8 tips a la hora de negociar con tus hijos

En la medida en que tus hijos van creciendo y empiezan a experimentar con su autonomía, la negociación es el mejor camino para garantizar el equilibrio entre el respeto familiar y la creciente independencia.
8 tips a la hora de negociar con tus hijos

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 09 julio, 2023

La negociación es la mejor forma de encontrar una solución pacífica a un conflicto. Negociar con tus hijos es una práctica saludable que los ayuda a lograr los acuerdos que necesitan para sentirse a gusto y estrechar sus vínculos familiares sobre la base del respeto.

Por supuesto, no es lo mismo negociar con un niño de 5 años que hacerlo con un adolescente. A medida que tus hijos crecen y quieren ser más independientes, el arte de la negociación adquiere ribetes más complejos.

Negociar con tus hijos: una herramienta efectiva

Negociar significa llegar a acuerdos, teniendo como base las normas familiares y los intereses particulares de los hijos, que indudablemente cambian según van creciendo.

Para negociar con tus hijos pequeños seguramente tendrás un mayor control de las exigencias que necesitas que tus niños cumplan. Cuando ya son adolescentes, la negociación implicará ceder posiciones, sin que nadie, ni los hijos ni los padres, se sienta vencedor ni vencido.

Negociar mientras son niños

Los niños desobedientes son difíciles.

A pesar de que las temidas rabietas de los 2 a los 5 años nos ponen a prueba, son una situación de la que podemos salir airosos en el proceso de ayudar a nuestros hijos a gestionar sus emociones. Los tres primeros tips están inspirados en la propuesta que la psicóloga Rosa Jové expone en su libro La crianza feliz.

En la medida en que los niños crecen y adquieren más destrezas en el control de sus emociones, los tres pasos definidos por Jové seguirán siendo útiles. Estos permiten que haya un equilibrio entre la firmeza de los padres al proponer sus exigencias y la sensibilidad y el interés que deben tener hacia la postura del niño.

1. Comprende sus sentimientos

Independientemente de si el niño tiene 3 años o 10, cuando empatizas con las necesidades de tu hijo logras una mejor comunicación y es posible congeniar mejor tus exigencias y sus demandas.

Si un niño está molesto porque no quiere hacer sus deberes, pregúntale si está cansado, cómo le fue ese día en la escuela… Así podrás reconocer en qué estado se encuentra y podrás empatizar con los sentimientos que lo embargan.

2. Educa y explica qué esperas

Enséñale a tu hijo cuál es la importancia de lo que le pides o exiges y cuáles son las razones que te motivan. De esta manera educas a tus niños, le enseñas el valor de las normas y la importancia de cumplir con lo que les corresponde.

Siguiendo con el ejemplo anterior, educa a tu hijo sobre la importancia de cumplir con sus deberes escolares. Enséñale cuáles son sus responsabilidades y explica las razones por las cuáles es mejor cumplir con las tareas a tiempo, antes de dejarlo para el último minuto.

3. Déjalo elegir su propia opción o solución

Criar con afecto y respeto implica negociar con los hijos. Los padres que, después haber sido afectuosos y empáticos, explican sus razones y ejercen un control moderado en las opciones que ofrecen a sus niños, seguramente lograrán mucho más del pequeño. Al mismo tiempo, alimentan su independencia y cultivan el respeto.

Para cerrar el ejemplo precedente: ofrécele dos alternativas a tu hijo, o haces las tareas de una vez para luego poder salir a jugar, o toma un descanso de media hora y luego cumple con sus deberes escolares.

Negociar cuando llegan a la adolescencia

Cuando llega la adolescencia por supuesto que la negociación cambia. Tus hijos comienzan a hacer uso de su autonomía y, evidentemente, habrá choques con las normas y las responsabilidades de la familia.

Negociar con tus hijos adolescentes es más exigente. Implicará una reformulación o combinación de los tres pasos precedentes, en función de los 4 tips que te ofrecemos.

4. Escucha sus razones

Aunque no estés de acuerdo con sus planteamientos, debes darle la oportunidad de expresar sus ideas. Evita interrumpirlo aunque te disguste lo que oyes. Por supuesto, también debes evitar juzgarlo, y menos aún sermonearlo: no es el momento. Es tu turno de escuchar.

Para abrir los canales de comunicación tienes que animarlo a que dé sus explicaciones y darle el tiempo que necesita para desarrollar sus planteamientos.



5. Explica tus ideas sin asumir posiciones de superioridad

Olvídate de frases como “cuando yo tenía tu edad…” o “lo que tienes que hacer es…”. Para negociar con tus hijos tienes que estar a un nivel simétrico para poder facilitar el diálogo. Concilia con frases como “¿qué es lo que te preocupa?” o “me gustaría oír tu opinión sobre…”.

Después de oír las razones de tu hijo, explica las tuyas, sin perder la calma ni imponer tu posición. No es necesario que negociéis sentados uno frente al otro; darse libertad de movimiento puede facilitar el intercambio.

6. Cuida el ambiente y el tiempo de la negociación

Para negociar con tus hijos hay que tener el ambiente y el estado de ánimo propicio para el diálogo. Procura estar descansado para la negociación; si vienes de un día tenso en el trabajo puedes convertir la negociación en una guerra y con eso no se logrará ningún acuerdo.

Lo ideal es que puedas conversar a solas con tu hijo, sin la presencia de hermanos o incluso de tu pareja. Tu hijo se sentirá más cómodo si negocia con uno de sus padres que con los dos, ya que estaría en desventaja. Tómate el tiempo que necesites y evita interrupciones (apagad los celulares).

7. Recuerda que tú eres el adulto

Recuerda, aunque mantengas una buena relación con tus hijos, tú siempre serás el adulto.
Recuerda, aunque mantengas una buena relación con tus hijos, tú siempre serás el adulto.

Nunca faltes el respeto a tu hijo, incluso aunque él lo haya hecho contigo. Sé modelo de conducta. Si la negociación se está tornando muy agria es mejor parar la conversación y posponerla para el día siguiente.

No tiene sentido intentar el diálogo si los ánimos están caldeados. Cuida tu vocabulario y tu tono de voz, ya que son dos herramientas claves para ayudarte a mantener el control de la situación. La negociación la conduces tú; eres quien da el primer paso, precisamente porque eres el adulto.

8. Llegad a acuerdos y respetadlos

El respeto a los acuerdos que se logren marcará el éxito de la negociación. Los acuerdos tienen que ser satisfactorios para los dos. También debéis establecer cuáles son las consecuencias de romper los acuerdos.

Anima a tu hijo a proponer los acuerdos, que no solo aporte soluciones sino que también establezca por sí mismo en qué va a ceder para atender a tus explicaciones. De igual forma, tú también cederás, para lograr el acuerdo que satisfaga a ambos.

Reflexión final

Es importante que al negociar ambas partes se comprometan a cumplir con los acuerdos alcanzados. Si tu hijo no cumple con su parte, no puedes ser flexible en la aplicación de las consecuencias acordadas. Si tú incumples con lo acordado, perderás el respeto de tu hijo.

En los casos en que la negociación esté trancada (el adolescente tiene una actitud desafiante que puede lograr que pierdas el autocontrol), pide a tu pareja que participe como mediador. Si esto no es suficiente y la intensidad del debate se acalora, quizás sea necesaria la mediación de otro familiar, de un profesor o de un profesional de la psicología.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.