Urobilinógeno en orina: causas y valores normales
Escrito y verificado por la médica Maryel Alvarado Nieto
El examen de orina o uroanálisis es uno de los estudios complementarios más solicitado en la práctica médica. Son varios los parámetros que se pueden medir en la muestra y, entre ellos, se encuentra el urobilinógeno.
De manera resumida, podemos decir que el urobilinógeno es el encargado de darle la coloración amarillenta a la orina. Por lo tanto, su presencia es normal y deseable. Ahora bien, existe un límite considerado normal y, más allá del mismo, hay que sospechar un problema o una enfermedad.
Las hepatitis, las cirrosis y algunos tipos de anemia se asocian al aumento de su concentración en la orina. Al contrario, un bloqueo en las vías biliares podría ocasionar que se vuelva indetectable en el uroanálisis.
¿Cómo se produce el urobilinógeno?
El urobilinógeno es un pigmento derivado del metabolismo de la bilirrubina. Esta última proviene, en gran parte, de la degradación de los eritrocitos o glóbulos rojos. Lo que sucede es que el grupo hemo de la hemoglobina, presente dentro de los eritrocitos, primero se transforma en biliverdina. Luego, una enzima la convierte en bilirrubina.
La primera forma química de la nueva molécula se conoce como bilirrubina no conjugada o indirecta. Es un compuesto de difícil excreción para el organismo, por lo que se debe unir a la albúmina para ser transportada por la sangre hasta el hígado.
Al llegar al hígado, la bilirrubina indirecta ingresa a las células del órgano, donde se conjuga con ácido glucurónico para formar bilirrubina directa o conjugada. Esta forma es más soluble en agua y, por ende, el cuerpo la puede excretar al intestino a través de la bilis.
En el intestino, la flora bacteriana transforma parte de la bilirrubina en los pigmentos conocidos como urobilinógenos. Estos derivados del metabolismo imparten la coloración marrón a las heces.
Una parte de los pigmentos urobilinógenos se reabsorben en el intestino hacia los vasos sanguíneos. Debido a sus características solubles, no necesitan fijarse a ninguna proteína para su transporte, y vuelven a la bilis para repetir el ciclo.
No obstante, un pequeño porcentaje de los pigmentos se mantienen en la circulación general. Entonces, al llegar a los riñones, se filtran hacia la orina, le confieren a la misma su coloración ámbar y los podemos medir con un análisis.
Valores normales de urobilinógeno en la orina
La concentración de urobilinógeno en orina se evalúa mediante el uso de tiras reactivas. Estas cintas plásticas determinan diversos parámetros a través de la visualización de cojines reactivos dispuestos para cada compuesto.
La consiguiente comparación de la coloración observada en cada almohadilla con la escala provista por el fabricante, permite estimar una concentración relativa de la sustancia en la orina. Por lo tanto, los resultados con este método no son exactos en términos numéricos, sino una aproximación.
Para obtener un número específico de la concentración, habría que llevar adelante métodos bioquímicos de conteo más sofisticados. En la práctica clínica serían costosos y no aportarían mayores beneficios a los pacientes.
La cantidad esperable de urobilinógeno en la orina es pequeña. Se considera que una concentración inferior a 1 mg/dL (miligramos por decilitros) es normal. Sin embargo, hasta 4 mg/dL totales en un día podrían no ser problemáticos.
Por otro lado, hay que considerar que la ausencia total del urobilinógeno en el análisis no suele representar importancia alguna, debido a la fácil degradación del compuesto cuando se expone a la luz. Al oxidarse con rapidez, el tiempo que pasa entre la recolección de la muestra y su procesamiento es determinante.
Aun así, hay enfermedades que expresan un valor nulo de urobilinógeno en la orina. Por lo tanto, el resultado negativo debe evaluarse en el contexto de cada paciente.
Causas del urobilinógeno alto en la orina
El urobilinógeno por sí mismo no se considera un parámetro diagnóstico de enfermedad. Pero el descubrimiento de su elevación es útil para los médicos.
Debido a que es un pigmento del metabolismo de la bilirrubina, un resultado alterado apoya la hipótesis de problemas en la sangre o en el hígado. Al respecto, las siguientes son las causas más frecuentes de su aumento:
Hepatitis
La hepatitis es una inflamación del hígado que puede ser causada por virus, alcohol o medicamentos. Durante su fase aguda, las células del hígado tienen menos capacidad para procesar la bilirrubina. Por ende, la misma se acumula en el torrente sanguíneo.
Al llegar más bilirrubina al intestino, se transforma más cantidad en urobilinógeno. Esto se observará en los análisis de orina.
Claro que, por sí solo, el resultado del examen de orina no es determinante. El médico comparará los resultados con los síntomas para certificar la hepatitis. En general, los pacientes suelen tener coloración amarillenta en la piel y las mucosas, dolor en el costado derecho del abdomen, vómitos, dispepsia, heces blanquecinas y orina oscura.
Cirrosis
En pacientes con cirrosis hepática, el aumento de los pigmentos en la orina es un reflejo de la disfunción del hígado y de la acumulación de bilirrubina no conjugada en la sangre. Por eso se recomienda que los médicos soliciten a las personas con la enfermedad tanto un análisis de sangre como la medición del urobilinógeno en la orina.
La cirrosis puede causar obstrucción parcial del flujo biliar intrahepático, debido a la fibrosis y a la alteración en la estructura del hígado. Esto contribuye a la acumulación de bilirrubina en la sangre. Además, en estos pacientes hay cambios en la composición de la flora intestinal, lo que modifica la conversión a urobilinógeno en el intestino.
Anemia hemolítica
En las anemias hemolíticas hay un aumento en la destrucción de los eritrocitos. Esta destrucción acelerada puede ser causada por el sistema inmunitario, algunas infecciones virales o bacterianas, exposición a toxinas o factores hereditarios.
Al degradarse más hemoglobina, ocurre un aumento de la bilirrubina indirecta. Sin embargo, como la función hepática está inalterada, gran parte se transforma en bilirrubina conjugada. Esto permite una llegada mayor de la molécula a la bilis y al tracto intestinal. El resultado será un exceso de urobilinógeno.
Causas del urobilinógeno muy bajo en la orina
A pesar de que la ausencia de urobilinógeno en el examen urinario no sea siempre sugestiva de enfermedad, hay que considerar la opción. La rápida oxidación del compuesto es una posibilidad, pero si la muestra se tomó de modo correcto y se procesó en tiempo y forma, quizás sí exista un problema.
Se considera que el urobilinógeno es muy bajo cuando su valor es un cero absoluto en la orina.
Obstrucción de las vías biliares
La patología obstructiva de las vías biliares es la interrupción del flujo de bilis desde el hígado al intestino por cálculos, tumores o atresia de los conductos. Al no llegar suficiente bilirrubina a la luz digestiva, la flora bacteriana no fabrica los pigmentos habituales.
Ello determinará que las heces se vuelvan blanquecinas, en un síntoma denominado acolia. A su vez, mucha bilirrubina conjugada llegará y atravesará el filtro renal, por lo que la orina se volverá oscura, en un síntoma conocido como coluria.
También los pacientes sufren ictericia y dolor abdominal. Este último suele localizarse en la parte derecha alta del vientre, en forma de cólico.
Uso de fármacos
Los medicamentos que pueden reducir los niveles de urobilinógeno en la orina suelen tener su mecanismo de acción en la interferencia de la producción de bilirrubina o en su conversión en el intestino. Algunos ejemplos son los siguientes:
- Hepatotóxicos: medicamentos que pueden dañar al hígado, como ciertos analgésicos y antituberculosos.
- Quelantes de los ácidos biliares: como la colestiramina, capaz de unirse a los ácidos biliares en el intestino, interfiriendo potencialmente con su metabolismo.
- Antibióticos de amplio espectro: pueden alterar la flora intestinal normal, lo que cambia la conversión de bilirrubina en urobilinógeno por parte de las bacterias. Aplica también para antibióticos recetados para las infecciones urinarias.
¿Para qué sirve el análisis del urobilinógeno en la orina?
Este examen se realiza para evaluar la función hepática y el metabolismo de la bilirrubina. Por lo tanto, se utiliza en varios contextos clínicos.
Es útil para valorar enfermedades del hígado, ya que se eleva en las hepatitis y la cirrosis. También contribuye a monitorear una obstrucción en las vías biliares o a diagnosticar anemias hemolíticas.
Por último, en el marco de algunas infecciones o durante el uso de determinados medicamentos, los niveles de urobilinógeno pueden verse afectados. Así que representa una medida indirecta de la flora intestinal y de los efectos adversos de los fármacos.
Un indicador útil, pero no concluyente
En resumen, el análisis de urobilinógeno en la orina es parte de un perfil de laboratorio más amplio. Casi siempre se acompañará de la medición de otros parámetros, como el pH, la bilirrubina total y conjugada, las enzimas hepáticas, los nitritos y la creatinina.
Si hay resultados anormales en la concentración de urobilinógeno, es esencial que un médico continúe la evaluación. En general, el tratamiento se orienta al abordaje de la causa subyacente.
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