10 actividades para trabajar las emociones de los niños

¿Quieres profundizar en las emociones de tus hijos de forma divertida? Te explicamos algunos juegos apropiados para varias edades.
10 actividades para trabajar las emociones de los niños
Montse Armero

Escrito y verificado por la psicóloga Montse Armero.

Última actualización: 31 enero, 2023

Las emociones de los niños se tienen más en cuenta en la época actual que en antaño. Por supuesto que en otros momentos históricos se consideraban todas las dimensiones de la infancia, incluida la emocional. Sin embargo, ha sido en las últimas décadas en las que se le ha dado más importancia a este tema.

De este modo, desde los ámbitos educativos, pedagógicos y psicológicos se considera muy importante la gestión apropiada de las emociones para un buen desarrollo infanto-juvenil. Esto se debe a que una buena regulación emocional en la infancia incide de forma positiva en la resolución de conflictos a esa edad y al ser adultos.

Ahora bien, ¿pueden los más pequeños realmente aprender a gestionar sus propias emociones? ¿A partir de qué edad? En el siguiente espacio resolvemos estos interrogantes y detallamos algunas actividades que ayudan a su trabajo. 

¿Cómo se pueden trabajar las emociones de los niños?

Se dice que los niños son como «esponjas» puesto que tienen una extraordinaria capacidad de aprender. Sin embargo, es necesario encontrar la manera correcta de acercar el conocimiento a su nivel.

Dicho esto, si queremos trabajar las emociones en esta etapa, de entrada no podremos realizarlo con conceptos muy abstractos. Si lo hacemos de ese modo, es probable que no entiendan nada de lo que queremos que aprendan.

Por el contrario, si simplificamos las ideas, utilizamos su propio lenguaje y sus medios favoritos de aprendizaje, fácilmente se familiarizarán con los nuevos conceptos y los integrarán a sus conocimientos.



10 actividades para trabajar las emociones de los niños

Tal y como lo apunta un artículo divulgado en National Association for the Education of Young Children , las emociones impactan la atención, la memoria y el aprendizaje. Además, son determinantes para construir relaciones sociales y para el bienestar general.

Dicho esto, promover el desarrollo de la inteligencia emocional desde la infancia repercute en muchos ámbitos de la vida adulta. Por tal razón, compartimos 10 actividades que ayudan a trabajar las emociones de los niños. ¡Ponlas en práctica!

1. Diccionario de emociones

Para que los niños puedan familiarizarse con sus emociones, un buen ejercicio es que entiendan exactamente lo que significa cada una de ellas. Puede realizarse a partir de los dos años y adaptarse a cualquier edad.

La actividad consiste en seleccionar fotografías de personas expresando una emoción determinada. Una vez las tengamos, las recortaremos y las pegaremos en una libreta. Junto a ellas escribiremos el nombre de la emoción.

En función de la edad del niño, podremos reflexionar sobre la emoción o que el propio niño escriba sobre ella. Si son niños muy pequeños, utilizaremos solo emociones básicas como la alegría, la tristeza o el enfado. Si en cambio son más mayores, podremos seleccionar emociones más complejas.

2. Libreta de las emociones

En muchas ocasiones los niños no saben cómo canalizar sus emociones cuando las están sintiendo, sobre todo si estas son desagradables. Una buena forma de canalizarlas es a través del dibujo.

El niño dispondrá de una libreta en la que pueda dibujar sus emociones cada vez que lo necesite. Así, podrá hacer garabatos o dibujos más detallados en función del momento y de la emoción.

Sería interesante poder acompañarlo en el proceso y reflexionar sobre su dibujo. Si el niño está disgustado y no le apetece hablar, es mejor posponerlo para cuando esté más calmado.

3. Diario de las emociones

Las emociones de los niños pueden descubrirse
Tener un diario sobre emociones puede fomentar la lectura y la escritura, ambos muy positivos para su crecimiento.

Cuando los niños ya dominan la escritura, un buen hábito es que cada día escriban las emociones que más les hayan afectado. Para facilitar la adherencia a la actividad, los primeros días podemos hacerlo junto a ellos en forma de reflexión.

Una vez hayan entendido la dinámica, podrán hacerlo solos de la manera que les resulte más atractiva; como un diario, añadiendo también algunos dibujos, seleccionando las emociones más destacadas del día o enumerando las razones por las que se sienten agradecidos ese día.

4. Rincón de la calma

Otro buen recurso para que los niños puedan manejar mejor sus emociones es que en casa dispongamos de un espacio que ellos asocien a la tranquilidad. Cuando por algún motivo se sientan desbordados por sus emociones, podrán ir allí y relajarse.

Para que sea más efectivo, podemos decorar el espacio junto a ellos y decidir conjuntamente qué elementos y qué colores les ayudan a estar más relajados. Si además nosotros como adultos también utilizamos ese espacio para tranquilizarnos, los niños asociarán con más facilidad ese rincón con manejar sus emociones.

5. Leer cuentos

Hoy en día hay una gran cantidad de cuentos infantiles destinados a trabajar las emociones de los niños. Sus argumentos facilitan la introspección y les ayuda a conocerse mejor a sí mismos.

Aun así, cualquier cuento que tengamos en casa puede ser una buena herramienta para trabajar las emociones. Lo único que tenemos que hacer es reflexionar sobre los personajes.

Podemos realizar preguntas tipo:

  • ¿Cómo crees que se siente el protagonista?
  • ¿Por qué crees que se siente así?
  • ¿Qué harías tú en su lugar?
  • ¿Qué podría hacer para sentirse mejor?

6. Combinar música y expresión artística

Una buena actividad para que los niños aprendan a canalizar sus emociones es hacerlo a través de la música. Para ello, seleccionaremos diferentes piezas musicales; unas más tranquilas, otras más enérgicas, otras alegres, graciosas o melancólicas.

Las reproduciremos y facilitaremos que el niño exprese lo que siente a través de la danza, de la pintura, del dibujo o de la mímica. Lo importante es que conecte con las emociones que la música le genera y que encuentre una vía para canalizarlas.

7. Frasco de las buenas noticias

Para esta actividad podemos utilizar un recipiente de cristal o una caja decorada. Además necesitaremos tener justo al lado hojas pequeñas, un lápiz y colores.

Lo que fomentaremos es que el niño pueda dibujar o escribir en los papeles todo lo bueno que le vaya sucediendo. Lo guardaremos en el recipiente y de vez en cuando iremos leyendo las buenas noticias. Será bastante útil si el niño está teniendo un mal día.

8. Mímica de las emociones

Esta sencilla actividad para realizar en grupo consiste en apuntar diferentes emociones en papeles o tarjetas diferentes. Luego, uno de los niños deberá seleccionar una sin que los demás la vean y, a través de la mímica, representar lo que significa.

Los demás niños deberán adivinar qué emoción está describiendo a través de los gestos. El niño que la adivine será el siguiente en salir a hacer mímica.

9. Teatro de las emociones

Esta es una buena actividad para trabajar en grupo. Cada niño elegirá un personaje —sea él mismo, a través de guiñoles u otros juguetes— y representará una emoción determinada de la historia que quieran representar.

10. Termómetro de las emociones

Dibujaremos junto al niño dos termómetros en una cartulina. Justo al lado también pintaremos unas caras que expresen emociones. Junto al primer termómetro, las emociones más incómodas. Desde la apatía y la tristeza en la temperatura más baja, a los nervios, la ira y la rabia en la temperatura más alta.

Junto al segundo termómetro dibujaremos las emociones más positivas. En la temperatura más baja las más relajadas, como la tranquilidad, la serenidad o el estar contento, a las más activas en las temperaturas altas, tipo felicidad, entusiasmo o alegría.

Beneficios generales del trabajo con las emociones de los niños

Los beneficios que aporta a los niños el conocimiento profundo de sus emociones afecta diversos ámbitos. Así, no solo les ayuda a nivel individual, sino en la relación con sus compañeros de clase, con sus amigos o con sus familias. Para ser más precisos, algunos beneficios son los siguientes:
  • Profundizar en su autoconocimiento.
  • Tener un mayor autocontrol.
  • Aceptar mejor sus emociones, sean cómodas o incómodas.
  • Sentir más confianza en sí mismos.
  • Aumentar su autoestima.
  • Incrementar su capacidad de adaptación.
  • Ser más proactivos y responsables de lo que les sucede.
  • Mejorar sus habilidades sociales.
  • Desarrollar su capacidad empática.
  • Construir relaciones más sanas con otras personas.
  • Gestionar de manera más adecuada los conflictos con otros niños.
  • Trabajar mejor en equipo.
  • Tener una mejor convivencia en casa.
  • Mejorar su rendimiento académico.


Recomendaciones finales para trabajar las emociones de los niños

Las emociones de los niños son importantes
Es importante mantener la comunicación entre padres e hijos de manera constante para facilitar la expresión de emociones.

Podemos inferir que desarrollar la inteligencia emocional a través de actividades lúdicas proporciona buenas herramientas psicológicas tanto a corto como a largo plazo. No obstante, como adultos debemos respetar el ritmo de aprendizaje de los niños. Es decir, no podemos forzar un aprendizaje por muy valioso que sea.

La flexibilidad en la educación es indispensable, y los más pequeños no siempre están dispuestos a aprender lo que les queremos mostrar. Por ello, la mejor forma de enseñar a gestionar las emociones es a través del ejemplo.

Si nosotros mismos desarrollamos una buena inteligencia emocional, les enseñaremos de manera natural en el día a día. A través de nuestro lenguaje no verbal, de nuestras conversaciones, de nuestros actos y también de nuestros errores podrán aprender tanto o más que con cualquier juego.

Por lo tanto, la adquisición de recursos emocionales no es solo cosa de niños. Mientras más apostemos por nuestra propia inteligencia emocional, mayores serán los recursos y estrategias que podamos transmitir a nuestros pequeños.


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