Amor platónico: conoce todo sobre este concepto
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
Todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos enamorado locamente de alguien imposible, pero a la vez perfecto. Lo que se denomina amor platónico.
El amor platónico es ese que resulta inalcanzable e idealizado.
Puede ser esa persona que nos hace sentir una emoción encantadora y especial, pero que, a pesar de no tener defectos, nunca será para nosotros.
Se refiere al amor que, por diversas circunstancias, no puede materializarse y genera un sentimiento puro e idealista.
Generalmente, ni siquiera existe un interés de acercamiento físico.
Una vez instalado allí en la fantasía da muchas más satisfacciones que un amor real.
Origen de la expresión “amor platónico”
El amor siempre ha servido de inspiración a poetas, escritores, pensadores y filósofos.
El término “amor platónico” deriva del nombre de Platón, uno de los filósofos más importantes de la Antigua Grecia, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles.
Según Platón, el amor real es la motivación que nos lleva a conocer la belleza de otra persona, más allá de lo físico y apuntando a lo eterno, inteligible y perfecto.
Es fácil advertir que lo que entendemos hoy por amor platónico es muy diferente a las ideas del propio Platón.
Su concepto ha cambiado a lo largo del tiempo.
Mientras que en nuestra concepción el sentimiento se basa en un ideal y en la fantasía, el amor al que hacía referencia Platón exigía conocer a la otra persona en profundidad.
La denominación “amor platónico” fue utilizada por primera vez por el filósofo florentino neoplatónico Marsilio Ficino en el siglo XV.
Lo hizo para referirse a un amor centrado en la belleza del carácter y en la inteligencia de una persona.
La expresión cambió de concepto en 1636 con la obra de Sir William Davenant de 1636, The platonic lovers (los amantes platónicos).
Ahí el poeta inglés se refiere al amor como la raíz de todas las virtudes y de la verdad.
Como te explicamos, en la actualidad se utiliza para definir un amor perfecto, pero imposible.
Por lo tanto, nada tiene que ver con el significado que se le daba en el pasado. Sin embargo, ahora sabes el verdadero origen del término.
Características del amor platónico
Habitualmente el amor platónico se utiliza para referirnos a un afecto imposible de materializar por distintos motivos.
Además, existen una serie de características que definen, determinan y sostienen este tipo de sentimientos y a continuación las mencionamos:
- Es irrealizable e inalcanzable, no se llega a materializar.
- No suele aparecer el elemento sexual. En el caso que aparezca, se da de manera imaginativa y no física.
- La ilusión es la base de este tipo de amor.
- Concede más importancia a lo espiritual, emocional e intelectual que a lo físico o sensual.
- No es correspondido.
- Se encuentra fuera del tiempo: no envejece.
El amor platónico se entiende, entonces, como un afecto a distancia, basado en la fantasía, donde el objeto de atención es perfecto.
Como no puede concretarse, sigue vigente a partir de la imaginación del enamorado.
Si dicho amor llegara a edificarse o a desarrollarse de otra forma dejaría de ser considerado como platónico.
Puedes ampliar conocimientos con: La influencia del amor en el cerebro
¿Bueno o malo?
La psicología tiende a situar el origen de los amores platónicos en posibles condiciones de la personalidad como la introversión, la inseguridad y la inhibición emocional.
No obstante, este sentimiento solo suele ser malo y hacer daño cuando se convierte en una obsesión.
Aunque la frustración que genera por la falta de consumación, puede derivar en emociones negativas como la obsesión y la tristeza.
El amor platónico también es causal de emociones positivas como la esperanza y la ilusión.
Así como el amor real, la atracción por alguien que nunca estará a nuestro lado genera liberación de dopamina, hormona encargada del bienestar.
Se considera que tiene la función de prepararnos a aprender a sentir y a expresar afecto, así como a reconocer el amor verdadero.
En conclusión, el amor platónico puede considerarse bueno o malo solo dependiendo de las circunstancias que lo rodeen.
Siempre y cuando esté controlado, y no se convierta en una obsesión que te impida enamorarte en la vida real, no te preocupes si llenas tus noches de fantasía con tu estrella de cine favorita.
Finalmente, toca despedirse con una reflexión: ¿qué nos atrae más; esa persona en sí, o el ideal de estar con esa persona?
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- Le Brun, J. (2004). El amor puro de Platón a Lacan. El cuenco de plata.
- Savater, F. (1988). Ética como amor propio (Vol. 24). Madrid: Mondadori.
- Velásquez, Ó. (2002). Platón: El Banquete o siete discursos sobre el amor. Editorial Universitaria.
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