Ansiolíticos
Revisado y aprobado por la fisioterapeuta Sofía Quintana Alonso
La ansiedad es una reacción natural de los seres humanos ante alguna amenaza física o psicológica. El problema surge cuando esta reacción es exagerada o poco acorde con el estímulo que la desencadena. En estos casos la ansiedad se convierte en un estado patológico para el que los fármacos ansiolíticos pueden ser de ayuda.
Si los síntomas de ansiedad interfieren con la vida cotidiana de la persona que los sufre, consideramos que padece ansiedad patológica.
La ansiedad es un trastorno mental que aumenta cada día en el mundo. El número de personas con depresión o ansiedad ha pasado de 416 a 615 millones entre 1990 y 2013.
Para comprender por qué unos fármacos se recomiendan más que otros, es importante diferenciar entre dos tipos principales de ansiedad patológica:
- Trastornos que implican miedo, como ataques de pánico, ansiedad social y fobias.
- Trastornos que conllevan una sensación de ansiedad general sin ningún motivo u origen claro.
Tratamiento de la ansiedad
Los fármacos ansiolíticos son aquellos que alivian o suprimen la ansiedad sin producir sedación o sueño. Al mismo tiempo, tienen el inconveniente de que pueden producir efectos adversos, como amnesia, tolerancia o dependencia.
En la mayoría de los casos es necesario combinarlos con terapia psicológica, e incluso con otros fármacos.
Los ansiolíticos más utilizados son:
Benzodiazepinas
La primera benzodiazepina se sintetizó en 1961. Estos ansiolíticos actúan uniéndose a los receptores de un neurotransmisor llamado GABA. El GABA inhibe el sistema nervioso central, y los ansiolíticos potencian esa inhibición, proporcionando a quien los toma un efecto sedante, antiepiléptico y relajante muscular.
Las benzodiazepinas se utilizan con frecuencia para tratar la ansiedad aguda. También se emplean para combatir los ataques de pánico en combinación con algunos antidepresivos.
Clasificamos las benzodiazepinas en 3 categorías, en función del tiempo que tardan en hacer efecto:
- Benzodiazepinas de acción corta: midazolam, triazolam.
- De acción intermedia: alprazolam, bromazepam, lorazepam, lormetazepam…
- De acción larga: clobazam, clorazepato, diazepam, clordiazepóxido…
Las benzodiazepinas se absorben bien por vía oral, pero tienen la desventaja de que interaccionan con otros psicofármacos, alcohol, opiáceos y con algunos antihistamínicos. Además, pueden provocar efectos secundarios como:
- Somnolencia.
- Confusión.
- Amnesia.
- Deterioro de la coordinación.
Es importante destacar que todas las benzodiazepinas generan tolerancia. Es decir, que necesitamos tomar una dosis cada vez mayor para obtener el mismo efecto. También crean dependencia, por lo que al dejar el tratamiento es recomendable disminuir poco a poco la dosis.
Aunque la sobredosis de benzodiazepinas es menos peligrosa que la de otros ansiolíticos, puede desembocar en una depresión respiratoria grave.
Buspirona
La buspirona es un tipo de ansiolítico agonista de los receptores de serotonina 5-HT1a. Sirve para tratar el trastorno de ansiedad generalizada, pero no las fobias o la ansiedad social. No tiene acción sedante, antiepiléptica ni relajante muscular. Además, tiene la ventaja de presentar pocas interacciones con otros medicamentos. Los efectos adversos más frecuentes de la buspirona son náuseas, mareos, dolor de cabeza e inquietud.
Antidepresivos utilizados como ansiolíticos
Algunos antidepresivos parecen ser eficaces para tratar trastornos de ansiedad generalizada, ansiedad social y fobias. Los más utilizados para estos casos son dos:
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como la fluoxetina o la sertralina.
- Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina, como la venlafaxina o la duloxetina.
Antiepilépticos
Ciertos antiepilépticos, como la gabapentina, la pregabalina, el valproato y el levetiracetam, también parecen ser eficaces en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada.
Antipsicóticos atípicos
En ocasiones excepcionales se prescriben antipsicóticos atípicos para tratar algunas formas de ansiedad, como el estrés postraumático. Los antipsicóticos atípicos más comunes son la olanzapina, la risperidona, la quetiapina y la ziprasidona.
Antagonistas β-adrenérgicos
El propranolol se usa a menudo como ansiolítico en el tratamiento de ciertas formas de ansiedad. Parece ser útil para combatir síntomas físicos como la sudoración, el temblor y la taquicardia.
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