Los videojuegos violentos podrían tener efectos en personas agresivas, sugieren estudios
Escrito y verificado por la psicóloga Montse Armero
Los videojuegos violentos han sido un tema de controversia casi desde que llegaron a la industria del entretenimiento. En los años de 1980, juegos como Chiller, Barbarian: The Ultimate Warrior o Splatterhouse no fueron demasiado polémicos pese a ser violentos, debido a la limitación de la tecnología. En aquella época los gráficos eran muy básicos y no transmitían sensación de realismo.
Sin embargo, Mortal Kombat en 1992 (realizado con unos gráficos mucho más realistas e impactantes) intensificó la preocupación general. Por ello, Estados Unidos tomó cartas en el asunto y en 1994 empezó a clasificar por edades los videojuegos. El resto de los países siguieron el ejemplo y también regularon con sus propias normativas.
Desde entonces y hasta ahora se han llevado a cabo investigaciones que han analizado las posibles consecuencias de jugar con regularidad a videojuegos violentos. En este artículo vamos a repasar qué es lo que dicen los estudios científicos sobre ello.
¿Los videojuegos violentos aumentan el comportamiento agresivo?
Los videojuegos violentos suscitan miedo y desconfianza, especialmente entre padres y educadores. La principal razón es que se considera que este tipo de juegos puede aumentar la agresividad en determinadas personas más vulnerables o sensibles.
De hecho, muchos actos violentos han sido atribuidos al contenido de este tipo de videojuegos. Es lo que sucede cuando ocurre algún tiroteo o asesinato múltiple en institutos educativos, por ejemplo. Los medios de comunicación son los primeros en atribuir la culpa a los videojuegos violentos.
No obstante, hay multitud de estudios que descartan la relación entre los videojuegos violentos y la agresividad. Por ejemplo, una investigación publicada en la revista Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking analizó a más de 3000 jóvenes y confirmó que no había vínculo.
En Estados Unidos se analizó el comportamiento de los jugadores de GTA durante 10 años y en Coreo se realizó un seguimiento de 5000 personas más. Las conclusiones fueron que no existía relación entre el juego y la conducta social.
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Videojuegos violentos y las condiciones apropiadas
En el lado opuesto, hay otras investigaciones que sí observan una relación significativa entre los videojuegos violentos y la agresividad. Tal es el caso de un estudio que analizó a 300 niños.
Los resultados concluyeron que exponerlos a videojuegos violentos, aunque fuese de forma breve, aumentaba significativamente tanto su comportamiento agresivo como su cognición agresiva. Además, el efecto era más pronunciado entre niños que entre niñas.
Otro estudio a 3000 niños y adolescentes de Singapur mostró cómo el hecho de jugar a videojuegos violentos podía afectar la visión que tenían de la agresividad.
Un metaanálisis realizado por el equipo de Prescott et al. (2018) obtuvo resultados parecidos. Después de analizar una gran cantidad de estudios similares que comprendían a más de 17 000 participantes concluyeron que los juegos violentos sí se asocian al incremento de la agresión física a lo largo del tiempo.
Se requieren más estudios
Entonces, si tenemos investigaciones a favor y en contra, ¿qué información debemos dar por válida? ¿Acaso nos engañan?
Las investigaciones no mienten. Los estudios comentados y tantos otros que apuntan a resultados contradictorios han sido realizados bajo un criterio científico y están publicados en revistas prestigiosas. Sin embargo, en las ciencias sociales hay muchas variables y no es sencillo obtener conclusiones definitivas.
Muchas veces estamos examinando conductas que no pueden evaluarse de forma aislada. Las personas somos complejas y el origen de nuestro comportamiento también lo es.
Por lo tanto, la primera conclusión a la que debemos llegar es que la información respecto los videojuegos violentos es todavía muy dispar. Dado que los resultados son muchas veces contradictorios, lo más prudente es analizar los datos con precaución y no sacar conclusiones definitivas.
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Ante todo, la prudencia para decidir
Ante la duda sobre si los videojuegos violentos tienen la capacidad de volver más agresivas a determinadas personas, una buena opción sería aplicar el principio de prudencia. Es decir, actuar con cautela.
Como no sabemos cómo puede afectar este tipo de juegos a una persona en particular, estaremos siendo precavidos. Pongámonos en la situación de que tenemos hijos a los que les gustan. La decisión radicará en actuar de la forma más sensata posible.
No afectará igual que nuestros hijos pasen una hora al mes jugando a videojuegos violentos que si lo hacen cuatro horas cada día. Tampoco les alterará del mismo modo si están pasando por un período importante de estrés que si están viviendo un momento más equilibrado.
En conclusión, será lógico analizar a la persona que va a jugar a este tipo de videojuegos. Si aún así no sabemos qué decidir, ser prudentes puede ser la mejor opción la mayoría de las veces.
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