Tungiasis: síntomas y tratamiento
Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira
La tungiasis es una ectoparasitosis, es decir, una enfermedad parasitaria, producida por la pulga Tunga penetrans. Es un insecto con un tamaño menor a 1 milímetro que se mete dentro de la piel y produce prurito intenso, atacando principalmente a los pies.
La enfermedad se encuentra en las regiones tropicales y selváticas de América, África y Asia. Cada vez es más rara por el desarrollo de los pueblos. El uso de calzado y los suelos fabricados con baldosas y cemento evitan su diseminación.
La pulga responsable del desarrollo de la tungiasis no tiene mucha especificidad de huésped. El término huésped hace referencia al organismo que alberga a otro en su interior para establecer una relación de simbiosis, es decir, beneficiarse mutuamente.
Además del hombre, puede afectar a aves de corral, perros y cerdos. El hábitat donde más frecuentemente se encuentra está constituido por suelo seco, arenosos, sombreado y templado. A su vez, también habita en suelos de cobertizos, viviendas y establos de los animales.
Síntomas de la tungiasis
Esta enfermedad cursa con varios síntomas. El área anatómica que se infesta con mayor probabilidad es el pie. Sin embargo, se han reportado casos de afección a las piernas, rodillas, muslo, manos, codos y otras estructuras del organismo.
Las lesiones pueden ser únicas o múltiples, con prurito, dolorosas o asintomáticas. El fenómeno de penetración de la pulga en el organismo es asintomático. No obstante, pasadas las 24 horas, se puede empezar a observar una mácula o pápula eritematosa y pruriginosa.
Además, en el sitio de invasión, se observan nódulos blanquecinos con un punto negro central que corresponde al abdomen de la pulga. Además, se suelen observar con frecuencia algunos huevos adheridos a la piel cercana a la lesión.
Una vez que la pulga muere, la lesión se cubre por una costra negra. Esta costra está formada por sangre coagulada, entre otras sustancias, e involuciona dejando una cicatriz en la piel.
A pesar de que la tungiasis tiende a desaparecer espontáneamente en un periodo de 4-6 semanas, la reinfestación es normal. Además, el paciente suele sufrir otro tipo de infecciones concomitantes como:
- Celulitis.
- Abscesos.
- Osteomielitis.
- Tromboflebitis.
- Linfangitis.
- En los casos más graves, sepsis y muerte.
Se ha establecido una clasificación conocida como “Clasificación de Fortaleza”, para estandarizar las descripciones clínicas y facilitar el reconocimiento de las lesiones a medida que estas van evolucionando.
Clasificación de fortaleza
Se divide en cinco estadios que van desde la penetración hasta la involución de la lesión. Existen variantes clínicas menos frecuentes con lesiones:
- Costrosas.
- Pustulosas.
- Ulceradas.
- Verrugosas: similares a las verrugas plantares.
En el estadio 1, el tiempo transcurrido desde la penetración es de 30-120 minutos. Se caracteriza por la aparición de una mácula eritematosa en el sitio de penetración.
El estadio 2 corresponde al tiempo transcurrido entre 1 y 2 días tras la infección. En este caso aparece una mácula o pápula hipocrómica de 1-2 milímetros con un punto central oscuro (como hemos visto es el abdomen de la pulga) rodeada por un halo eritematoso.
En cuanto al estadio 3, este corresponde al tiempo entre 2 y 21 días desde la penetración. Durante este tiempo aparece una pápula blanquecina, dolorosa de 3 a 10 milímetros de diámetro con el punto central oscuro. Puede haber hiperqueratosis y un exudado amarillento. Los huevos expulsados de la pulga pueden ser visibles.
Continuando con el estadio 4, periodo de tiempo comprendido entre las 3 y las 5 semanas, cabe mencionar la muerte del parásito. Después, se forma un halo de piel necrótica cubierta de costra alrededor de la lesión original.
Finalmente, en el estadio 5, que son de las 6 semanas a varios meses después de la penetración, la lesión involuciona con la formación de una pequeña cicatriz epidérmica que desaparece con el tiempo.
Tratamiento
La primera medida es la extracción de la pulga intacta. Para ello se suele agrandar el orificio central y se aprieta lo bordes para evacuar el parásito. Todo ello se debe realizar en condiciones asépticas.
Se debe aplicar un antiséptico tópico para evitar otro tipo de infecciones y reducir el riesgo de las complicaciones. También se debe administrar un tratamiento profiláctico antitetánico.
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