5 claves para dejar de ser orgulloso
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Dejar de ser orgulloso no es nada fácil para una persona que no está habituada a pedir perdón. Erróneamente, esta puede creer que hacerlo significa humillarse, postrarse a los pies del otro y perder su dignidad. Por eso, aunque disculparse pueda parecer una habilidad sencilla, en realidad es algo bastante complejo y difícil para toda esa gente que antepone su propia autopercepción a cualquier tipo de crítica negativa.
Si quieres dejar de ser orgulloso, hoy te daremos algunas claves que mejorarán tus relaciones y te permitirán sentirte mejor contigo mismo.
Claves para dejar de ser orgulloso
1. No has fracasado
Muchas veces, las personas que son orgullosas tienen una autoimagen muy idealizada. Es algo que les hace pensar que pedir perdón puede hacer que los demás crean que han fracasado. De esa manera, se niegan hacerlo porque consideran que dejarían de ser perfectos. Sin embargo, todos somos seres humanos, todos cometemos errores y nos equivocamos.
Para dejar de ser orgulloso hay que abrazar la imperfección, permitiéndote ser más flexible y cariñoso contigo mismo. No es necesario que te exijas tanto. Aquí todos somos perfectamente imperfectos.
2. Para dejar de ser orgulloso, sé más empático
En ocasiones, el orgullo puede hacer que te vuelvas menos empático, ya que pones un tupido velo que te aleja de la comprensión sobre lo que sienten los demás. No obstante, si apartas ese velo fruto del miedo a fracasar y a no ser perfecto, te darás cuenta de cómo las otras personas necesitan de tu perdón. Además, te verás a ti mismo en su lugar.
Cuando alguien se equivoca, agradecemos que lo reconozca y que se disculpe de manera sincera. Sienta muy bien. ¿Por qué no lo pruebas?
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3. Escribe tu disculpa en una hoja de papel
Quizás, al no estar acostumbrado, no sepas por dónde empezar para disculparte. Por eso, si te sientes más seguro, escribe tu disculpa. No tienes que estresarte demasiado. Verás que, si dejas que tu mano escriba, ella sola te guiará hacia las palabras correctas, sinceras y que tendrán el efecto deseado.
No es necesario que te extiendas demasiado, ya que un simple “lamento cómo te hablé, estaba enfadado con mi jefe y lo pagué contigo” es suficiente. Sin embargo, haber escrito y reflexionado sobre tu disculpa te permitirá familiarizarte con ella y sentirte más seguro en el momento de expresarla.
4. Libérate de la vergüenza
Muchas veces, aun habiendo realizado lo anterior, nos encontramos con una barrera que nos impide decir “lo siento” con libertad y sin que sintamos que vamos a sufrir haciéndolo.
La vergüenza es uno de los sentimientos más limitantes que te impiden realizar algo que quieres, pero ante lo que te bloqueas. Por lo tanto, para dejar de ser orgulloso, es necesario que reflexiones sobre ese sentimiento de vergüenza.
Averigua de dónde proviene y cómo combatirlo de manera satisfactoria.
5. Observa lo que sientes y tu manera de actuar
Para dejar de ser orgulloso, el último paso que tienes que dar es verte como si fueras testigo de una situación concreta en la que tu mejor amigo comete un error. Imagina que este te comenta que le da vergüenza pedir disculpas. ¿Qué le dirías? ¿verías el hecho de disculparse con alguien como algo imposible y humillante?
Cuando se adopta una nueva perspectiva, muchas cosas cambian. Así pues, observa lo que sientes y cómo actúas para darte cuenta de las creencias y motivos que te están impidiendo pedir perdón de verdad.
Quizás descubras que las limitaciones que te ponías eran fruto de unas experiencias negativas que ya han quedado atrás. Ahora es el momento de aprender.
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Disculparse es una muestra de madurez emocional
¿Eres una persona demasiado orgullosa y cabezota? Siendo consciente de esto y haciéndole frente a los temores que te abordan cada vez que tienes que disculparte o pedir perdón por algo, conseguirás salir de este bucle lleno de inseguridad.
Todos, en algún momento, hemos sido orgullosos. No obstante, la clave está en saber admitir los fallos y brindarle a los demás las disculpas que se merecen.
Ponte en su lugar, recuerda alguna vez en la que alguien te haya pedido disculpas y hazlo tú sin más. Verás lo bien que te sientes y lo mucho que aprendes.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.