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Cómo tomar mejores decisiones

4 minutos
Para tomar mejores decisiones es necesario hacer un repaso de nuestros pensamientos y organizar las prioridades de una manera realista.
Cómo tomar mejores decisiones
Escrito por Yamila Papa Pintor
Última actualización: 05 agosto, 2024

Cada día debemos decidir miles de cosas: desde asuntos triviales hasta cuestiones importantes. Y es que, en la vida, todo se trata de decisiones. Además, lo ideal es tomar mejores decisiones.

No obstante, no todas las personas tienen la claridad necesaria, y necesitan ayuda.

Tips para tomar mejores decisiones

Ya sea que eres emprendedor o trabajas en relación de dependencia, que eres soltero o tienes dos hijos, que vives con tus padres o con tu pareja, debes tomar decisiones continuamente.

Muchas personas tienen una gran dificultad para llevar esto a cabo. Quizás se deba a que están acostumbrados a que otros lo hagan por ellos o porque no se animan… En cualquier caso, presta atención a estos consejos que te pueden servir para tomar mejores decisiones:

Ver también: No tomar decisiones es peor que cometer errores

1. No temer las consecuencias

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Aunque tengas que elegir tu nuevo coche, dónde vivir o con quién casarte, todo ello tiene sus pro y sus contras. Cada decisión implica un pronóstico. Es decir, podemos ganar o podemos perder. Por eso, casi siempre nos decantamos por la opción que suponemos nos hará más felices.

Sin embargo, esto no es así en todos los casos. La aversión a la pérdida y el miedo a la equivocación puede influir mucho al momento de tomar decisiones. Por ello, debes tener en cuenta que cada elección tiene su reacción, para bien o para mal.

2. Identifica el propósito

Cuando estés ante una situación que requiera una decisión importante, debes siempre tener en mente cuál es tu objetivo y de qué manera la elección que tomes te llevará en esa dirección. La meta también debe estar presente en el proceso. 

3. Hazte responsable

Otro de los motivos por los cuales no podemos tomar mejores decisiones es porque nos sentimos acorralados con la elección que hemos hecho (o que estamos por tomar). Ser responsable de tus actos incluye saber de qué manera actuar si algo sale mal o incluso de felicitarte si todo va bien.

El compromiso que tengas con tus acciones es fundamental. Si te has dado cuenta de que no has tomado una decisión, debes saber que no sirve de nada culparte. El siguiente paso es solucionar la situación. Luego, aprender de los errores.

4. Confía en tu intuición

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Pensamos que para tomar mejores decisiones debemos analizar cada cosa días o semanas. Sin embargo, no siempre tenemos ese tiempo a nuestra disposición y debemos actuar lo antes posible. Esto no quiere decir que nos equivocaremos, sino que debemos aprender cómo dejarnos llevar por nuestra intuición.

5. Examina las opciones

No es todo lo contrario al consejo de la intuición sino adicional. Cuando te enfrentas a un problema o situación, es normal analizarlo desde tu punto de vista o perspectiva. ¿Por qué no lo observas como si fueses otra persona en una posición diferente?

Quizás esto te pueda servir para considerar otras opciones, y que el proceso sea más sencillo. El pensamiento crítico puede obstruir muchas veces la mecánica de las elecciones.

6. Considera también tus emociones

Para tomar mejores decisiones no todo es racional sino que también debemos dejarle un espacio a los sentimientos. Es cierto que en muchos casos las emociones nos pueden jugar una mala pasada, pero también pueden servirnos cuando no sabemos qué camino seguir.

Además, cuando estamos enojados, ansiosos o estresados, somos más propensos a las decisiones incorrectas. Porque estas emociones nublan nuestro juicio. En efecto, la furia nos puede volver impulsivos y más proclives a los riesgos.

Lee también: 5 malas decisiones que debes evitar si deseas bajar de peso

7. Pide ayuda cuando es necesario

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Hay una diferencia muy grande entre depender de otros para que decidan por nosotros y pedir ayuda cuando sintamos que no podemos tomar mejores decisiones.

En el primer caso, nos deslindamos de la obligación y no pensamos en una solución a nuestro problema. En el segundo, trabajamos en equipo y hacemos que nuestro cerebro se plantee nuevas opciones.

Muchas veces la mirada de un tercero es lo que precisamos para clarificar las ideas y elegir correctamente.

8. Reduce las opciones

Si tenemos a disposición 20 tonos de un color para pintar la habitación de los niños, quizás estemos una semana pensando cuál es la correcta. Sin embargo, cuando tenemos menos alternativas, es más sencillo descartar.  

A más opciones, más tiene que trabajar el cerebro y más tiempo perdemos. Y es más probable que así no podamos tomar mejores decisiones. Por lo tanto, reduce al mínimo las opciones antes de elegir.


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