Turismofobia: ¿te han mirado mal en un viaje a otro país?
¿Alguna vez sentiste rechazo mientras viajabas? La turismofobia es más común de lo que crees. Y no es un mero miedo a los extranjeros, sino una aversión al turismo en sí, lo que representa y lo que conlleva para una comunidad local.
Este fenómeno se presenta con distintas actitudes frente a los viajeros: un tono de voz grosero, miradas inquisidoras, agresiones o indiferencia. A su vez, puede ocasionar pérdidas económicas para las personas que generan ingresos gracias a los visitantes.
En este artículo explicaremos qué es la turismofobia, cómo surge y por qué tiene consecuencias importantes para todos los involucrados.
¿Qué es la turismofobia?
La situación se define como la aversión y el rechazo que sienten los residentes de un destino a los turistas que los visitan, pero también a la turistificación. Esta última es el proceso de transformación de un pueblo, ciudad o país, para satisfacer las necesidades de los visitantes, sin considerar el impacto en los anfitriones.
Por ejemplo, en Venecia se reciben, aproximadamente, 47 000 viajeros a diario. La ciudad cuenta con 50 000 residentes permanentes; en los días de picos turísticos pasan hasta 100 000 visitantes. Las políticas públicas de los últimos tiempos favorecieron la infraestructura hotelera, pero perjudicaron a las familias que vivieron allí por generaciones.
La turismofobia en Venecia parece tener sentido. A tal punto ha llegado el problema, que el ayuntamiento acaba de anunciar el cobro de una tasa de 5 euros por jornada para los turistas diarios, que no pernocten allí. De este modo, se desalientan las visitas y se incrementa la recaudación para obras.
¿Por qué ocurre?
Existen distintas razones económicas, políticas y sociales por las que existe la turismofobia. Las más importantes y con más impacto son las siguientes:
- Precarización laboral: la industria turística se asocia, a veces, a empleos precarios y temporales, con bajos salarios.
- Impacto medioambiental: el paso masivo de personas acarrea un efecto significativo en el medioambiente por la degradación y la generación de residuos.
- Desplazamiento de residentes: el aumento en los precios de la vivienda desplaza a los locales de sus comunidades, provocando migración forzada.
- Encarecimiento del costo de vida: cuando el turismo florece en una región, la demanda de bienes y servicios aumenta, lo que a su vez eleva los precios para los locales, tanto en alquileres como en alimentos.
- Sobreturismo: se refiere a la situación en la que un destino recibe un número excesivo de visitantes en comparación con su capacidad de acogida. Esto da lugar a congestión extrema, degradación de los recursos naturales y culturales, así como insatisfacción de los turistas.
- Pérdida de identidad cultural: la afluencia de turistas suele motivar a las empresas locales a adaptar sus productos y servicios para satisfacer expectativas que «vienen de afuera». Es común que cambien las artesanías, los trabajos manuales y hasta las costumbres locales.
La turismofobia, en general, surge por una combinación de estos factores. En el fondo, no hay un rechazo a los turistas en sí, sino al modelo de turismo que afecta sus condiciones de vida.
Consecuencias de la turismofobia
El fenómeno puede afectar a corto y a largo plazo. Al igual que las consecuencias de un turismo irresponsable, la turismofobia puede acabar con la inhabilitación de destinos.
Para los turistas
Las principales consecuencias para los viajeros son el malestar al visitar un lugar, la sensación de inseguridad constante y el deterioro de la experiencia. Lo que debería ser un momento de ocio se convierte en una fuente de estrés.
En España se descubrieron señales falsas que desinforman a los turistas. Por ejemplo, en Mallorca hay pancartas que anuncian aguas infestadas de medusas o que la playa está cerrada. También existen carteles o grafitis en Barcelona que piden directamente a los turistas que se vayan.
Algunos manifestantes en contra del turismo han llegado a dañar bicicletas o buses en los que se movilizan extranjeros, con la intención de arruinar su experiencia y motivarlos a regresar a sus países.
Para los locales
Las consecuencias para los locales podrían no ser tan notables, si las comparamos con el origen del fenómeno, que es justamente el rechazo a los problemas originados por la turistificación. Sin embargo, a largo plazo, hay comunidades que podrían sufrir un impacto económico negativo.
Se especula con que la reducción del turismo en ciertas áreas acarrearía mayor tasa de desempleo. Además, reduciría la inversión privada en infraestructura.
¿Existen formas de evitar la turismofobia?
La mejor manera de evitar la turismofobia es empezar por la planificación y reorganización de los destinos. Por ejemplo, países pioneros en ello, como Nueva Zelanda, van camino a un turismo sostenible gracias a la inversión pública y privada.
Nueva Zelanda propone trabajos de calidad en la economía turística y estimula la confección de itinerarios en los que los viajeros conecten con la comunidad. A esto se suma el control de la cadena de suministros de los alojamientos, buscando priorizar recursos sustentables y la adquisición de bienes y servicios directos de los productores locales y regionales.
También hay sitios en distintos países que ejecutan cierres temporales de los lugares con sobreturismo. Podemos mencionar Maya Bay, en Tailandia, que lo hizo para proteger sus arrecifes, o el cañón Fjaðrárgljúfur de Islandia, que sufrió deterioro por el alto tránsito peatonal. Sus experiencias han demostrado que es posible tomar medidas antipáticas, como limitar el ingreso, sin perjudicar la economía.
Turismo sostenible
La estrategia de mejorar la sustentabilidad de los viajes para contrarrestar la turismofobia no es fácil de aplicar. De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo, para que se desarrolle un turismo sostenible es necesario:
- Hacer buen uso de los recursos medioambientales, manteniendo y conservando la diversidad biológica.
- Respetar la autenticidad sociocultural de los anfitriones, su arquitectura y sus valores tradicionales.
- Asegurar actividades económicas viables a largo plazo, que permitan oportunidades de empleo estable y la reducción de la pobreza para las comunidades anfitrionas.
Seamos buenos turistas
Un turismo responsable y sostenible es esencial para abordar la turismofobia y garantizar que, tanto los residentes como los visitantes, puedan disfrutar de los destinos de manera armoniosa.
Por lo tanto, antes de emprender tu próximo viaje o al recibir turistas en tu ciudad, recuerda que también tienes un papel importante en la promoción de las actitudes responsables y en la construcción de puentes entre culturas. El respeto y la consideración no solo te permitirán disfrutar más de tu viaje, sino que también contribuirán a la preservación y el florecimiento de los sitios que tanto apreciamos.
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