10 mitos sobre la gripe desmentidos por un médico
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
Los mitos que existen sobre la gripe surgen de una combinación de desinformación, malentendidos y creencias culturales. Hay quienes no la consideran una enfermedad severa, así como otros que desconfían de las vacunas.
La escasa educación en salud pública contribuye a la propagación de los mitos. Muchas personas no tienen acceso a información clara y precisa sobre las enfermedades y su prevención. Además, puede suceder que la cobertura mediática que se da a estos temas, en la época invernal, tergiverse algunos datos.
A continuación, mencionamos los mitos sobre la gripe más comunes y los desentrañamos con información científica y veraz. Te darás cuenta de que mucho de lo que se oye y lee, no tiene sentido.
1. Salir a la calle con el cabello mojado provoca gripe
La gripe es una enfermedad infecciosa causada por virus. En particular, por distintas versiones de los virus de la influenza.
La transmisión ocurre a través de gotitas respiratorias, cuando una persona infectada tose o estornuda. Por lo tanto, para contraerla, es necesario estar expuestos al agente viral y no solo a condiciones ambientales adversas o a circunstancias de humedad y frío.
Lo que sí sabemos es que la exposición al frío causa que los vasos sanguíneos en las vías respiratorias se contraigan. Ello podría disminuir momentáneamente la capacidad de respuesta del sistema inmunitario. Además, en épocas invernales, pasamos más tiempo dentro, en espacios cerrados, aumentando la probabilidad de contagiarnos unos con otros.
2. La vitamina C cura la gripe
En varios estudios científicos quedaron dudas sobre los beneficios de la administración regular de vitamina C en casos de gripe o resfrío común en la población. Por otro lado, tampoco puede considerarse un tratamiento de primera línea.
Dosis altas de vitamina C, en algunas investigaciones, mostraron que podrían reducir la duración de los días con síntomas de infecciones virales. No obstante, los efectos no fueron consistentes ni tampoco significaron una mejoría notable para los participantes. Y, claramente, no fueron curativos.
La vitamina C tiene un papel antioxidante en el cuerpo humano. Ayuda a reducir el daño asociado con la inflamación. Entonces, más que curar la gripe, podría prevenir la aparición de daños en los órganos a largo plazo, en personas que tienen carencias nutricionales.
3. La gripe es como el resfriado
Aunque compartan la época del año en el que ambas enfermedades son más frecuentes, eso no quiere decir que tengan los mismos efectos. La gripe es causada por los virus de la influenza, mientras que el resfrío común puede ser provocado por varias familias de virus, siendo los rinovirus los más habituales.
Los síntomas de la gripe son más severos y debilitantes. Provoca fiebre elevada, dolores musculares intensos, escalofríos y fatiga extrema, mientras que el resfrío se concentra en la congestión nasal, los estornudos y el dolor de garganta.
Las complicaciones difieren muchísimo. La gripe puede conducir a neumonía y requerir hospitalización, con serio peligro de muerte para los grupos vulnerables, como los adultos mayores. En contraste, las complicaciones del resfrío son muy raras.
4. La vacuna te puede dar gripe
La afirmación de que la vacuna contra influenza puede causar gripe es un mito peligroso. Conduce a que muchas personas eviten la inmunización y se priven de sus beneficios.
La vacuna contra la gripe inyectable contiene virus de influenza «muertos» o inactivados. No tienen ya la capacidad de infectar. En el caso de la más novedosa vacuna en atomizador nasal, se utilizan virus atenuados o debilitados, por lo que no habrá gripe en personas sanas, pero sí podrían aparecer síntomas leves, similares a los de un resfriado.
Una situación particular a considerar es que la protección se desarrolla entre una a dos semanas después de vacunarse. Por ende, si alguien se expone al virus antes de este período, puede contraer la enfermedad, pero esto no es resultado de la vacunación.
5. Necesitas tomar antibióticos si tienes gripe
La gripe es una enfermedad viral. Los antibióticos, por otro lado, son efectivos contra infecciones bacterianas. Por ende, los antibióticos no solo son ineficaces para tratar la gripe, sino que su uso inapropiado puede llevar a efectos secundarios indeseables. Además, contribuye a generar más resistencia bacteriana y volver más difícil el tratamiento de otras enfermedades en el futuro.
Sí existen medicamentos antivirales específicos, que un médico puede recetar para tratar la gripe, si considera que serían de ayuda. Se trata de algunos principios activos, como el oseltamivir y el zanamivir, que podrían reducir la duración y la severidad de los síntomas.
De todas maneras, se reservan para casos especiales y, para la mayoría, el tratamiento de elección siguen siendo las medidas de soporte y autocuidado. Las mismas se pueden acompañar de caldos y de infusiones para combatir la gripe.
6. Si ya tuve gripe, no necesito vacunarme
Los virus de la gripe son muy variables y mutan con frecuencia. Esto significa que, incluso si te recuperaste de una cepa específica del virus de influenza, puedes estar en riesgo de contraer otra cepa en los próximos meses.
Haber tenido gripe proporciona cierta inmunidad temporal, pero no duradera. Dicha protección disminuye con el paso del tiempo.
Las instituciones de salud pública, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), recomiendan la vacunación anual contra la gripe. Sobre todo, en grupos de riesgo.
7. Aunque te vacunes, te puede dar igual la gripe
La afirmación de que, aunque te vacunes, puedes contraer gripe, es parcialmente cierta. No es un mito completo, pero necesita algunas aclaraciones.
La efectividad de la vacuna varía según el año y las cepas del virus en circulación en cada zona geográfica. Esto significa que no hay una protección completa para toda la población, todo el tiempo. No obstante, sí se reduce el riesgo de padecer complicaciones graves.
Las personas vacunadas contra la gripe se pueden contagiar con influenza, pero es menos probable que sean hospitalizadas. Lo cual significa una gran ventaja para grupos de alto riesgo, como adultos mayores o pacientes con enfermedades crónicas.
8. La gripe estomacal es lo mismo que la gripe estacional
La gripe que afecta el aparato respiratorio y que ocurre por el virus de influenza se denomina «estacional». En el lenguaje popular, la gastroenteritis viral que cursa con diarrea, vómitos y calambres abdominales, suele nombrarse como «gripe estomacal».
Esta última se transmite a través del contacto con personas infectadas o mediante la ingesta de alimentos o agua contaminados. Por ende, se trata de cuadros clínicos muy diferentes y que no se abordan de la misma manera.
9. Solo los adultos mayores deben preocuparse por la gripe
Es muy común pensar que solo los mayores de 65 años deben tener cuidado especial con la gripe estacional. Sin embargo, son varios los grupos de riesgo que pueden sufrir complicaciones severas por la enfermedad, como los siguientes:
- Menores de 2 años.
- Embarazadas: En cualquier trimestre de su gestación. Por eso se indica la vacunación para ellas.
- Pacientes con enfermedades crónicas: Como asma, cardiopatías, diabetes, cáncer o trastornos neurológicos.
- Personas con sistemas inmunitarios debilitados: Por enfermedades, como el sida, o por tratamientos, como la quimioterapia.
10. Si me vacuno contra COVID-19, no necesito la vacuna contra la gripe
La vacuna contra COVID-19 y la vacuna contra la gripe están diseñadas para proteger contra virus diferentes. La primera protege contra el SARS-CoV-2, mientras que la segunda contra la influenza.
Las instituciones de salud internacionales recomiendan que las personas se vacunen anualmente contra la gripe, independientemente de su estado de vacunación contra la COVID-19. Esto se debe a que ambos virus pueden circular en simultáneo durante las temporadas invernales.
También se ha demostrado que es seguro administrarlas al mismo tiempo o en un corto intervalo. Esto significa que no es necesario esperar entre las dosis de una y otra.
Creer en los mitos sobre la gripe es riesgoso
Basar las decisiones sobre nuestra salud en información que no está verificada y sin consultar a profesionales médicos representa un riesgo. La gripe no es una enfermedad menor y sus complicaciones pueden ser severas.
Los mitos sobre este tema conducen a muchas personas a no vacunarse y también a subestimar síntomas, lo que puede retrasar la atención y enlentecer el inicio de un tratamiento acorde. Además, hay más contagios y mayor propagación de los virus porque no se respetan las medidas de prevención.
Antes de confiar en una afirmación sobre la gripe y sus vacunas que leíste u oíste por ahí, corrobora la información. Busca fuentes confiables y hazle a tu médico todas las preguntas que consideres necesarias.
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