4 aspectos que "no" te hacen ser una mala madre
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
¿Cómo ser una buena madre? Nos esforzamos cada día en hacer lo mejor por nuestros niños y cuidamos de su alimentación. Atendemos sus necesidades, jugamos con ellos, les enseñamos a andar, leer, cumplimos sus deseos y les abrazamos cuando sienten miedo.
Ahora bien… ¿Cómo saber si cada cosa que hacemos es la correcta? En la educación de los niños no debe buscarse en absoluto ser la madre o el padre perfecto.
En realidad se trata de algo mucho más sencillo. Debemos estar en cada paso de nuestro hijos ofreciendo apoyo, alentando su independencia y, por supuesto, su felicidad.
Otro aspecto que debemos tener muy claro es que educar no significa “ofrecer al niño todo lo que quiere”. Significa darle lo que en verdad necesita en cada momento.
Esto supone que en muchas ocasiones vamos a tener que decir “no”. Tenemos que poner límites, y actuar de una forma que puede que a tu niño no le guste. No obstante, no por ello vas a ser una mala madre.
Hablemos hoy sobre este interesante aspecto.
1. No hacerle caso durante una rabieta
Es posible que tu hijo haya llegado a esa edad en la que ha empezado a pedirte cosas. Quiere que le dejes tu móvil, ese postre después de cenar, ese juguete que le ha visto a un amigo. Y tú te has negado a ofrecérselo. Es entonces cuando el niño reacciona de modo desmedido, gritando y pataleando.
No serás una mala madre si optas por ignorarlo. Es lo mejor que puedes hacer. Si atiendes este tipo de comportamientos, los estás reforzando y les das pie a que esa actitud “sirva para algo”.
Las rabietas deben ignorarse porque carecen de utilidad alguna. Es un modo de chantaje infantil que no debes atender jamás.
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2. No ayudarlo en las tareas fáciles
Si el niño no aprende a resolver desde muy temprano tareas fáciles y que tienen que ver con sus objetivos diarios es posible que llegue a la edad adulta sin ser autónomo y sin ser responsable de sí mismo. Es un peligro que debemos aprender a corregir desde muy temprano.
Negarte a hacerle el nudo de los zapatos cada día o a resolver sus deberes del colegio no es ser mala madre. Así, los alentamos para que sean responsables.
Puede que al principio proteste y te diga “es que no me sale, es que no sé, es que lo hago mal”. No pasa nada, no importa si la cama la ha hecho mal o si se ha equivocado en sus deberes.
Lo fundamental es que mañana se esforzará más y lo hará mejor. Descubrirá que puede sentirse orgulloso de sí mismo al hacer las cosas sin ayuda.
3. No eres una mala madre si usas la palabra “no”
Los psicólogos infantiles nos indican que esa edad crítica en que los niños van a empezar a querer tomar sus propias decisiones e incluso a desafiarte, es a partir de los 8 años. En esta época adquieren ya unos conceptos básicos de lo que es la justicia, la moral y el respeto.
Por eso, debemos esforzarnos al máximo para guiarlos del modo más adecuado. Necesitan amor, apoyo y muchas directrices diarias.
Decir “no” más veces de las que desearíamos a nuestros niños no es ser mala madre. Es marcar límites, es enseñarles qué se puede hacer y qué no.
Si hoy le prohíbes jugar con el ordenador antes de hacer los deberes, procura que esa regla se cumpla todos los días. Si las reglas no son estables, y lo que hoy se prohíbe mañana se permite, los niños no sabrán a qué atenerse.
No tengas miedo en decirles que “no” cuando sea necesario. Eso sí, recuerda siempre explicarles el por qué de esa prohibición para que lo puedan entender.
“Hoy no puedes salir a jugar porque no has terminado tus deberes”. “No puedes salir por la noche porque eres pequeño”. “No puedes comerte ese postre porque te sienta mal y eres alérgico”.
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4. No eres una mala madre por no poder estar a cada momento con él
Esta es una de las mayores preocupaciones que tienen muchas madres. Seguro que a ti también te gustaría estar a cada instante con tu niño. Sin embargo, tu trabajo te quita muchas horas y debes hacer grandes esfuerzos por coincidir con sus horarios para recogerlo del colegio y comer con él cada día.
No te preocupes, no eres una mala madre por no estar a cada segundo con él. Lo que de verdad importa es que cada segundo que estés con tu hijo sean instantes de calidad. Trabaja en ellos la complicidad, el cuidado y el amor.
Cuando estés en casa con él, ofrécele prioridad absoluta. Atiende todas sus palabras, sus dudas, sus comentarios. Haz que cada segundo valga la pena.
Los niños deben entender que todos tenemos responsabilidades: tú trabajas y ellos tienen que ir al colegio. No es fácil estar 24 horas al día juntos, y tampoco es lo adecuado.
Los niños deben madurar y valerse también por sí mismos. Siempre sabrán que cada vez que nos necesiten, ahí estaremos de modo incondicional.
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