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Valora las personas cuando las tienes, no cuando las pierdes

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Valora a las personas cuando las tienes. Esta es una clave que invita a hacer varias reflexiones. Te lo contamos.
Valora las personas cuando las tienes, no cuando las pierdes
Gilberto Adaulfo Sánchez Abreu

Escrito y verificado por el médico Gilberto Adaulfo Sánchez Abreu

Escrito por Valeria Sabater
Última actualización: 25 mayo, 2023

Valora a las personas cuando las tienes y no cuando las pierdes. ¿Qué quiere decir esto? ¿Puede que estemos pasando algunos detalles por alto? Pues es probable en más de una ocasión…

Esto significa que a lo largo del ciclo vital son varios los seres queridos que, por las razones que sean, dejan de acompañarnos. No estamos hablando solo de fallecimientos, sino de aquellos casos en que alguien se aleja de nosotros por diversos motivos.

Tras ese punto de inflexión en que un amigo, un familiar o la propia pareja nos dice adiós, se abre un tiempo de dudas y cavilaciones. Intentamos buscar un porqué a lo sucedido.

Así, la forma en que superemos este proceso y las conclusiones a las que lleguemos nos ayudarán a afrontar el futuro de un modo u otro. Te invitamos a reflexionar sobre ello.

Valora a las personas cuando las tienes

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Si bien es inevitable pasar por alguna que otra molestia con los seres queridos, es conveniente saber dejar atrás las diferencias lo antes posible.

A menudo se habla de la necesidad de echar a un lado esas interacciones complejas que, en lugar de facilitar la armonía, nos traen la infelicidad. Parece que apartándonos de las relaciones tóxicas es posible avanzar más ligero y cuidar del propio equilibrio emocional.

Ahora bien, hay algo tan importante como alejarnos de lo que nos hace daño y es justo el saber ofrecer también lo mejor de nosotros mismos a las personas que amamos. Además, se trata de hacerlo en el ‘“aquí y ahora”, sin esperar a un mañana y sin dar nada por sentado.

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Es hora de tomar el control del tiempo

En la actualidad los pilares de la rapidez y la fragilidad del vínculo suelen estar presentes en las diferentes experiencias por las que pasamos:

  • Lo queremos todo y lo queremos ya. Al mismo tiempo, nos cuesta tolerar la frustración, el que nos digan que “no” o que determinados acontecimientos no se desarrollen como esperamos.
  • Frente a esto, movimientos como la filosofía Slow Life ensalzan los beneficios de vivir despacio, disfrutando de la compañía de los demás y de los pequeños placeres.
  • Si toda la atención se focaliza en el trabajo, en la necesidad de superación o de conseguir y acumular bienes materiales, el valor de ese amor más puro de las relaciones personales se resiente.
  • Es decir, si mantenemos ese estilo de vida, lo que va a ocurrir es que acabaremos perdiendo aquello que de verdad consideramos importante.

Aquí cobra sentido eso de “Valora a las personas cuando las tienes”. Porque si sigues esperando, tal vez luego sea demasiado tarde.

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Valora a las personas cuando las tienes. Un significado del qué percatarse.

La prisa es el mayor enemigo de la conciencia plena. Es decir, con impaciencia resulta inviable esa actitud ante la vida que nos permite detenernos en los detalles que nos rodean. Asimismo, las personas que apreciamos quedan relegadas a un segundo plano.

Sin embargo, los vínculos que se hacen fuertes se alimentan del cariño sincero, la reciprocidad y el reconocimiento. Por tanto, si en las relaciones con los demás dejamos de cultivar tales aspectos, corremos el riesgo de encontrarnos con notables pérdidas afectivas.

Por ello, vale la pena reducir el ritmo y mirar lo que tenemos delante de nosotros. Aunque parezca obvio, en ocasiones uno puede olvidar cuáles son sus prioridades, desatendiendo aquello que es importante frente a lo que se alza como secundario.

Tenemos claro que las obligaciones laborales son, por ejemplo, esenciales para cubrir ciertas necesidades y desarrollar una profesión.

Ahora bien, si tales aspiraciones atentan contra la propia salud o impiden que estemos con quienes amamos, tal vez sea el momento de hacer otro planteamiento al respecto.

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La importancia de valorar lo que tenemos

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A veces, los vínculos pueden desaparecer de forma abrupta y dejar un montón de sentimientos negativos.

Parece que la clave está en mantener un equilibrio entre aquellos aspectos que nos enriquecen en lo material con esos otros que lo hacen a nivel emocional.

Tampoco es preciso estar pensando en eso de “Vive hoy como si no existiera mañana” o “Abraza a tus hijos con tal intensidad como si fuera la última vez”. Sin caer en una postura de fatalismo, se trata sobre todo de permitirnos disfrutar el presente en su máximo sentido.

Las pérdidas a menudo se viven con cierto sufrimiento. Incluso las separaciones que son necesarias nos abocan a un periodo de introspección en el que se deben curar las heridas sufridas. Así pues, si deseamos prevenir estas situaciones, quizás sea mejor cuidar esos detalles que sí están al propio alcance.

Si queremos a alguien, ¿por qué no demostrarle lo que sentimos antes de que se vaya?

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.