
Constance Hall es una joven muy activa en redes sociales que tiene su propio blog, donde exhibe un estilo de vida muy activo con sus bebés. No duda en mostrar las estrías de sus embarazos o la importancia de mantener sus relaciones sociales, sus intereses, sus pasiones…
Hace unas semanas publicó una carta que, más que una opinión, se alzó casi como un alegato a la mujer que demanda su espacio en la sociedad. Y que tiene derecho a seguir cuidando de su crecimiento personal a la vez que integra las responsabilidades de la crianza.
Hoy en nuestro espacio te invitamos a reflexionar sobre ello.
Soy madre, soy mujer: la carta de Constance Hall
Constance Hall es una de esas mujeres que no duda en llevar a sus hijos a casi cualquier parte. Los carga en brazos y pasa horas en la playa, en reuniones con otros niños y amigas o saliendo de compras con ellos.
No quiere renunciar a nada y, por ello, ha establecido unas prioridades en su vida: sus niños y ella.
Cansada de que muchas de sus amigas se definieran a sí mismas como “amas de casa” antes que “madres”. Así como de que algunas cayeran en estados depresivos, publicó estas interesantes líneas que te invitamos a leer:
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Carta de Constance Hall
“Le escribo a la mujer que está en el parque, mirando su teléfono sin hacer demasiado caso a sus hijos.
Yo te saludo. En lugar de estar enganchada a la pantalla de tus dispositivos deberías conectarte un poco más al mundo, a tus niños y no a esos grupos de madres que sólo hablan a través de las redes sociales.
Porque recuerda, no tiene por qué importarte absolutamente nada lo que piense ese ‘grupito de madres’. Sal a jugar con tus hijos.
La mujer que tiene un montón de platos sin lavar en su cocina y, aún así, es capaz de salir por la puerta con sus niños e irse a tomar un café con sus amigos.
Yo te saludo. Ser una buena madre o esposa o un buen ser humano no significa pasar la eternidad limpiando tu casa. Si te obsesionas demasiado con ello, tus amigos van a empezar a hacer su vida, pero sin ti.
A la mujer que después del parto aguarda a que su médico le recete antidepresivos. Yo te saludo. Aunque no lo creas, seguirás luchando contra tus tristezas cuando tus hijos crezcan. No confundas la depresión con no luchar, eres la reina de tu vida y vas a poder con todo.
Estás en el mejor momento de tu vida…
Disfruta de lo que tienes en brazos.
En ocasiones, confundimos fuerza y debilidad, pero recuerda que eres mucho más fuerte de lo que piensas y que no pasa nada si en un momento dado te atreves a pedir ayuda. ¡Vale la pena!
Ten en cuenta que muchas mujeres están pasando por lo mismo que tú, sólo que no se animan a hablar de ello.
Le escribo ahora a la mujer que no ha perdido todo su peso después del parto. Yo te saludo. No te preocupes, no pasa nada. Porque ser madre es un nuevo trabajo que requiere tu atención las 24 horas del día, pero por el que no se te va a pagar.
De hecho, es una labor que no va a terminar nunca. Así pues, no dudes en comerte ese pastel si lo deseas. Tu cuerpo después del parto no es un asunto público, así que olvida los comentarios que hagan sobre tu cuerpo: no le importa a nadie”.
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La importancia de establecer prioridades en nuestra vida
Cada uno de nosotros podemos compartir o no las palabras de Constance Hall. Se puede tener la casa siempre limpia y los platos en su lugar, para después, tener todo el tiempo del mundo para sus hijos.No obstante, las ideas que nos deja van mucho más allá de todo esto.
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- En primer lugar, ser madre no significa renunciar de la noche a la mañana a nuestra vida de antes, a nuestras amistades, sueños o proyectos laborales. No se renuncia: se crece, porque se avanza como persona.
- Por otro lado, nuestro día a día no va ser igual, aparecerán retos, complicaciones y en algún momento nos desesperaremos. No obstante, vivir, educar y ser madre implica ser fuertes, flexibles y luchar cada día por lo que más amamos.
- Es necesario establecer prioridades: recuerda que si no eres feliz no podrás hacer felices a los tuyos.
Así que, si te alcanza la desesperación, sal de casa con tus niños, toma el sol, habla con otras madres. Rodéate de otras personas que te recordarán lo maravillosa que es la vida y la crianza de nuestros hijos.
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